Acróbatas es el título de una publicación reciente del investigador de la Universidad de Granada Ugo Mellone que tiene como protagonista principal a la cabra montés. Su autor utiliza a la cabra montés como clave de lectura de los paisajes de la provincia de Granada, desde el nivel del mar hasta las cumbres de Sierra Nevada. Para su realización ha hecho un seguimiento de esta especie durante tres años, en distintos ambientes y en todas las estaciones del año, consiguiendo una bella ilustración de todas las fases de su ciclo biológico.
De la nieve a la arena
La cabra montés, Capra pyrenaica hispanica, es un icono y símbolo de Sierra Nevada. La imagen de este ungulado está estrechamente ligada a 'la gran montaña mediterránea'. Quizás imbuidos por el refrán que dice que "la cabra tira al monte" normalmente asociamos la cabra montés con paisajes montanos, abruptos y despoblados, no en vano el apellido de esta cabra así lo refiere también. Pero los modelos que caracterizan el patrón de distribución de la especie muestran que está más relacionado con factores climáticos que con otras variables tales como la orografía, las características del terreno o la actividad humana.
En Sierra Nevada la cabra montés ocupa todo el territorio desde el extremo occidental, en toda la cornisa calizo dolomítica de Los Alayos-Trevenque hasta la esquina oriental en las cotas más bajas del parque natural en la confluencia de los ríos Nacimiento y Andarax; desde la cumbre del Mulhacén, el techo de la Península hasta el Altiplano, muy próximas a las localidades del Marquesado del Zenete; también podemos ver cabras monteses a lo largo de toda la vertiente sur, desde el valle de Lecrín hasta la Alpujarra almeriense. Más allá del ámbito de este espacio natural protegido la cabra montés ha recolonizado otros territorios en los últimos años llegando hasta la Vega del Genil y a las estribaciones de las cordilleras litorales incluso a la misma orilla del mar, tanto en el paraje natural Maro Cerro Gordo como en los acantilados de Calahonda.
Nacidas para escalar
La cabra montés está especialmente adaptada para poder desarrollarse y sobrevivir en lugares rocosos, parajes escarpados, en los que puede escapar a sus posibles depredadores moviéndose con soltura y facilidad por paredes de increíble verticalidad gracias a la peculiaridad de si pezuñas cuya superficie es antideslizante y evita los resbalones. Las puntas de las pezuñas carecen de pliegue interdigital y son muy duras y agudas por lo que pueden agarrarse a las rocas.
¿Vinieron del norte o del sur?
Existen varias hipótesis acerca de la llegada del género Capra a Europa. Una de ellas habla de la existencia de una oleada de ancestros de las cabras actuales, durante la glaciación de Riss, originando la especie alpina. Una segunda oleada, a principios del Würm y también procedente de Oriente Próximo aunque de ancestros diferentes, llegó hasta los Pirineos colonizando Iberia en el sentido contrario a las agujas del reloj: Pirineos, Cordillera Cantábrica, macizo Galaico, Sistema Central, Cordilleras Béticas, hasta la desembocadura del Ebro.
Sin embargo los restos arqueológicos ponen de manifiesto la existencia, antes de esta época, de ejemplares de Capra en la península ibérica, actuando esta como refugio glaciar durante el Pleistoceno. Las cabras pudieron entrar en Europa por el Estrecho de Gibraltar, hecho que explicaría la existencia de otras especies de Capraya extintas (hace unos 170.000 años) y la mayor variabilidad genética de la población nevadense, siendo esta población la fuente de la colonización del resto de sistemas montañosos peninsulares.
La elevada altitud a baja latitud de Sierra Nevada permitió que cambios sustanciales en las condiciones ambientales fueran amortiguados por migraciones altitudinales. Algunos atores piensan que ambas hipótesis no son excluyentes y de hecho hay similitudes entre el ADN nuclear de la extinguida especie del Pirineo y la población de Sierra Nevada.
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