El más fuerte en lo que va de año y el cuarto mayor de las últimas dos décadas. La mañana de ayer, la provincia volvió a sufrir otro temblor que dejó más de una decena de llamadas al Servicio de Emergencias 112 y que, pese a que finalmente no causó daños, provocó que muchos padres recogieran a sus hijos de los colegios asustados por el seísmo.
Según datos del Instituto Geográfico Nacional (IGN), el seísmo, que se produjo a las 9:41 horas con epicentro en Santa Fe a 12 kilómetros de profundidad, tuvo una magnitud de 4 grados en la Escala Ritcher y su grado de intensidad máxima fue IV, lo que significa que la población pudo sentirlo con claridad. Tal fue así que se dejó notar en una treintena de localidades, pero sobre todo, además de en Santa Fe, se sintió en Pinos Puente, Atarfe, Jun, Vegas del Genil, Granada capital, o La Zubia, entre otros municipios del Área Metropolitana, así como en Láchar. Precisamente en este municipio, al principio se activó la alerta de que el seísmo había alcanzado intensidad V, algo que fue rectificado de forma rápida ya que, como bien indicó a este diario la alcaldesa, María Nieves López, "lo hemos notado y mucho, pero no ha habido daños de ningún tipo: ni particulares, ni de mobiliario urbano, ni nada".
Uno de los puntos en los que se registraron incidencias fue la localidad de Pinos Puente. En el instituto Cerro de los Infantes se puso en marcha en protocolo previsto para casos de terremoto. Según explicaron fuentes de la Delegación provincial de Educación, el responsable de seguridad laboral del centro revisó el edificio. Tras una primera inspección ocular, se detectó la aparición de grietas en juntas de dilatación y el ensanchamiento en otras grietas que ya se tenían controladas. El presidente del AMPA del centro también inspeccionó el instituto y, según indicó Educación, un técnico de la Agencia Pública de Educación de Andalucía (APAE) también acudió al centro. Después de estas inspecciones se determinó que "no hay peligro". En concreto, desde la Delegación de Educación, tras la visita, se informó que no se observaron "daños estructurales, solo pequeños desprendimientos de yeso en juntas estructurales".
Según explicó el alcalde de Pinos Puente, Enrique Medina, no se produjo ningún tipo de desalojo y se pudo continuar con normalidad las clases. En el colegio San Pascual Bailón algunos padres optaron por llevarse a sus niños tras el temblor. Medina reconoció que alguno de los menores estaba "más nerviosillo", aunque no hubo ningún tipo de daño en el centro.
Pese a que no fueron tan intensos como el de ayer, desde la 'vuelta al cole' Granada ha sufrido más de una veintena de terremotos. ¿El motivo? Un enjambre sísmico que recordó a la provincia que los terremotos son parte de su ADN, ya que Granada es una zona de alto voltaje sísmico, por lo que los expertos llaman a la tranquilidad de la población.
El primero de estos seísmos se produjo el 3 de septiembre, mientras que el último de esta serie se produjo la tarde del día 16, tuvo epicentro en Otura, a 12 kilómetros de profundidad, y una magnitud de 2,5 grados en la Escala Ritcher. Si bien, el de mayor intensidad de este enjambre sísmico se produjo el día 13, fue de 3,2 grados, tuvo su epicentro en Ogíjares, y dejó más de una treintena de llamadas al Servicio de Emergencias 112, provenientes de Granada capital y el Cinturón.
Tal y como indicó el director del Instituto Universitario de Investigación Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos (IAG), José Morales, tras el seísmo se analizaron, a través de 20 estaciones sísmicas del IAG, los parámetros de la falla -una fractura en la corteza terrestre a lo largo de la cual se mueven los bloques rocosos que son separados por ella- que generó el terremoto, así como su cinemática.
El director del IAG, al ser preguntado por la relación de este terremoto con los que tuvieron lugar el pasado mes de septiembre, explicó que "ha sido una falla de régimen tectónico en extensión o normal y cuya dirección es NW-SE y a la que denominamos de Sierra Elvira. Este sistema de fallas (no es una sola) tiene esa dirección NW-SE y continúan hacia en SE de la Vega donde probablemente generaron los microsismos del mes de Septiembre en Granada capital-Armilla. Estas fallas (no son las únicas) originan muchos de los micro terremotos que registramos y son visibles en varios puntos del borde de la cuenca de Granada. En este caso, estas fallas siguen el eje de máxima subsidencia de la Vega de Granada".
