- Un estudio sobre la ocupación del entorno señala la baja presencia humana en la época romana
- Está financiado por el Ministerio de Economía y dirigido por el catedrático de Arqueología de la UGR Antonio Malpica
- Estuvo desecado del XVII a principios del XXI
La larga historia del hombre en los humedales del Padul
El proyecto Utilización y ocupación de las zonas húmedas en la Andalucía medieval (ZHAM), iniciado en 2016 y financiado por el Ministerio de Economía y dirigido por Antonio Malpica Cuello, Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Granada, tiene como objetivo determinar la existencia o no en época medieval de las zonas húmedas andaluzas, así como su ocupación (poblamiento) y utilización (agricultura, ganadería, etc.)
Una parte importante dentro de la investigación que se está realizando en el proyecto ZHAM ha sido la prospección arqueológica del entorno de la laguna de Padul. Este humedal, del que se tiene constancia de su existencia en época medieval, fue prácticamente desecado en su totalidad durante el siglo XVII cuando se drenó el agua para extender los campos de cultivo de secano. A principios del siglo XXI, una serie de factores tanto antrópicos (el fin de la extracción de turba del subsuelo) como naturales (una inusitada cantidad de lluvia) provocaron que se recargara el acuífero y la laguna volviese a aflorar, extendiéndose desde entonces y poco a poco ocupando el espacio que le corresponde. Es bien conocida la existencia de restos de mamut y otros restos paleontológicos desde los años 70, si bien lo que ocurre con la laguna en épocas prehistóricas, romana y medieval es más desconocida incluso para las gentes del pueblo, al menos hasta que empieza a haber una documentación escrita relativamente abundante, e incluso representaciones gráficas y cartográficas, coincidiendo precisamente con el inicio de la desecación del humedal.
Para conocer la forma en la que las comunidades humanas se han relacionado con este humedal, de qué forma se gestionaron o directamente explotaron los recursos naturales existentes en su interior y en sus inmediaciones, se diseñó una prospección arqueológica superficial que ha durado varios meses, desde marzo de 2017 a enero de 2018. Dirigida por Malpica, ha contado con la participación de un grupo de arqueólogos: Guillermo García-Contreras y Teresa Koffler, acompañados de un geógrafo, Jonatan Arias García y una fotógrafa, Manuela Fernández Cuesta, así como otros especialistas y estudiantes de la Universidad de Granada que han acudido en momentos puntuales. Para algunos de ellos ha sido su primera experiencia de trabajo arqueológico de campo, ya que el proyecto ZHAM no deja de lado tampoco el necesario aspecto formativo que debe tener la investigación universitaria.
Estas prospecciones arqueológicas superficiales consisten en recorrer el campo, asignando un número identificativo a cada área que se individualiza por sus características geográficas, topográficas, por la pendiente que tiene, o por las parcelas de cultivo, entre otros rasgos. Dentro de cada área se recogen los materiales superficiales, generalmente cerámicas y metales, así como se estudian las irregularidades del terreno, la existencia de materiales de construcción como mampuestos, tejas o ladrillos, o la existencia de infraestructuras productivas, como acequias, terrazas de cultivo etc.
Todo ello, junto con la microtoponimia, es decir el nombre con el que popularmente se conoce a cada zona, son los datos que en conjunto permiten intuir qué tipos de restos puede haber enterrados o en qué momento se construyó un determinado campo de cultivo, un molino o un camino. Con todo ello, a lo que habría que unir la información de la documentación escrita, se han podido reexaminar algunos yacimientos ya conocidos, así como descubrir varios otros nuevos, desde prehistóricos hasta nazaríes, pasando por algunos restos altomedievales, y siendo llamativa la relativa escasez de restos de época romana.
Ahora las investigaciones están en fase de estudios de laboratorio, a cargo de Cristina Martínez Álvarez especialista en cerámica medieval de la UGR. También de digitalización e informatización de los resultados, con Sergio Palomo al frente como especialista en algunos de los programas informáticos utilizados. Aunque ya se han ido publicando algunos trabajos preliminares, en los próximos meses comenzará a redactarse la memoria final del trabajo realizado, así como los artículos que se irán presentando en varias prestigiosas revistas científicas.
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