El jueves pronuncia una conferencia dentro de la programación del Aula de Cultura de IDEAL-CajaGranada Obra Social
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ANA MOLINA | GRANADA
Patricia Ramírez Loeffler, especialista en Psicología Deportiva de Alto Rendimiento, estará hoy en el Aula de Cultura de IDEAL-CajaGranada Obra Social. Nos enseñará a minimizar las emociones negativas y a potenciar las positivas; como ella dice «nuestra actitud juega un papel fundamental, tenemos que elegir el color del cristal con que miramos las cosas, responsabilizarnos de nuestra vida y de cómo elegimos vivirla». Para darle un nuevo enfoque a nuestros problemas, la psicología deportiva puede ayudarnos a todos: deportistas, empresarios, trabajadores, desempleados, estudiantes, etc.
Patricia ha trabajado con motociclistas como Álvaro Molina, atletas como Paquillo Fernández y jugadores de baloncesto de la ACB, entre otros muchos. Es psicóloga deportiva del Betis, trabajó con Gregorio Manzano en el Mallorca, con el Balonmano Antequera, con el Club Granada de Gimnasia Rítmica y con el CB Granada. Es miembro del Centro de Psicología del Deporte de Alto Rendimiento ‘ramirezcaracuel’ de Granada, docente en los cursos de Entrenador Nacional de las Federaciones Españolas de Baloncesto y de Balonmano y colaboradora de distintos medios de comunicación, entre ellos Men’sHealth o Marca.
– Sabemos qué es la Medicina Deportiva pero todavía no conocemos bien la Psicología Deportiva. Explíquenos sus beneficios.
– La psicología deportiva abarca diferentes áreas, desde la práctica de ejercicio físico a la evaluación e intervención en deportes de alto rendimiento, que es mi especialidad y la de nuestro centro. A las personas que quieren iniciarse en el ejercicio físico la psicología deportiva les ayuda a no abandonar. Con los niños se consigue que trabajen en equipo. En las canteras lo primero es que los críos no abandonen los estudios y puedan compaginar el deporte con otras responsabilidades. A los padres se les enseña a motivar a sus hijos en lugar de presionarlos. Cuando los tienen en equipos de fútbol o de gimnasia, y si encima destacan, creen que van a triunfar y les generan una presión que quema a los chavales.
– ¿Es alto secreto o se puede contar cómo trabaja una psicóloga deportiva con sus pacientes?
– Es secreta la información que nos dan los deportistas, de eso no hablamos. Sólo hablo de aquellos que hacen público nuestro trabajo. En cuanto a la labor, recursos y métodos de ‘ramirezcaracuel’ hemos innovado adaptando instrumentos de la psicología de la salud, basados en lo que los investigadores han confirmado que funciona, y los hemos aplicado al deporte. Tenemos un material audiovisual atractivo para el deportista. Nadie se aburre en nuestras sesiones; se trata de implicarse y trabajar para que la psicología cumpla su función: generar cambios que aumenten su eficacia y rendimiento.
Esfuerzo e implicación
– Ha ayudado a muchos clubes y deportistas de las máximas categorías, le querían en el Atlético de Madrid, le han calificado como «talismán del Betis». ¿Es que hace milagros?
– Mi labor no es sólo mía, somos un equipo formado por dos neuropsicólogos, una psicóloga infantil y una psicóloga del deporte. Sin ellos no soy nada, pensamos y trabajamos a la par. Tampoco creo que sea un ‘talismán’. Sí es cierto que soy una inyección de energía positiva. Creo en el optimismo al cien por cien y lo transmito porque estoy convencidísima de que es el camino para alcanzar los sueños. Tengo una escala de valores muy clara en la que el esfuerzo, la implicación, la dedicación, la gestión de personas y el vivir para los demás son mi bandera y trato de inculcarlo siempre. Si llevas optimismo y sentido común, todo parece más fácil: ¡esto hay que contagiarlo! El Atlético de Madrid me quería porque he trabajado mano a mano con Gregorio Manzano en el Mallorca, hicimos muy buenas temporadas teniendo pocos recursos. Cada año nos ‘limpiaban’ a los jugadores que Gregorio había conseguido revalorizar y volvíamos a empezar de cero. También he disfrutado del Betis en segunda; el año pasado vivimos muchas cosas, negativas como la enfermedad de Miki o las cinco derrotas consecutivas y luego grandes momentos inolvidables. Los chicos son geniales, trabajar con Pepe Mel y Roberto es maravilloso y pensaba que merecía la pena vivir en primera la gran experiencia bética.
– Empezó en este mundo dieciséis años atrás: licenciatura, máster, doctorado... un gran esfuerzo. ¿Cómo es el éxito profesional y además saberse querida por la afición?
– He llegado hasta aquí porque me tomo muy en serio mi profesión. Tengo el privilegio de dedicarme a lo que siempre deseé. Me gustan mis pacientes, mis clases, mis deportistas. Disfruto con lo que hago y le dedico muchas horas de trabajo y de formación. Cada vez que veo entrar pacientes por la consulta es una satisfacción, y cuando le digo a alguno «ya no te quiero ver más por aquí» porque está muy ‘sanito’ es un momento pletórico, aunque me de pena, porque no me gusta generar dependencias y cuanto antes dejen de necesitarte mejor: deben andar y tomar decisiones solos. Aunque llevaba muchos años en esto, Paquillo fue quién me puso en valor, empezó a hablar de mi trabajo en los medios de comunicación, fue un gran impulsor de mi carrera profesional y se lo agradeceré siempre. Por otro lado, para mí es un orgullo el apoyo de la afición, me siento muy querida y valorada.
Motivación del trabajador
– Su trabajo se basa en los deportistas de elite, pero ¿son aplicables a la vida diaria los métodos de la psicología deportiva?
– Por supuesto. Las mismas variables que impartimos a los jugadores, los equipos y otros deportistas, las impartimos en empresas. Muchos valores del deporte aplicados al ámbito empresarial consiguen optimizar y aumentar el nivel de rendimiento: como la cohesión, el trabajo en equipo, la toma de decisiones de forma rápida y bajo presión, la atribución de responsabilidades, etc. Cuanto mejor manejemos estos parámetros, mayor control sobre la situación. Tener un trabajador con motivación y autonomía es lo que desean todos los buenos líderes.
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