Si echan la vista atrás, saben lo que les gustaría cambiar del pasado.
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Tras el final de un matrimonio, cuando ya hay suficiente tiempo y distancia con respecto a la relación, empiezas a ver poco a poco qué es lo que fue mal.
Tus propios errores o defectos, cosas que hiciste y cosas que no, cosas que dijiste y cosas que no, se vuelven evidentes a la vista y, con suerte, te enseñan lecciones importantes que puedes aplicar a tus relaciones futuras.
La edición estadounidense del HuffPost se ha puesto en contacto con varios hombres divorciados para que compartan algunas de las cosas que desearían haber hecho de manera diferente cuando aún estaban casados. Estos fueron sus errores.
1. Ojalá me hubiera ido a la cama a la misma hora que mi esposa
"Incluso antes de que empezáramos a dormir en dormitorios diferentes, no nos íbamos a la cama juntos. No digo que dejáramos de practicar sexo, digo que no nos íbamos a dormir a la misma hora. Yo me quedaba despierto para desestresarme viendo mi programa favorito y ella se iba a la cama a una hora que a mí me parecía ridícula para irse a dormir. He aprendido que existe una clase especial de cercanía que hay que alimentar terminando juntos el día. Acurrucarse juntos, desahogarse el uno con el otro y hablar de lo que os ronda la mente es una forma de conexión que todo el mundo debería aspirar a tener". ― Adam Petzold
2. Ojalá me hubiera esforzado más en reparar la relación cuando aún estaba a tiempo
"Mi mayor arrepentimiento desde el momento en que me divorcié hace tres años hasta el día de hoy es no haberme esforzado un poco más antesde que los problemas llegaran al punto de necesitar el divorcio. Me volví complaciente, distante y dejé de preocuparme. Aunque creo que el divorcio fue la decisión correcta, lamento haber dejado que llegara hasta ese punto. Sí, éramos infelices en nuestro matrimonio, pero mis hijos y la vida familiar 'normal' nunca volverán a ser como antes, y quizás podría haber hecho algo para prevenirlo". ― Derick Turner
3. Ojalá hubiera dicho lo que pensaba en vez de reprimir mis sentimientos
"Me doy cuenta de que hay muchas cosas que me gustaría haber hecho mejor, pero si tuviera que escoger solo un error, sería que me callaba todas las quejas que tenía. Me parecía desleal expresarle mi disgusto, ya fuera en cosas serias, como lo de no sentirme preparado cuando nos fuimos a vivir juntos o algo menos importante, como que comer grelos me daba náuseas. Echando la vista atrás, sin embargo, me doy cuenta de que expresar mis sentimientos habría sido lo más honesto. Los matrimonios no van a ninguna parte sin sinceridad. Explicar al instante tu incomodidad por una decisión personal te vuelve transparente, y explicar a tu pareja qué es lo que te gustaría cambiar puede intensificar vuestro vínculo. En cambio, guardar tus lamentos en secreto demuestra una falta de confianza que a la larga acaba destrozando la relación". ― Craig Tomashoff
4. Ojalá hubiera esperado más para casarme
"No me habría casado tan joven. Así de simple. Todavía no me conocía de verdad a mí mismo, de modo que serme 'fiel' era imposible. Me casé muy joven y aún estaba buscando mi verdadero norte. Debido a muchos problemas en la familia en la que me crié, mi cableado emocional era un lío aún mayor del que creía. En muchos sentidos, a los veintipocos años, mi alma se parecía más a una guerra civil que a la brújula que debería haber sido en mi vida.
