Un estudio del grupo Paralelo 37 pone de manifiesto
que aquellas tierras baldías, ahora convertidas en un motor económico y
exportador, fueron colonizadas por familias procedentes de las
Alpujarras y la Costa granadina.
rafael espinoLa revolución agroindustrial y el empuje económico de la provincia de Almería le debe mucho a las migraciones de la Alpujarra granadina que se produjeron a partir de los años 60. De allí procedían buena parte de los pioneros del mayor motor económico de Almería, ahora convertida ya en la huerta de Europa, en la que también han tenido que otros colonizadores procedentes de la Costa de Granada (Calahonda y Carchuna), de la Rambla de Albuñol o del Alto Andarax. Posteriormente se incorporaron de otros pueblos del Levante almeriense y de la propia provincia de Murcia.
El estudio, que muestra cómo surgió en España una de sus estrategias agroalimentarias más potentes a nivel mundial, ha sido llevado a cabo por Paralelo 37, grupo de investigación especializado en análisis sociodemográficos y territoriales de la Universidad de Almería. El trabajo lo han liderado el catedrático de Historia e Instituciones Económicas Andrés Sánchez Picón y el catedrático de Geografía y Humanidades Fernando Fernández. Afirman que se han hecho buenos estudios sobre la agricultura y la economía de la comarca del Poniente que han dado lugar a publicaciones de libros y la aparición de artículos en revistas y publicaciones científicas. Pero de estos miles de hombres y mujeres que pusieron en marcha los primeros invernaderos "no se tiene ni se dispone de ningún tipo de estudio serio, riguroso y científico que pueda identificar y demostrar cuántos fueron en realidad, de qué provincias, pueblos, municipios o poblaciones de las que provenían", manifiesta Fernando Fernández.
En un primer avance del estudio, el fenómeno más relevante que se extrae es que los primeros emigrantes que colonizaron el campo de Dalías procedían de la Costa Granadina y de la subcomarca de Adra-Berja y la Sierra de Gádor. Por lo tanto, se comprueba que el ámbito territorial de dónde procedieron las sucesivas oleadas de emigrantes en los 60, 70 y 80 fue más extenso y amplio de lo que se creía.
En cuanto a la aportación de emigrantes, se sitúa en la Alpujarra de Granada, seguida a poca distancia por la comarca de Guadix, y, después, el área metropolitana de la ciudad de Almería. Después le siguen, en igualdad de aportes, la Alpujarra almeriense, la Vega de Granada, a comarca de los Filabres-Alhamilla y la del Alto Almanzora. Hay menores aportaciones de emigrantes de las provincias de Jaén, Málaga, norte de Granada y Murcia.
Las comarcas más próximas y vecinas al Poniente aportaron el 52% del total de inmigrantes en el periodo 1970-80. Las tres comarcas de conjunto de Adra-Berja-Sierra de Gádor, área metropolitana de Almería y Alpujarra almeriense totalizaron el 46,5% de los vecinos.
Además, las comarcas más próximas de la provincia de Granada aportaron el otro significativo 44,5% de los inmigrantes, destacando también las comarcas vecinas de la Costa de Granada, Alpujarra granadina, y altiplanos de Guadix, que totalizaron ellos solos el 41,6% de los flujos migratorias granadinos.
Ya más distante, y con poca significación, se sitúan las provincias de Málaga, con un 1,8%, destacando la comarca de la Costa del Sol y de Málaga ciudad. Y, por último, la provincia de Jaén con un 1% de emigrantes procedentes de la la Sierra de Mágina.
El estudio al que ha tenido acceso Diario de Almería concluirá a finales de 2014 o inicios del próximo. "Saldrá entonces una amplia y completa publicación, resultado de esta investigación y un riguroso estudio, que venga a saldar la deuda histórica pendiente con aquellos hombres y mujeres que llegaron desde principios de los sesenta, en sucesivas oleadas, ocupando tierras inicialmente improductivas, que tras las innovaciones técnicas que ellos mismos introdujeron y aplicaron, junto con su importante tesón, fuerza de voluntad y trabajo diario, dieron sucesivamente lugar a lo que se ha conocido como la posterior revolución agraria de la Comarca del Poniente", sentencia Fernando Fernández.
Desde los años 40 e incluso hasta la mitad de los sesenta, esta extensión territorial de 662 kilómetros cuadrados era una comarca de tierras baldías, sumamente deprimida y subdesarrollada, prácticamente deshabitada, en dónde las actividades agropecuarias eran inexistentes y donde los únicos aprovechamientos eran unas pocas explotaciones agrarias tradicionales en las apenas inexistentes vegas de las ramblas y, sobre todo, eran unas tierras con una utilización ganadera trashumante, a la que, de forma estacional (otoño e invierno) descendían los rebaños de cabras y ovejas, provenientes de las Alpujarras y de otras comarcas vecinas de la media y alta montaña próxima de la Sierra de Gádor.
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