Parte del aumento de la prevalencia del asma se explica por un mejor diagnóstico de la población, pero hay más factores implicados en ese aumento.
El pasado martes, 7 de mayo, se celebró el Día Mundial del Asma, una enfermedad respiratoria que cada vez afecta a mayor parte de la población: se calcula que en España hay, en la actualidad, tres millones de asmáticos y, según datos publicados por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, la prevalencia de esta patología ha aumentado entre un 8% y un 10% en los países industrializados durante la última década. Como explica la doctora Alicia López de Ocáriz, experta médica de Cinfa, “el asma es una enfermedad crónica que se produce cuando la exposición a ciertas sustancias o determinadas circunstancias inflaman los bronquios. Estos se estrechan y pueden obstruirse, lo que provoca problemas para respirar que, en ocasiones, suponen un gran riesgo vital para el afectado”.Otros síntomas del asma son la tos, los pitos o silbidos en el pecho al respirar –conocidos como sibilancias– y la secreción de un moco viscoso y espeso, difícil de expulsar. De igual modo, puede asociarse a rinitis y sensación de dolor u opresión en el pecho. Desde CinfaSalud trasladan varios consejos para el manejo de la enfermedad:
- Toma siempre tu medicación, aunque no sufras síntomas. Toma todos los días tu medicación, incluso aunque no sufras síntomas. Para lograr controlar tu asma es muy importante que tomes la medicación que tu médico te haya prescrito en la dosis y duración indicadas.
- Utiliza bien tu inhalador. Siempre debes abrir el dispositivo, prepararlo (agitarlo, rotarlo o cargarlo), vaciar tus pulmones de aire, bloquear la respiración, colocar el inhalador en la boca, inhalar a fondo, contener la respiración de cinco a diez segundos y volver a respirar con normalidad.
- Nunca abandones el tratamiento por tu cuenta. Pregunta a tu médico cualquier duda que puedas tener sobre cómo seguirlo o tus posibles temores ante efectos secundarios -muy poco probables-, pero nunca dejes de tomar la medicación por iniciativa propia
- Consulta siempre a tu médico antes tomar nuevos fármacos. Nunca te automediques e informa a tu médico de nuevas prescripciones que otros especialistas hagan. En todo caso, comunica siempre tu condición de persona asmática para evitar interacciones con otros medicamentos.
- Aprende a reconocer y actuar en las crisis. Pide a tu médico que te enseñe a detectar los síntomas de empeoramiento y elabora con él un plan de acción escrito, que te indique con exactitud cómo debes reaccionar en caso de crisis grave (aumentar la dosis de medicamento, tomar otro nuevo o acudir a Urgencias).
- Realiza ejercicios respiratorios habitualmente. Aprende y practica de manera regular ejercicios de fisioterapia, porque te ayudarán a controlar la respiración y la ansiedad cuando llegue una crisis.
- No fumes y aléjate de los ambientes con humo. El tabaco es el principal desencadenante del asma, porque incrementa la inflamación bronquial. Por lo tanto, no fumes y tampoco permitas que lo hagan junto a ti.
- Evita los alérgenos que más te afecten. Debes mantener tu entorno libre de todas las sustancias que pueden empeorar tu asma, como pólenes, polvo, ácaros, hongos o el pelo de los animales.
- Deporte, pero con precaución. Realiza ejercicios de calentamiento y aclimatación antes de comenzar a practicar cualquier actividad física e incrementa poco a poco la intensidad del entrenamiento, con el fin de preparar las vías aéreas para el esfuerzo. No olvides que los deportes en ambientes húmedos, como la natación, o en salas cerradas, están más indicados para los asmáticos.
- Llévate el sentido común cuando viajes. Siempre que el asma esté bien controlada y sea estable, una persona asmática puede viajar como cualquier otra, pero ha de llevar siempre consigo sus medicamentos habituales, el plan de acción por escrito que ha elaborado con su médico y los fármacos que pueda necesitar en caso de empeoramiento o crisis.
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