Aunque la personalidad humana es compleja, resulta crucial su comprensión por ser el predictor de salud más fuerte a todos los niveles
Científicos de la UGR y la Universidad Washington en Saint Louis (Estados Unidos) han logrado con éxito identificar por primera vez prácticamente todos los genes relacionados con la personalidad humana. Este importante avance científico, reflejado en dos artículos que publica la prestigiosa revista Molecular Psychiatry, podría ayudar a comprender los mecanismos básicos que influyen en nuestras emociones, y la forma en la que auto-controlamos nuestros sentimientos, metas y valores para vivir de una forma sana y satisfactoria. En definitiva, la identificación de estos genes abre la posibilidad de profundizar en los complicados procesos cerebrales y moleculares que regulan la salud y el bienestar humano.
Aunque la personalidad es altamente compleja, resulta crucial su comprensión por ser el predictor de salud más fuerte a todos los niveles, físico, mental y social. Además, es la causa real de la mayoría de las muertes y enfermedades crónicas. De ahí la importancia de encontrar estos genes.
Según estudios realizados con hermanos gemelos, las diferencias en personalidad son hereditarias hasta en un 50%, pero hasta ahora los genes relacionados sólo podían explicar un 1% de su heredabilidad. Los investigadores de la UGR han desarrollado un nuevo método basado en aprendizaje automático para identificar agrupaciones de genes que interactúan entre sí y con el entorno e influyen en los perfiles de las cualidades que conforman a la persona. Los trabajos previos que consideraban solo los efectos de los genes individuales en los rasgos de la personalidad habían sido ineficaces para desentrañar la compleja genética de la personalidad humana.
Los autores de este trabajo han analizado datos de personalidad, salud y experiencias vividas de más de 2.000 personas en Finlandia de entre 3 y 45 años , a quienes midieron tanto sus impulsos emocionales (es decir, su temperamento) como los aspectos de la personalidad que les permiten auto-regular su comportamiento intencional (es decir, su carácter). Los resultados fueron replicados independientemente en otras dos muestras diferentes de aproximadamente 1000 personas de Alemania y otras 1000 de Corea.
"Hemos encontrado casi 1000 genes que influyen directamente en el temperamento y en el carácter, tanto en la cultura occidental (los participantes finlandeses y alemanes) como en la oriental (los de Corea)", explica el autor principal de este trabajo, Igor Zwir. Así, los investigadores han comprobado que tanto los genes causantes de los impulsos emocionales básicos (como ser miedoso o impulsivo) como aquellos genes que regulan esas emociones (como ser cooperativo) están casi todos expresados en el cerebro.
Los investigadores se sorprendieron de que en la personalidad las influencias genéticas se organizaran en configuraciones de rasgos múltiples que describen a la persona en su conjunto. Dicho de otra manera, los bloques de construcción naturales de la personalidad son perfiles multifacéticos de la persona en su totalidad, no rasgos individuales. La mayoría de las investigaciones anteriores se han centrado en buscar las causas de rasgos individuales como la extraversión o el neuroticismo, pero resulta que los rasgos individuales no son los componentes naturales de la personalidad. Esta nueva investigación ha permitido identificar múltiples vías moleculares que pueden producir los mismos rasgos individuales y que se distinguen por perfiles de rasgos múltiples con una base genética más homogénea. Estos nuevos hallazgos científicos muestran que, incluso en el nivel genético molecular más elemental, la salud de los seres humanos implica procesos de autocontrol que influyen en la forma que tenemos de percibir el mundo e interaccionar entre nosotros.
"Como consecuencia, el tratamiento de la enfermedad y la promoción de la salud deben centrarse en la persona como un todo, y no pueden reducirse a la consideración de enfermedades separadas", apunta Coral del Val.
Esta investigación ha sido llevada a cabo por el Dr. Igor Zwir, la Dra. Coral del Val, el Dr. Javier Arnedo, la Dra. Rocío Romero y Alberto Mesa en colaboración con el Dr. Robert Cloninger, de la Universidad Washington en Saint Louis.
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