Las editoras del informe Sespas 2014 sobre el impacto de la crisis económica en la salud
y expertas en salud pública, Beatriz González e Inma Cortès-Franch,
alertaron este miércoles en la presentación de dicho informe sobre los
graves efectos, como el auge de las enfermedades mentales o la marginación, que “la austeridad mal entendida y sin evidencia científica de estos años” podrá tener en España en el “medio plazo”.
Tras
más de un año de preparación, Beatriz González valoró estos años de
crisis como un ejercicio de “austeridad mal entendida”, ya que “ha sido
aplicada a políticas sociales, especialmente a la universalidad de los
servicios sanitarios, que ha vivido auténticos asaltos, y ha provocado
la marginación de colectivos como los inmigrantes”
Además, destacó la
labor de los profesionales de la salud que “han impedido que recortes
sean sinónimo del hundimiento del sistema sanitario”. A pesar de ello,
“las listas de espera están en crecimiento continuado y la satisfacción
de los pacientes cae”.
Las
medidas austeras o las reformas anteponen, según las editoras, “sacar
al PIB del agujero, aunque dejen atrás a parte de la población”.
Inma
Cortès, coautora del trabajo también se pronunció sobre la reforma
labora. “Está demostrado que el paro genera problemas de salud; pero la
precariedad laboral, a la que conducen estas reformas, tampoco fomentan
una vida saludable, ni el bienestar”.
Cortès alertó del incremento de
los problemas mentales como la ansiedad o la depresión, “que aumentan
junto a los desahucios u otras situaciones de desesperación”.
Además,
“la tensión en la que viven los trabajadores, a causa del miedo al
despido, les aleja de ir al médico o pedir una baja cuando la
necesitan”, apuntó González.
La salud reproductiva fue otro de los
temas abordados por Cortès, quien afirmó que “la fertilidad viene en
declive desde el comienzo de la crisis, especialmente en las mujeres
menores de 30 años”.
A pesar de la postura crítica, González tendió
la mano de los profesionales que conforman Sespas al afirmar que “la
austeridad puede ser algo positivo, pero para que lo sea debe aplicarse a
lo superfluo y solo se conseguirá con la asesoría de los profesionales
de la salud”.
Sin embargo, esta experta concedió que otro reto es que
los pacientes se empoderen y participen en ese proceso de construcción
de un sistema sanitario austero donde se recorte grasa, no músculo”, que
debe nacer en estos tiempos de crisis, pero que solo será posible si se
hace "con transparencia, participación y la inteligencia científica que
trata de aportar informes como éste”.
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