- La dificultad para acceder al agua, a frutas y verduras frescas inciden en la aparición de la enfermedad
- Una ley andaluza aporta medidas para romper estas barreras
Niños en un comedor |
La obesidad y el sobrepeso en la infancia afecta al 32,3% de los escolares. El 8,4% sufre obesidad y el 23,9%, exceso de peso. Aunque las cifras han descendido hasta siete puntos en el periodo 2010-2016, los kilos de más en la primera etapa de la vida constituyen un problema de salud de primer orden. Según la última Encuesta Andaluza de Salud (año 2016), 3 de cada 10 niños de 2 a 15 años tienen exceso de peso y 5 de cada 10 adultos también tienen exceso de peso.
Para la población adulta, entre 2003 y 2016, el sobrepeso, en conjunto, ha ido aumentando pasando del 30,51% al 36,96%, si bien, entre 2001 y 2016 ya hay una disminución de casi 3 puntos porcentuales. La obesidad -que es la forma más acusada del exceso de peso- ha pasado del 13,51 en 2003 al 16,64 en 2016.
Entre la población infantojuvenil, desde 1999 hasta 2016 el sobrepeso ha aumentado en 4 puntos aunque se observa una estabilización entre 2011 (18,8%) y 2016 (17,9%). La prevalencia de obesidad infantil declarada ha disminuido en Andalucía en 2 puntos porcentuales del 13.9% en 2011 al 11,9% en 2016. La obesidad ha aumentado en todos los grupos de edad.
Hay estudios que vinculan el nivel adquisitivo de las familias con la obesidad y el sobrepeso de los niños: los pequeños que viven en entornos con ingresos inferiores sufren más problemas de peso. La dificultad en el acceso a los productos de calidad (frutas y verduras frescas), el abandono de la dieta mediterránea; la presión publicitaria y las dificultades de acceso a información veraz; los horarios laborales que impiden acompañar a los hijos en tiempos de ocio al aire libre; la ausencia de espacios verdes seguros y la falta de parques infantiles inciden en la gran epidemia del siglo XXI.
La obesidad infantil coloca a los pequeños en situación de riesgo de sufrir enfermedades crónicas: diabetes, problemas cardiovasculares, tumores malignos y problemas de autoestima. "La obesidad es la enfermedad metabólica más prevalente y grave. Puede provocar la muerte debido a las severas comorbilidades: problemas respiratorios, circulatorios, alteraciones del hígado, diabetes y problemas psicológicos", asevera el doctor Pedro Pablo García Luna, presidente de la Sociedad Andaluza de Endocrinología.
Los kilos de más empobrecen y restan oportunidades, laborales y vitales. La obesidad y el sobrepeso alimentan la espiral de pobreza en las zonas más desfavorecidas. El entorno obesogénico, que define a la sociedad actual, invita a consumir productos excesivamente calóricos y al sedentarismo, a la vez que mira a la persona obesa con estigma. "Los problemas de estigmatización son tan graves como los ocasionados por razones raciales, según se está viendo en distintos estudios", lamenta la pediatra Begoña Gil, directora del Plan Andaluz de Obesidad Infantil.
Para hacer frente a esta realidad que condena a los niños, la Junta de Andalucía ha impulsado una ambiciosa ley, que entrará en tramitación parlamentaria este mes de febrero. La batería de medidas de la Ley para la Promoción de la Vida Saludable y una Alimentación Equilibrada está orientada a facilitar el acceso al agua y a productos de calidad; además de favorecer la actividad física.
Dibujo de Rosell |
La normativa prevé cinco horas semanales de ejercicio físico en los colegios; eliminar productos con más de 200 calorías o con alto contenido de grasas saturadas en centros docentes; favorecer el acceso al agua a los escolares; que los bares y restaurantes faciliten agua gratuitamente; instar a las empresas con más de 50 trabajadores a instalar bicicleteros, y a la creación de espacios que faciliten la lactancia materna, entre otras medidas. "La ley pretende mejorar la salud de los andaluces, que están en peor situación que la media española en obesidad", explica la pediatra Begoña Gil, al incidir en que "los problemas que desencadena la obesidad (enfermedades metabólicas, hepáticas, cardiovasculares y oncológicas) suponen un elevado coste y representan una amenaza para el sistema sanitario".
La ley de obesidad andaluza, que es pionera en el ámbito estatal, aspira a cubrir todas las etapas de la vida y comienza en la gestación. "Cuatro de cada diez embarazadas andaluzas presentan problemas de exceso de peso en la primera visita de control, en la semana 12", advierte Begoña Gil, al destacar que este "problema desencadena mayor probabilidad de cesárea, dificultad para monitorizar al bebé y de cicatrización, riesgo de malformaciones y prematuridad", entre otros.
La iniciativa legislativa dedica especial atención a los entornos docentes: incorpora cinco horas semanales de actividad física y una programación de actividades extraescolares que requieran ejercicio físico. Favorecer el consumo de agua es clave para hacer frente al entorno obesogénico en el que resulta más fácil acceder a una bebida azucarada que al agua. Hoy los andaluces consumen diez litros más que la media estatal de bebidas azucaradas, por año y persona. "El programa de consumo de agua es muy importante. La ley establece que el acceso esté garantizado en los centros escolares mediante fuentes adaptadas al niño", asevera Gil. Junto a los centros docentes, las áreas de ocio orientadas a niños y jóvenes, donde estén presentes máquinas expendedoras, tienen que ofrecer agua refrigerada gratuita, bien en la misma máquina o en una fuente de calidad a pocos pasos. "Se trata de conseguir que los andaluces cuenten con la opción más saludable", asevera la responsable.
Otra medida en el ámbito docente está orientada a la Educación: "Queremos potenciar la red de huertos escolares, de modo que los niños experimenten cómo crece un tomate o una fresa. Es Educación para la Salud, eminentemente práctica, más allá de las explicaciones en clase", añade la experta. En la misma línea, el proyecto de ley aspira a eliminar la publicidad en los entornos docentes que incitan a los menores a consumir alimentos o bebidas azucaradas o con alto contenido en grasas saturadas.
En las etapas iniciales, en las aulas de cero a tres años, la ley prevé medidas que garanticen la ausencia de disruptores endocrinos en los alimentos, una contaminación que se genera especialmente a partir de utensilios de plástico que favorece la obesidad. "Los disruptores endocrinos son sustancias que afectan a las hormonas, y que están presentes en productos químicos como cremas y plásticos. Estas sustancias están relacionadas con el aumento de la obesidad. Los niños más pequeños son más vulnerables a estas sustancias. La ley insta a mantener normas de conservación y preparación de los alimentos, como no usar plásticos, en las escuelas de 0 a 3 años", asevera la responsable del Plan Andaluz de Obesidad Infantil. La doctora Gil expone un ejemplo: "Al calentar un plato de plástico, estas sustancias (disruptores endocrinos) pasan a los alimentos".
Otra de las novedades que incorpora el borrador legislativo, en su artículo 38, se refiere a la creación de un Sistema de Información de Calidad Nutricional de los alimentos en Andalucía (Sicna), un instrumento ideado para facilitar a la población una estimación sencilla de la calidad nutricional de los productos en el mercado. "Este sistema será, en principio, una aplicación (una app) de modo que ante varios productos, por ejemplo entre varios tipos de yogur, el consumidor pueda comprobar cuál es el de mayor calidad", asevera la doctora Gil.
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