Debido al ambiente en el que crecí, aprendí desde muy pequeño a fingir que no pasaba nada. Esto no fue sano para mi salud emocional ni justo para mi por entonces joven esposa. Conforme pasaron los años, empecé a comprender quién era yo y qué partes de mí no iban a cambiar jamás. Sinceramente, ambos maduramos para ser las personas que estábamos destinados a ser, y esas personas encajaban mucho mejor como amigos que como pareja". ― Michael Cheshire
5. Ojalá hubiera sido sincero con mis temores y mis problemas personales
"Ojalá hubiera sido más transparente con mis problemas como hombre, como padre y como marido. Seguía dejando que los pensamientos negativos y los temores se me acumularan profundamente, lo cual no nos hacía ningún bien a ninguno de los dos. Yo quería lo mejor para ella y para nosotros, pero mantenerla al margen no fue lo ideal. Ella creía que todo iba bien y yo me aislaba emocionalmente. Una relación sólida de verdad se apoya en una comunicación abierta sin miedo a posibles desencuentros. Uno debe amarse y respetarse a sí mismo y a su pareja, y eso implica hablar con libertad de los temores y los problemas". ― Bill Douglas
6. Ojalá me hubiera defendido más a mí mismo
"Cuando nos casamos, mi ahora exmujer era nuestro sustento económico porque yo estaba atravesando ciertas dificultades para arrancar en mi carrera profesional. Por ello, transigía y me quedaba en un segundo plano a la hora de tomar decisiones. Cuando las cosas empezaron a funcionar y a mí me empezaron a salir los planes, esperaba lograr un rol más igualitario, pero no fue así. La dinámica inicial ya había arraigado y ella siguió mostrándose totalmente dominante. Fue mi culpa, por completo, porque no tuve la fortaleza al principio para ratificar mi valor y mi rol en la relación, independientemente de mi contribución financiera. Dudo que hubiera cambiado el desenlace, pero habría sido una aventura más agradable (al menos para mí) cuando aún estábamos juntos". ― Barry Gold, autor de Gray Divorce Stories
7. Ojalá le hubiera prestado atención de verdad, porque ella solo quería que alguien la escuchara
"El divorcio fue un jarro de agua fría para mí. Solamente entonces conseguí darme cuenta de verdad de cómo fui (o cómo no fui) con mi esposa. Cuando eché la vista atrás, me di cuenta de que había cometido miles de errores durante esos 16 años. La mayoría eran pequeños; unos pocos, grandes, pero el error que más me hizo perder fue mi incapacidad de prestarle atención. No me di cuenta de que la mayor necesidad de mi esposa era que alguien la escuchara, la entendiera y la apoyara. Y, en vez de eso, siempre se enfadaba porque yo me ponía a la defensiva, trataba de remediarlo o me escabullía para evitarla con la esperanza de que lo superara. Algo de lo que no me di cuenta por entonces es lo mucho que nos costó mi orgullo y mi incapacidad para comprender su punto de vista a la hora de mantener nuestra confianza e intimidad. De verdad pienso que si hubiera sido capaz de estar con ella y mostrar más respeto por sus sentimientos, podríamos haber superado cualquier altibajo. Como no la convertí en mi mayor prioridad, terminé perdiéndola para siempre". ― Gerald Rogers
8. Ojalá hubiera asumido mi parte de la culpa en los problemas que sufríamos
"Mis mayores errores fueron mi falta de autocrítica y mis pobres habilidades comunicativas. Nunca dejaba de preguntarme por qué me sentía así, por qué había dicho algo o por qué había hecho lo otro. En la relación, yo era una persona reactiva, y no puedes ser así o tendrás los mismos problemas una y otra vez. Hasta que no me esforcé por aprender a comunicarme de forma efectiva y a ser consciente de mí mismo no me percaté de la responsabilidad que me correspondía por el declive de nuestra relación. Quizás no hubiera durado, de todos modos, pero está claro que habría causado mucho menos sufrimiento y el resentimiento y la hostilidad habrían sido algo menores. Cuando no eres suficientemente consciente de lo que haces y no eres capaz de comunicarte bien, las cosas degeneran hasta convertirse en un asunto sobre quién tiene los problemas más graves y quién no le está prestando atención a quién, y eso tampoco lo puedes resolver así". ― Billy Flynn
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