jueves, 25 de octubre de 2018

Aborto seguro o aborto clandestino, esa es la cuestión elhuffingtonpost

GRETA RICO
El otro día en clase la doctora nos preguntó: ¿Y ustedes porqué creen que es tan difícil que se legalice el aborto? Las respuestas fueron variadas. Nuestras reflexiones iniciaron con la Iglesia, luego con el sistema capitalista y así, poco a poco (aunque tampoco pasó tanto tiempo) dimos con la respuesta. A las mujeres se nos ha negado el derecho a la libertad y a la autonomía para decidir sobre nuestros propios cuerpos.
Hoy 28 de septiembre es un día importante para la lucha feminista, se conmemora el Día de acción global por el acceso al aborto legal y seguro.Esta fecha se instauró para visibilizar que muchas mujeres en el mundo mueren por abortos inseguros y para exigir a los gobiernos de los países que las mujeres tengamos el derecho de decidir sobre nuestros cuerpos y con ello, podamos acceder a la interrupción legal del embarazo.
En un país tan conservador y religioso como México, hablar de aborto es hacer escándalo. La conversación siempre gira en torno a la moral y a la culpa. Cuando se habla de aborto las mujeres somos seres horribles y sin escrúpulos que no piensan en la vida de los fetos ingenieros (ojalá hayan entendido el chiste). Sin embargo, poco se piensa o se reflexiona sobre algunas de las razones que tenemos las mujeres. Sí, leyeron bien, las mujeres, las que ponemos el cuerpo para las labores de reproducción y las que sobrellevamos los 9 meses de gestación.
¿Y por qué les rompe tanto la cabeza? Pues la respuesta, aunque muy compleja en realidad es simple y mis compañeras y yo dimos en el clavo en la clase de la semana pasada. Porque cuando una mujer puede decidir sobre su cuerpo, pero sobre todo, cuando esa decisión implica que puede revelarse ante el "destino" y el rol que históricamente le ha sido asignado de convertirse en madre... tiembla el patriarcado y con ello las estructuras de poder que nos han hecho creer que no somos libres ni mucho menos autónomas.
GRETA RICO
Las únicas que podemos decidir sobre nuestro cuerpos somos nosotras.
Según la Organización Mundial de la Salud, una de las mayores causas en el mundo de muerte materna son los abortos inseguros. Son millones de mujeres en el mundo; casadas, divorciadas, estudiantes, profesionistas, obreras, comerciantes y campesinas las que por falta de políticas públicas que les garanticen de manera segura, higiénica y eficaz la interrupción legal del embarazo llegan desangrándose a los hospitales y mueren producto de hemorragias e infecciones.
Lo que importa es que seamos libres, que sepamos que no estamos solas y que no somos ni seremos las únicas.
La innegable realidad es que las mujeres siempre han abortado, seguimos abortando y seguiremos por los siglos de los siglos, porque no necesitamos un sistema que nos dé permiso, y el hecho de que la aprobación moral, política o religiosa dependa de una política de estado pone en riesgo el derecho humano de las mujeres de poder decidir sobre sus cuerpos. La discusión, como dejaron en claro ante los medios y el mundo nuestras hermanas argentinas hace algunos meses, no es si aborto sí o aborto no. El debate debiera centrarse en aborto seguro o aborto clandestino y con ello poder evitar la muerte de muchas mujeres que no tienen otra opción.
La despenalización del aborto hasta las 12 semanas de gestación es una lucha ganada del movimiento feminista en la Ciudad de México desde el año 2007. Me parece que las razones por las que una mujer quisiera abortar podrían ser muchas; una violación, cuestiones económicas, desarrollo profesional, falla del método anticonceptivo, o el simple hecho de no querer ser madre nunca. Y sin embargo, también creo que las razones no importan, sino lo que importa es que seamos libres, que sepamos que no estamos solas y que no somos ni seremos las únicas.
Nuestras abuelas, nuestras madres, tías, primas, amigas y hermanas han abortado, y no solo eso, sino que algunas han sido acompañadas, abrazadas y arropadas por otras mujeres que comprenden que para hacer una revolución y luchar contra el mandato de la maternidad no deseada tenemos que estar juntas. Hoy, las mujeres de todo el mundo salimos a las calles a gritar nuevamente por la exigencia de nuestros derechos bajo la consigna de que nuestros cuerpos son territorios autónomos y que las únicas que podemos decidir sobre ellos, somos nosotras.

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