MERCEDES NAVARRETE | MOTRIL
Desde el 21 de septiembre de 2007, cuando una tromba de agua arrasó Almuñécar y se llevó por delante la vida de una persona, la Costa granadina no pasaba tanto miedo. Ayer los vecinos de pueblos como Motril, Torrenueva, Carchuna y Calahonda revivieron la pesadilla. Una espectacular tormenta que dejó más de 55 litros de agua por metro cuadrado volvió a inundar calles, a llevarse coches por delante, cortar carreteras y sumergir pueblos en el caos y el barro.
El anejo motrileño de Calahonda se llevó, sin duda, la peor parte. La rambla de Calahonda reventó y el agua desbordada de su cauce natural buscó salidas hacia el mar anegando todas las calles del anejo motrileño. En su camino la riada arrastró piedras, inundó las calles del anejo, destrozó decenas de coches y se llevó por delante el mobiliario urbano. Además decenas de viviendas, comercios y bajos quedaron anegados. Por fortuna, hasta el cierre de esta edición la tormenta no había provocado daños personales, aunque sí cuantiosos daños materiales que los vecinos tendrán que ir cuantificando esta mañana con más calma. A pesar de que ayer no hubo que lamentar ninguna tragedia, los vecinos de Calahonda se fueron a dormir con el miedo en el cuerpo, ante la previsión de que lo peor pudiera llegar durante la madrugada.
Desbordados
La espectacular tormenta, que por momentos dejó hasta granizo en Motril, comenzó alrededor de las seis de la tarde y alcanzó sus momentos más virulentos cerca de las ocho, cuando comenzaron los problemas graves. Los bomberos de Motril, voluntarios de Protección Civil y efectivos del 112 trabajaron durante toda la noche. A las ocho de la tarde se acumularon las llamadas de vecinos que solicitaban ayuda porque habían sufrido inundaciones en viviendas y bajos. A media noche de ayer, ya habían contabilizado más de medio centenar de intervenciones y todos los equipos permanecían en la calle.
La obsesión de los bomberos de Motril y los servicios de emergencias fue, en un principio, garantizar la seguridad de las personas, que quedaron atrapadas por el agua en sus viviendas, como la mujer que tuvieron que rescatar de los bajos de una panadería.
«He visto cómo la riada se llevaba mi coche»
La tormenta hizo pasar momentos angustiosos a numerosas familias. La riada elevó el nivel del agua y dejó atrapados en la casa a unos niños mientras sus padres, histéricos, observaban la escena desde la calle. Gracias a la intervención de los bomberos, los padres pudieron acceder al domicilio y comprobaron que los niños no habían corrido peligro.
La tromba dejó además decenas de historias de desesperación en Calahonda, como la de Nieves y su marido, vecinos de Las Gabias que habían bajado a pasar el fin de semana en su vivienda de la localidad costera, en la calle Nautilus. Refugiados en la planta superior, porque el agua inundó el bajo, contemplaron asomados a la ventana cómo la tromba arrastraba su coche hasta la playa.
«Jamás había visto esto»
«Hemos pasado mucho miedo durante la tormenta y ahora todo son problemas. No tenemos seguro a todo riesgo, mi marido está todavía buscando el coche que no sabemos ni dónde ha llegado y no tenemos ni cómo volvernos mañana (por hoy) a Las Gabias para votar», contaba anoche, mientras quitaba el barro que había llegado hasta las paredes.
«En 47 años que tengo no había visto un desastre así en Calahonda», sentenciaba la presidenta de la ELA, Conchi Abarca, que anoche no pegó ojo, coordinando las tareas de limpieza, achique de agua y ayudando a sus vecinos con el alma en vilo. El concejal Nicolás Navarro, también estuvo en Calahonda y desplazó todas las máquinas disponibles de las áreas de Mantenimiento y Agricultura que trabajaron durante toda la noche para achicar el agua e intentar que saliera al mar por el cauce natural de la rambla. Hoy será el momento de comenzar a hacer el balance de los daños y ver si procede solicitar ayudas.
La tormenta, además, ha provocado un problema para hoy día de las elecciones generales, ya que el colegio de Calahonda, donde tienen que ejercer hoy su derecho al voto los vecinos de Calahonda, ha quedado totalmente anegado y aislado por la balsa de agua acumulada cerca de la rambla desbordada. Al colegio no se puede entrar y es imposible que el problema esté resuelto para hoy, según Abarca. La presidenta de la ELA comunicó ayer la incidencia a la Subdelegación del Gobierno y la Junta electoral de zona, que tendrán que habilitar hoy un local alternativo para que voten los habitantes de Calahonda.
En el Llano, donde la agricultura es el medio de vida fundamental, muchas familias están también pendientes de los destrozos que la tormenta ha podido provocar en los invernaderos.
La N-340
Pero no sólo Calahonda se vio afectada por la tormenta. La tromba hizo pasar miedo a las decenas de conductores que que alrededor de las ocho de la tarde se vieron sorprendidos por el agua en la carretera N-340, en la travesía de Torrenueva. El agua, que incluso entró en el interior de algunos vehículos, convirtió la calzada de la carretera en una balsa y dificultó la circulación hasta tal punto que obligó a la Guardia Civil a cortar un carril y dar paso alternativo. Las retenciones que se generaron, en mitad de la tormenta, fueron kilómétricas.
Línea de turbonada
Las máquinas de la ELA de Torrenueva trabajaron durante horas achicando agua para sacarla hasta la playa y despejar la carretera. «Hacia años que no veíamos esto», comentaba el alcalde pedáneo Manuel Carrascosa, achicando agua en la zona de la carretera, donde pasadas las once y media de la noche la situación quedó controlada.
La tormenta también dejó a oscuras el centro de Motril y el agua dañó a numerosos vehículos aparcados en la calle. Según el experto Pedro Fernández, licenciado en Gestión de Riesgos Medioambientales y administrador de la web cazatormentas.net, la línea de turbonada viajó costa desde Málaga para descargar toda su virulencia en la Costa granadina. La tormenta se prolongó más de seis horas y estuvo acompañada de un fuerte aparato eléctrico. «Y la noche viene que arde», advertía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario