Geógrafo - climatólogo
magínate que un día sales de tu casa, bien sea en tu barrio, en el pueblo o en centro de la ciudad y hay carteles donde pone que dentro un tiempo van a venir unas personas y te obligarán a irte y dejar todo atrás. No podrás llevar nada. El tiempo pasa y no viene nadie, así que poco a poco, los temores se van pasando, las fuerzas de seguridad y organismos internacionales no ven ningún problema que atender y vuelves a quedarte en tu hogar, con tu familia, amigos, recuerdos y las raíces de tu vida y tus antepasados, pero efectivamente un día llaman a la puerta y te dicen en ese momento te vayas; ya no hay nada que hacer, no hay comida, puede que no haya agua, puede que tus vecinos se fueran hace meses por su propia decisión, asustados ante lo que parecía un problema serio. Ahora te toca a ti, y no puedes llevar nada más que a la familia que te acompañe, junto a miles de personas que se ven en la misma situación que tú simplemente porque viven en ese lugar.
Esta situación es la que ocurre con el cambio climático y podrá ocurrir muy pronto en algunos lugares del planeta donde viven miles de personas. Subidas del nivel del mar en zonas de Asia e Indonesia obligarán a millones de personas a desplazarse, se espera que en futuro largos periodos de sequía incluso más severos que los que ya se han vivido puedan afectar a zonas de África, lo que obligará al desplazamiento de miles y miles de personas en busca de alimento. Estos escenarios de futuro parecen sacados de una película catastrófica, pero podrá ocurrir antes de lo que pensamos y los refugiados climáticos será un concepto con el que tristemente tendremos que familiarizarnos.
Casas afectadas por la subida del mar en República Dominicana/Jonathan Gómez Cantero |
Hace unos días, se celebró en Madrid el Simposio sobre Migraciones Climáticas, en el que tuve el honor de participar, y donde expert@s de diversas ramas profesionales y académicas e instituciones mundiales pusieron sobre la mesa uno de los problemas futuros y que ya se viven en algunos puntos concretos del planeta. Es un problema que hay que tomarse muy en serio, porque millones de personas tendrán que desplazarse como consecuencia del cambio en el clima y fenómenos extremos que se espera puedan ser más intensos. Además hablamos de países vulnerables y población que no podrá hacer frente al cambio climático desde sus residencias al no disponer de recursos de ningún tipo. Es una muy triste realidad de la que aún no estamos concienciados y aún no hemos visto verdaderamente lo que puede llegar a ser.
La situación es grave, pero aún lo es más que internacionalmente no se le esté dando la importancia que merece para luchar contra el cambio climático. Hace unos días terminaba en Marruecos la Cumbre del Clima (COP22), que personalmente creo que podría ser calificada de fracaso, porque no se ha llegado a ningún acuerdo para comenzar a reducir las emisiones de gases efecto invernadero y se han dilatado aún más los tiempos para poner en marcha el Acuerdo de París aprobado en la COP21 el año pasado en París, ya de por sí muy laxa e inconcreta.
No olvidemos, además, que son sobre todo las emisiones de los grandes países desarrollados las que más han contribuido y contribuyen al cambio climático. Cada vez que Europa, Estados Unidos o China hacemos un gran derroche de energía para vivir cómodamente (energía que viene en parte y por desgracia de combustibles fósiles), en algún lugar del mundo estamos haciendo que paguen por ello porque el clima no entiende de fronteras. Pero cuando esas personas necesiten ayuda, sí existirán las fronteras.
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