En su despacho se acumulan todo tipo de recuerdos: calaveras coloristas, pequeños homenajes, fotos.. "Yo no colecciono, soy juntador". "Lo que tus ojos han visto. Eso quisiera", le comenta una de las visitas que recibe Miguel Botella (Granada, 1949) en su departamento de la Facultad de Medicina. Le responde con un gesto y un pequeño suspiro. Ha habido bueno y malo, reconoce. Desde Medellín a Ciudad Juárez, Botella ha participado en la identificación de cuerpos hallados en fosas comunes y confiesa que la realidad "supera con mucho" cualquier ficción. Con todo, se ve como un "privilegiado".
-De su departamento depende una joya, una colección de esqueletos impresionante...
-Pensé desde el principio que con una colección buena tendríamos más posibilidades. Ha sido una labor de 45 años. No tenemos más material porque no tenemos más metros cuadrados.
-¿Existe algo similar en Europa?
-Que llegue desde la prehistoria hasta la actualidad, creo que es única. Además tenemos la colección de esqueletos de niños más grande del mundo con sexo y edad conocida. Esa serie sirve para estudiar algo tan complicado como son los parámetros de crecimiento de la población. Los adultos sabemos cómo son, pero nunca se ha estudiado eso del crecimiento de los niños porque no había muestras suficientes. Viene mucha gente a estudiarlos.
-¿Y qué buscan en esos esqueletos?
-Nos aporta la importancia de la nutrición en el crecimiento. Podemos saber qué comían, los patrones de crecimiento o la maduración ósea. Elementos que son básicos.
-También trabaja con momias egipcias....
-Lo que hacemos en Egipto es lo mismo que hacemos aquí, pero allí no nos permiten traer ni una muestra. Estudiamos la salud y la enfermedad para saber la realidad. Los papiros y los monumentos nos dicen algo de la gloria, pero ¿y la gente, cómo vivía?
-Se lo dicen los muertos...
-Eso se queda marcado en los esqueletos. No sólo la enfermedad, también el bienestar y el malestar. Y eso es objetivo. La historia nos cuenta lo que el historiador nos quiere contar. Lo vemos ahora con los acontecimientos políticos. Los huesos son una evidencia. Si digo que una persona tenía caries, tenía caries. Está ahí. El por qué no es nuestro tema. Cuando se intenta interpretar sin esos datos se suele fracasar ¿Por qué? Cualquier interpretación se tiene que hacer sobre bases sólidas.
-La interpretación da el color al relato. ¿Les falta eso a ustedes, a los antropólogos?
-Al contrario. Es de lo más vivo. Lo que encontramos es la realidad de aquella gente. Las manifestaciones culturales son opinables. Ante las pirámides puedes decir qué magníficos eran o qué tiranos eran los faraones. ¿Vivían mejor? A veces no. Entre otras cosas porque bebían agua del mismo sitio. La antropología trata de darle vida a la arqueología, que a fin de cuentas trata con objetos o manifestaciones culturales.
-Destaca en su trabajo la labor con Policía y Guardia Civil. Eso le pone en contacto con la violencia actual.
-Empezamos tratando restos prehistóricos. Pero poco a poco nos metimos en ese tema tan apasionante que es la antropología forense, la aplicación de todo lo que sabemos a temas judiciales. Cuando estudiamos unos huesos secos no nos imaginamos cómo es la violencia. Con los casos actuales la vivo en primera persona y claro que te toca profundamente el alma. Hacer lo que hago también lo agradezco. Es duro, a veces es peligroso, pero le da una categoría humana mayor. Aquí hay personas que sufren. Con los restos prehistóricos vemos algo puramente científico. Con lo otro estás tratando de ayudar. Tiene una labor humanitaria y social.
-¿Está suficientemente reconocida esa labor de los antropólogos forenses?
-A veces no. Nunca hemos tenido problemas, pero es verdad que el trabajo en equipo es fundamental. A veces nos llaman porque no hay otro remedio. Cuatro ojos ven más que dos y se podría trabajar mucho más en equipo. Eso ya lo hacemos en Granada. En otros lugares hay una disociación muy grande que debería solucionarse.
-Me ha contado que en agosto estuvo trabajando en la Facultad...
-Paso parte del año fuera de España. Estar solo, pudiendo trabajar, poniendo al día, darme esa oportunidad. He pasado un mes que ha sido de los mejores de mi vida.
-Las plantillas de profesores en las facultades de Medicina están muy mermadas...
-El sistema actual exige una calidad en la formación que antes no se pedía. Ahora se ha forzado a que todo el mundo participe en esa labor de investigación. Pero también la labor asistencial de los médicos es encomiable... El gran problema es que los que entramos entre el 74 y el 76 nos estamos jubilando. Y encima no hay recambio, no hay plazas. En un departamento como éste una persona más incrementa exponencialmente el trabajo. No es una boca investigadora más, sino que produce un efecto multiplicador...
-Por lo menos tenemos instalaciones...
-Podemos decir que somos un punto de referencia internacional.
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