Bajo una apariencia modesta y una extraordinaria sencillez en el trato se esconde una gran experta en paisaje, reconocida nacional e internacionalmente. El gran macizo de Sierra Nevada es uno de los elementos centrales de su trayectoria profesional y un 'campamento base' de sus investigaciones y de sus numerosas publicaciones científicas.
-Empecemos por precisar el concepto: ¿qué entendemos en la actualidad por paisaje?
-El paisaje es la expresión formal, en un territorio concreto, del modelo de organización que adoptan los hechos naturales y humanos en su profunda interrelación. Una realidad mixta y compleja que se manifiesta de forma sensible a través de un conjunto de formas, colores, y texturas, configurando un mosaico perceptible a través de la mirada.
-Entonces paisaje ¿es 'lo que vemos'?
-Asociamos intuitivamente la idea de paisaje a la fracción visible o imagen del territorio, a la escena que abarcamos en un golpe de vista. Pero más allá de la imagen misma, el mecanismo de la percepción, individual o colectiva, nos permite hacer una interpretación o representación del paisaje, a partir de la cual otorgamos significados y valores. De este modo el paisaje además de relieve, vegetación, fauna y todo lo construido o moldeado por el hombre, es también la imagen cultural que tenemos del mismo y que forma parte del imaginario colectivo de los lugares.
-¿Qué papel tienen las personas en la conformación del paisaje?
-Constituyen un elemento clave en la conformación de los paisajes en la medida en que estos se colocan en el plano de confluencia entre los hechos físicos y la acción humana. En concreto los paisajes mediterráneos, son frecuentemente reivindicados como paisajes culturales arquetípicos, en tanto que son producto del manejo secular por parte del hombre de unos sistemas naturales fuertemente condicionados por las peculiaridades del clima regional.
-¿Sierra Nevada tiene un paisaje o es una colección de paisajes?
-Resulta más adecuado hablar de paisajes en plural. En Sierra Nevada coexisten casi una veintena de paisajes que yo agrupo en cinco grandes categorías: los paisajes glaciares y periglaciares de la alta montaña, los paisajes alpujarreños de la vertiente sur con regadíos históricos, los calcáreos y agroforestales de los valles occidentales, los forestales de la vertientes norte y los semiáridos del extremo oriental.
-¿Cómo ha cambiado el paisaje de Sierra Nevada en el último siglo?
-Uno de los procesos más relevantes en este sentido ha sido el abandono agrario que acompaña a la despoblación de los pequeños núcleos. Paralelamente las ambiciosas campañas de reforestación, alcanzan una extensión en Sierra Nevada que ha otorgado a los pinares un gran protagonismo entre las formaciones arboladas. Los paisajes del Marquesado del Zenete acusan especialmente la omnipresencia de estas masas monoespecíficas. El tercer elemento importante de cambio que se puede destacar es el avance progresivo de las superficies boscosas de quercíneas por efecto de la recuperación vegetal espontánea, que ha sido propiciada por la menor presión antrópica ejercida sobre el territorio y por los cambios en la política de gestión forestal.
-¿Qué futuro le espera al paisaje nevadense?
Se podría apuntar hacia una profundización de los procesos de abandono agrario y de deterioro de los elementos estructurantes del paisaje cultural de los valles de Sierra Nevada, tales como las terrazas de piedra seca, las acequias o los grandes árboles cultivados, con el castaño como especie más emblemática. Los importantes esfuerzos que se vienen llevando a cabo no serán suficientes si no se enmarcan en estrategias claras de desarrollo rural que apuesten por el mantenimiento de una actividad agraria de carácter multifuncional. La amenaza de penetración de nuevas fórmulas de manejo agrario, como la instalación de estructuras con cubiertas para proteger los cultivos o directamente de invernaderos, nos enfrentan a dinámicas nuevas con un efecto radicalmente transformador en la composición del paisaje. Por contra, los procesos de naturalización de las masas forestales constituyen una tendencia que de consolidarse en el futuro, bien con carácter espontáneo, bien por efecto de las políticas de gestión adaptativa, podrían significar cambios en el paisaje hacia un incremento de valor tanto en el plano ambiental como estético.
-Y el turismo, ¿qué impacto tiene en el paisaje?
-El progreso de las actividades turísticas es otro de los factores de cambio que afectan a los paisajes y que podría hacerlo más intensamente en el futuro. El modelo de actividad turística por el que se opte, en buena medida, marcará el tipo de reconfiguración que sufrirán los paisajes nevadenses.
-¿Afectará el cambio climático al paisaje nevadense?
-Los paisajes del futuro estarán sometidos a los efectos del cambio climático que ya se vienen manifestando en la disminución de las precipitaciones, volumen de nieve recogida, aumento general de temperatura o reducción de las heladas así como los cambios biológicos que experimentan sus ecosistemas.
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