Las estaciones vinculadas al Instituto Universitario -que cuenta con una red de una veintena de aparatos en el sur peninsular- localizó el epicentro entre los municipios de Pinos Puente y Santa Fe. Al temblor inicial le siguieron dos réplicas, de menor magnitud (1.9 y 2) en apenas cuatro minutos. El Instituto Geográfico Nacional (IGN) sitúa estos dos temblores en Santa Fe. Además, durante la jornada se registraron otros seis terremotos más. Sobre las 9:45 horas, Pinos Puente registró un seísmo de 1,6 grados, tras el que sufrió otro de 1,5, mientras que el último, de 1,6 grados, lo registró sobre las cuatro de la tarde. Chauchina también notó un temblor, que tuvo lugar poco antes del mediodía, y fue de magnitud 2,1.
El registrado ayer tuvo una magnitud -un valor que calcula la energía liberada en el temblor- de 4. El pasado 26 de abril hubo uno de 4.1 en la localidad malagueña de Gaucín. El 11de julio de 2017 hubo uno incluso más fuerte (4.7) en el mar de Alborán. Sin embargo, fue sentido con menos intensidad en la provincia. Este movimiento se produjo a una profundidad de 44,9 kilómetros, mientras que el de ayer se situó a doce kilómetros.
Pero además, si se echa la vista atrás, el de ayer se postula como el cuarto temblor de más importancia con epicentro en la provincia que ha tenido lugar en los últimos 20 años.
Pese a que fue en Albuñuelas, en abril del año 2010, cuando se registró el mayor terremoto de las últimas dos décadas -tuvo una magnitud de 6,3 grados en la Escala Ritcher-, la profundidad a la que sucedió -610 kilómetros- provocó que la sacudida en la provincia fuese leve. Lo mismo sucedió con los dos que tuvieron lugar en Arenas del Rey, el último el pasado año, cuya magnitud fue de 4,2 y 4,1 grados, según datos del Instituto Geográfico Nacional (IGN).
Sin embargo, tal y como muestran los datos del Instituto Universitario de Investigación Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos (IAG), hay que irse doce años más atrás para rememorar una sacudida igual o superior a la de ayer.
Pasadas las once y cuarto de la noche del 18 de noviembre de 1998, Jayena notó cómo temblaba el suelo y las paredes parecían ceder. Un terremoto de 4,1 grados de magnitud a 14 kilómetros de profundidad, pero de intensidad V asustó a los vecinos de la localidad, así como a los de Alhama, Agrón, Fornes, Escúzar, Jétar, Cozvíjar, Alhendín y Albuñuelas. Asimismo, tampoco se libraron del temblor en la capital, el Área Metropolitana e incluso Padul, zona en la que la intensidad se situó en el IV, igual a la de ayer.
En la historia de la provincia, hay que remontarse al 13 de enero del año 1804 para encontrar el primer gran terremoto que sacudió la provincia. Su epicentro fue en las inmediaciones de Motril y llegó a los 8 grados de fuerza. Este seísmo arrasó gran parte de la localidad e incluso dejó varias víctimas mortales. Dos años más tarde, en 1806 otro seísmo que, como el de ayer, tuvo su epicentro en Santa Fe, sembró el caos en la localidad. Con una magnitud que superó los 8 grados e incluso alcanzó los 9 según la Escala Ritcher en algunas zonas, la fuerte sacudida destrozó varios municipios como Santa Fe, Pinos Puente o Pedro Ruiz.
En 1884 tuvo lugar el terremoto que, a día de hoy, se postula como el más dañino de la historia de la provincia. Con una intensidad 10, el terremoto tuvo su epicentro en Alhama, arrasó pueblos como Arenas del Rey, su expansión llegó hasta la Costa, y provocó la muerte de más de 1.300 personas. Tras este, el último que se recuerda de gran magnitud tuvo lugar en el año 1956. Albolote fue el epicentro de un seísmo de siete grados en la Escala Ritcher que se cobró un total de 13 vidas, cinco de ellas debido al derrumbe de una cueva a consecuencia de un deslizamiento de tierra en la zona del Beiro.
Pese a este historial de terremotos, Granada es segura y cuenta con un protocolo para actuar ante una catástrofe de este tipo. Desde el año 2016 se cuenta con un plan especial de coordinación para todos os servicios en caso de registrarse un gran seísmo. El plan está elaborado para actuar ante las consecuencias de un posible terremoto de 8 grados en una escala del 1 al 12, con varias líneas de actuación, como instalar un posible campamento en el recito ferial de Almanjáyar, con suministros de agua y luz.
Grietas. En el instituto Cerro de los Infantes de Pinos Puente se detectó la aparición de grietas en juntas de dilatación y el ensanchamiento en otras grietas que ya se tenían controladas. Finalmente, tras la inspección de los técnicos, se determinó que "no hay peligro".
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