"No tengo tiempo" puede haberse convertido en la frase que más usamos. Es, también, el título del último libro del sociólogo Jorge Moruno (Madrid, 1982). Bajo el epígrafe Geografías de la precariedad, Moruno analiza las formas en la que ha cambiado en los últimos tiempos nuestra relación con el trabajo, así como el propio concepto de empleo. También con Akal, Moruno ha publicado La fábrica del emprendedor. Trabajo y política en la empresa-mundo (2015). Ha sido responsable del área de Discurso de Podemos hasta 2017.
-No tengo tiempo no es un axioma tan moderno como creemos.
-Bueno, ya Aristóteles decía que la democracia real se consigue con el tiempo libre de los pobres. Sin tiempo libre, decía Marx, el hombre se convierte en poco más que un burro de carga: cuanto más tiempo libre tiene una sociedad, más talento desarrolla. Sin tiempo, como sin la habitación de Virginia Woolf, no tenemos ni opción a desarrollar el potencial. La gente saca más proyectos adelante si no está en precario, si tiene una red que lo sostenga.
-Habla de lo obsoleto del modelo fordiano, entre otras cosas, por la depreciación de salarios.
-Sácate un dinero extra alquilando tu habitación en Airbnb; págate las navidades vendiendo cosas en Wallapop... ¿qué me quiere decir realmente todo esto? Que no gano lo suficiente. Y hay servicios que comparten precariedad: lo mismo te toca dejar tu casa porque el propietario quiere meterlo en Airbnb; sin embargo, tu condición precaria hace que, si viajas, te metas en un Airbnb.
-No sé si nosotros, o el derecho, nos hemos enterado de hasta qué punto ha cambiado el modelo.
-Seguimos pensando, individualmente y como colectivo, que si no consigues un trabajo te conviertes en nada. Tu condición de ciudadano, de miembro del engranaje, te la daba, desde hace mucho tiempo, un empleo. Eso ya no es así: el equilibrio que nos separa de la exclusión es cada vez más frágil. La sociedad ha llegado a una incapacidad infraestructural de sostenerse a través del salario: el 80% de las ofertas de trabajo no te dicen el dinero, y el 20% de las ofertas te dicen que tienes que pagar de alguna manera por trabajar. Si sumamos el cómputo de parados, subempleados, parciales involuntarios... estaríamos hablando de un 29% de la población.
-Pues ni quiero pensar aquí.
-En zonas muy castigadas, como el sur de Andalucía, podría superar la mitad de la población.
-En 2014, dice, el FMI advirtió que en España se estaba viviendo algo llamado "fenómeno Gran Gatsby".
-Así es: la ausencia absoluta de movilidad social. Quien nace pobre, morirá pobre. Lo que esto significa es que tus posibilidades de ascender dependen de tu renta familiar. Muchas veces se ponen, en medio de todo este escenario, los ejemplos excepcionales, con lo que se cae en el "sesgo del superviviente": creemos que podemos hacer, de la excepción, nuestra norma. Y, para ello, es necesario que nos motivemos como deportistas de élite.
-Pues parece que a muchos nos han vendido la moto.
-Se disfraza muy bien. Nos dicen que tenemos que mejorar nuestra empleabilidad, que tenemos que saber vendernos y convertirnos en nuestra propia marca. Eres libre de responsabilidad, te dicen, has de perseguir tus sueños: pero lo que en realidad envuelven todas esas palabras es un infierno de precariedad. España, por ejemplo, encabeza los países de la OCD con más población pobre en edad de trabajar. Hay que garantizar un suelo de dignidad al conjunto de la población.
-¿Opciones?
-Hay que asegurar derechos y dignidad al margen de lo laboral: viviendas, sanidad, movilidad e ingresos mínimos desvinculados del salario, porque vamos hacia una cada vez mayor subordinación, precariedad y dependencia. No se trata de definir o recuperar los niveles de paro o de datos, sino la propia naturaleza de cómo se trabaja, quién, cuál es el tiempo de trabajo. Hoy, el acceso a trabajo remunerado no te garantiza una vida digna: hay que repensar el sistema entero.
-El lenguaje positivo, muchos llevamos diciéndolo mucho tiempo, ha hecho mucho daño.
-Es enormemente perverso porque pone sobre los hombros de la persona la responsabilidad de fracaso. Hay una falacia de liberación: eres tu propio responsable. No te preocupes por cambiar las cosas, cambia tu actitud ante las cosas.
-Lo cierto es que tenemos muchas soluciones para solventar esa falta de tiempo de la que tanto nos quejamos. Pero no sus causas.
-Es como tomar un analgésico pero no tratar la infección. Cada vez se mercantilizan más esferas de la vida: el neoliberalismo va fagocitando todo aquello que era su contrario: el tiempo libre, el turismo, la cultura... Hay aplicaciones para alquilar un amigo o para quedar con él.
-Se vende lo impensable.
-Todo es nicho de negocio. ¿Por qué hay tantas casas de apuestas? No son más que fruto de la precariedad.
-Y en el otro lado de nuestro "no-tiempo"....
-En el otro lado de nuestro "no-tiempo" hay más precariedad. ¿Quién saca al perro? Alguien que cobra poco dinero. ¿Quién limpia, quién realiza cuidados? Mujeres en general, también por poco dinero, también en precario; el tiempo que menos vale es femenino: limpieza y cuidados van asociados, también, a malos horarios, de noche... Y las mujeres son, además, las que menos "tiempo propio" tienen.
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