El artista participa con 42 ilustraciones en un libro que celebra el Milenio de Granada y donde ha imaginado a personajes históricos a través de su carácter
M. DE LA CORTE / GRANADADavid González Zaafra se confiesa en los brazos de la intuición. Gracias a esa energía invisible ha captado la emoción en rostros que jamás han existido, como el de su personal y sentido Quijote, y en otros que poseen tanta fuerza que captarla debe ser cuanto menos una auténtica odisea: Camarón, Paco de Lucía o Morente. Tras treinta años de incansable trabajo como artista, el pintor está ahora nominado al Premio Nacional de Artes Plásticas de la Fundación Cultura Viva, un galardón que premiaría toda su trayectoria, pero especialmente la que le relaciona desde siempre con el mundo del flamenco, y que sería para el granadino un absoluto "honor".
Está vinculado al flamenco, dice, desde que nació, "porque vivía en la calle Elvira, justo al lado de una fragua flamenca", y lo pinta "desde que era pequeño, cuando llenaba las paredes de mi casa de pintarrajos". Por eso es el eje de su pintura: "Tengo miles de obras de flamenco". Recuerda el artista centenares de pinturas sobre Carmen Amaya, Mariquilla, Camarón de la Isla... Muchos artistas de quienes ha sabido captar su inmensidad a través de los sepia, los azules o los rojos. Su última obra, un inmenso mural en Costa Rica que acabó en verano y que hizo con motivo de la declaración del Flamenco como Patrimonio de la Humanidad.
Pero, como él mismo reconoce, no para un momento. En los últimos tres años ha estado trabajando en un libro que comparte con Enrique Seijas con motivo de la celebración del Milenio.
El reino de Granada. Apuntes para un milenio (que se presentará probablemente en diciembre) recoge textos de Seijas e ilustraciones de Zaafra en las que el artista ha tratado de "recuperar todos los personajes históricos del reino de Granada" cuyas figuras son toda una incógnita. Tras imaginar a los personajes de los cuentos de Washington Irving, el pintor granadino desvela ahora cómo pudieron ser los rostros de aquellos reyes, visires y gente de la época. Desde Zawi ben Ziri, primer rey de Granada desde 1013 a 1019, "hasta el último".
En 42 ilustraciones Zaafra trata de adivinar cuál fue su forma física dejándose llevar por la intuición pero también por su mucho estudio, basándose en su personalidad, su forma de gobernar o su carácter.
"Es un trabajo muy bonito porque es una forma de aportar a la historia una figura, una forma, con la que no contaba". Cuando pinta, explica, siempre se abandona "a los brazos de la intuición pero llenándome del personaje, entrando en él y viéndolo" desde el interior. Parte primero de una base de investigación: "Estoy prácticamente obligado a leer. Cuando tengo que interpretar algo, un personaje o un monumento, siempre trato de empaparme de él. Me pasó con el Quijote; antes de ilustrarlo me llevé varios años estudiándolo, me lo sabía de memoria, soñaba con él...".
Está vinculado al flamenco, dice, desde que nació, "porque vivía en la calle Elvira, justo al lado de una fragua flamenca", y lo pinta "desde que era pequeño, cuando llenaba las paredes de mi casa de pintarrajos". Por eso es el eje de su pintura: "Tengo miles de obras de flamenco". Recuerda el artista centenares de pinturas sobre Carmen Amaya, Mariquilla, Camarón de la Isla... Muchos artistas de quienes ha sabido captar su inmensidad a través de los sepia, los azules o los rojos. Su última obra, un inmenso mural en Costa Rica que acabó en verano y que hizo con motivo de la declaración del Flamenco como Patrimonio de la Humanidad.
Pero, como él mismo reconoce, no para un momento. En los últimos tres años ha estado trabajando en un libro que comparte con Enrique Seijas con motivo de la celebración del Milenio.
El reino de Granada. Apuntes para un milenio (que se presentará probablemente en diciembre) recoge textos de Seijas e ilustraciones de Zaafra en las que el artista ha tratado de "recuperar todos los personajes históricos del reino de Granada" cuyas figuras son toda una incógnita. Tras imaginar a los personajes de los cuentos de Washington Irving, el pintor granadino desvela ahora cómo pudieron ser los rostros de aquellos reyes, visires y gente de la época. Desde Zawi ben Ziri, primer rey de Granada desde 1013 a 1019, "hasta el último".
En 42 ilustraciones Zaafra trata de adivinar cuál fue su forma física dejándose llevar por la intuición pero también por su mucho estudio, basándose en su personalidad, su forma de gobernar o su carácter.
"Es un trabajo muy bonito porque es una forma de aportar a la historia una figura, una forma, con la que no contaba". Cuando pinta, explica, siempre se abandona "a los brazos de la intuición pero llenándome del personaje, entrando en él y viéndolo" desde el interior. Parte primero de una base de investigación: "Estoy prácticamente obligado a leer. Cuando tengo que interpretar algo, un personaje o un monumento, siempre trato de empaparme de él. Me pasó con el Quijote; antes de ilustrarlo me llevé varios años estudiándolo, me lo sabía de memoria, soñaba con él...".
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