Las cifras delatan no solo un estancamiento, sino un retroceso en el desarrollo andaluz
Las ofensivas palabras contra Andalucía de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes (como si los andaluces no trabajáramos y no pagásemos nuestros impuestos) me llevan a pensar en la realidad andaluza, su historia, el poderío de su arte, su literatura, su cultura, pese al maltrato recibido a lo largo del tiempo. El capitalismo español, desde los siglos XVIII y XIX dejó a Andalucía fuera del proceso de industrialización, relegándonos a una posición secundaria, a una dependencia de la agricultura y el turismo, principalmente, donde el campo, además, estaba en contadas manos de terratenientes, dejando una gran masa de trabajadores sin trabajo, carne de emigración. El mito de que los andaluces no somos trabajadores es eso, un estereotipo ofensivo que muchas veces procede incluso de los territorios que históricamente nos explotaron como mano de obra barata.
Por otra parte las también recientes y despectivas palabras que Felipe González dirigió a quien fuera hasta hace poco Secretario General del partido socialista, "sin cultura de partido, lo hizo lo mejor que sabía, pero no sabía", me hacen pensar: tal vez vinieran a cuento porque Susana Díaz está ya en campaña para alcanzar el liderazgo del PSOE, que, ella dice, puede compaginar perfectamente con la Presidencia de la Junta de Andalucía, "siempre y cuando se pongan, por encima de todo, los intereses de la gente".
Pero a mí esa 'cultura de partido' me chirría en el oído. Me suena a que antes de nada se sitúe por delante el bien del partido y en un segundo término el servicio que un partido debe al país y a los votantes que representa e incluso a los que no lo votaron. Ya es hora de que los políticos tomen conciencia de que son nuestros representantes y no nuestros dueños.
Yo creo que el PSOE tiene una importante misión en Andalucía, creo que debe empeñarse en tomar las medidas necesarias para que nuestra educación, cultura, tradición, identidad y crecimiento económico den verdaderamente un salto hacia adelante. No olvidemos que las cifras delatan no solo un estancamiento, sino un retroceso en nuestro desarrollo. Eso es lo que Susana Díaz debería tener ahora entre ceja y ceja: luchar por nuestro progreso. O bien dedicarse al partido, que ella sí tiene 'cultura de partido', desde luego, y dejar en Andalucía a quien tenga ganas de entregarse con dedicación plena a resolver las graves dificultades que históricamente nos acucian.
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