Dos jóvenes estudiantes consultan sus teléfonos móviles en una facultad.
"Las redes han trastocado los límites y los fundamentos sociales y culturales; lo que con ellas ha triunfado de verdad son las peores aplicaciones de la tecnología; el resultado inmediato de las nuevas aplicaciones tecnológicas es la atrofia de la capacidad de concentración", alerta Basilio Baltasar, director de la Fundación Santillana, editor y periodista. En esta última "década mutante", las redes sociales han convertido al usuario en "alguien que es usado", dice Baltasar, pero es que además -añade- han acabado con la posibilidad de rectificación y el derecho al honor, han generado "penuria cultural", y "noticias falsas" y "linchamientos digitales".
El linchamiento digital es precisamente el título del libro editado por la revista Jot Down que recoge las ponencias del IV Congreso de Periodismo Cultural, celebrado el pasado mes de mayo en Santander. El volumen cuenta con una introducción de Baltasar. "La destrucción de lo veraz ha sido el primer logro político del nuevo orden tecnológico", asegura el director de la Fundación Santillana. Por ello pide una "profunda reflexión" sobre el uso de las redes sociales por parte de quienes "con ingenuidad se han creído algo que no era más que propaganda"; es decir, aclara, "educadores e intelectuales que han sido entusiastas de la introducción de unos mecanismos que han desactivado la conciencia crítica".
"Hay que hacer un uso responsable de la tecnología, con la cual ya se emplea la misma terminología que para el alcohol. ¿A partir de que edad se puede acceder a la tecnología? La Organización Mundial de la Salud ya considera enfermedad la adicción a los vídeojuegos; el ciclo bulímico y adictivo de los usuarios es una de las enfermedades de nuestro tiempo", señala Baltasar.
Además, que la nueva tecnología y las redes sociales sean "imprescindibles para todo el mundo" es una falsedad, "un argumento de venta de fabricantes y vendedores muy eficaces". Por efecto de las redes, "las noticias falsas saturan todo el universo cognitivo, la falsa verdad ha construido un universo paralelo, y quienes son víctimas de esta epidemia no pueden ejercer su derecho de rectificación".
"El consumidor exigente se ha transformado en un usuario dócil y sometido a lo que paga" y se ha extendido "la cultura de lo gratuito, que es una catástrofe porque ¿quién paga la delicada maquinaria de verificación?", dice en alusión al periodismo, cuyo retroceso progresivo "pone en peligro los pilares de la democracia".
También alerta Baltasar sobre "la obsesión de los medios por reproducir lo que se dice en esa inmensa e imparable algarabía que son las redes sociales". Urge que los medios digan adiós a esa "desorientación", concluye, para evitar que el debate público no sea una mera "cháchara banal".
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