Que no te estropeen más tu menú de estas vacaciones.
La relación entre gaviotas y humanos es, cuanto menos, complicada. Y si hay comida de por medio la cosa se pone peor aún
Estas aves tienen predilección por tus tuppers en la playa, por tus tapas en las terrazas y, en definitiva, por toda la comida que tengan cerca. Sin embargo, hay formas de evitar que tu perfecto día de playa se estropee por culpa de estos animales.
La clave está en el contacto visual que establezcas con ellas, según un estudio publicado este miércoles en la revista científica Biology Letters. El equipo de investigadores de la Universidad de Exeter (Reino Unido), dirigidos por Madeleine Gourmas, buscaba sacar conclusiones sobre la relación entre los humanos y la vida salvaje. Parte de ese análisis se centró en el comportamiento de las gaviotas argénteas europeas, comunes en las costas británicas, y su reacción ante la comida y los humanos.
Para llevar a cabo el estudio, los científicos colocaron bocadillos de patatas fritas en bolsas de plástico —para evitar así que se llevasen la recompensa demasiado pronto y esto influenciase en su comportamiento—.
Cuando la persona miraba hacia otro lado, las 19 gaviotas presentes tocaban la comida, mientras que si se quedaba mirando a la gaviota, esta tardaba 21 segundos más en hacerlo o directamente no lo hacía.
La conclusión es clara: las gaviotas se sienten intimidadas. “Esto demuestra que las gaviotas usan señales de comportamiento de los humanos para alimentarse en entornos urbanos, y que encuentran a la mirada humana aversiva”, señalan los investigadores, que recalcan que los animales son capaces de aprender y relacionar el “contacto visual humano con el peligro potencial”.
Gourmas recomienda comer con la espalda pegada a una pared, para evitar una vía de entrada de las aves, y mirar al animal. “Veo gente que se queda mirando su comida o que la levanta en el aire y pienso: ’te lo estás buscando”, añade.
Si quieres acabar evitar a estos fisgones, ya sabes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario