Viajero y amante de las nuevas tecnologías
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Internet nos hace la vida más fácil y nos ofrece posibilidades que antes eran impensables. Tener nuestro propio correo electrónico, acceso a nuestras cuentas bancarias, consultar facturas de servicios contratados... podemos hacer prácticamente cualquier gestión sin necesidad de salir de casa.
Para realizar todas estas gestiones, en la mayoría de los casos, tan sólo es necesario tener un usuario y una contraseña, evitando así que cualquier persona pueda acceder a nuestras cuentas bajo nuestra identidad.
Lo que en un principio parece algo sencillo de gestionar, se vuelve cada vez más complicado cuando debemos tener varios usuarios y contraseñas para diferentes páginas web. Sería sencillo tener para todos los sitios la misma contraseña si no fuera porque cada web es un mundo y tiene sus restricciones propias a la hora de crear una clave; todo minúsculas, por lo menos una mayúscula, pon una mayúscula y un número, mínimo 8 caracteres y un símbolo... y así hasta infinidad de sugerencias que acaban por desesperarnos.
Esto hace que cada vez que tenemos que crear una cuenta para un servicio determinado descuidemos nuestras claves y acabemos poniendo la más sencilla que el sistema nos permita, de esta forma evitaremos olvidarnos de ella cuando queramos acceder de nuevo. Esto, que a priori puede parecer coherente, no deja de ser una temeridad que el día de mañana te puede dar más de un disgusto.
Tendemos a pensar que no somos importantes como para que alguien se dedique a descifrar nuestras claves y por ello no le damos importancia, pero el robo de claves masivo está a la orden del día y le puede pasar a cualquiera. Si no que se lo pregunten a los usuarios de la web de citas Ashley Madison, uno de los casos más sonados de los últimos tiempos donde se robaron más de 37 millones de contraseñas y donde casi la mitad tenían claves tan sencillas como 123456, abc123, password, default... Por esta razón otras páginas de contactos como Fuegodevida.com recomiendan siempre a sus clientes tomar precauciones y crear perfiles con contraseñas complicadas y difíciles de descifrar.
Otro caso reciente de robo de contraseñas ocurrió el pasado septiembre cuando Yahoo reconoció el robo de información de más de 500 millones de cuentas de usuarios, caso que les complicó la vida bastante dado que se encontraban en ese momento inmersos en la posibilidad de venta de la empresa. Noticias como esta no ayudaron en la negociación, sin duda.
También este verano se conoció el robo de más de 60 millones de contraseñas de Dropbox, una de las aplicaciones más utilizadas para almacenar archivos y fotos en la nube.
En muchos casos este tipo de robos son inevitables por nuestra parte ya que es la propia empresa la que ha descuidado algún aspecto de seguridad que ha propiciado dicha sustracción de datos, pero en otros somos nosotros los que se lo ponemos muy fácil a quienes tratan de acceder a nuestras cuentas sin permiso.
Y tu, ¿utilizas contraseñas seguras?
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