La Policía desalojó a la fuerza a medio centenar de vecinos que llevan 3 meses luchando por la infraestructura
C. RODRÍGUEZ / GRANADATreinta años funcionando son muchos años, muchos libros, muchas experiencias, muchas historias escritas y no escritas que ayer pasaron por delante del centenar de vecinos que, impotentes, veían cómo se llevaban parte de la identidad de su barrio y para muchos "parte de nuestras vidas". Las Palomas comenzó ayer quedarse vacía, sin libros.
El traslado de los fondos de la biblioteca zaidinera al distrito Beiro arrancaba a primera hora de la mañana con problemas técnicos, -hasta para entrar al centro hubo que avisar a un cerrajero- y como no, con la resistencia de los vecinos y miembros de la plataforma contra su cierre que lleva meses reivindicando el espacio cultural para el barrio.
La gran presencia policial en la plaza sorprendía desde el principio: cuatro coches, una furgona y 15 agentes, entre ellos, miembros del equipo de Intervención Especial de la Policía Local, para desalojar una biblioteca pueden parecer demasiados pero, al final, todos actuaron y utilizaron su fuerza para desalojar a los allí presentes que, de manera pacífica pero contundente, permanecían sentados a las puertas del centro cultural.
Entre ellos se encontraban concejales como Francisco Puentedura y María Escudero, que fueron de los primeros en denunciar los hechos y las formas con las que los agentes actuaron. "Fueron los propios policías los que nos alertaron de que si había que llegar a la confrontación se llegaría e, incluso, amenazaron con denunciarnos si no nos levantábamos", explica Puentedura. El concejal asegura que no ha vivido un momento más vergonzoso en su vida política. "He visto cómo se llevaban de malos modos a personas mayores, a la gente que reclamó hace tres décadas este equipamiento para el barrio y que ahora ven cómo lo están desmantelando", relata.
La indignación era extensible no sólo a la concejal María Escudero sino a Alfonso, Gloria, Antonio... vecinos del barrio que presenciaban perplejos cómo un camión de Hermanos Aguilera -precisamente empresa de un concejal que se ha criado en el barrio- "se llevaba en palés y mal embalado parte del material bibliográfico".
A pesar de la resistencia y las protestas, se estuvieron sacando libros durante gran parte de la jornada. Tiempo en el que los vecinos no se marcharon de la plaza. Ya por la tarde miembros de la Plataforma contra el cierre de Las Palomas celebraron una reunión en la que se decidieron las medidas de actuación para los próximos días. Una concentración en la Plaza del Carmen el próximo 17 de noviembre a las 18:00 horas; una nueva petición de reunión con el alcalde y el concejal de Cultura para proponerles alternativas al uso que se le quiere dar al centro y ofrecerles que "sea el barrio, los propios vecinos los que gestionen la biblioteca"; y, por último, repartir crespones negros como muestra de solidaridad con los vecinos son sólo algunos de los pasos que van a dar.
Por su parte, el Ayuntamiento mantiene que su actuación es correcta, "que con este traslado se está dando servicio a un distrito que no tenía biblioteca y que la Francisco Ayala multiplica mensualmente el número de usuarios.
A los otros usuarios, los de la Biblioteca de las Palomas, les dan igual los datos del Ayuntamiento. Saben que hoy seguirán llevándose libros pero volverán a la biblioteca como si estuviera abierta. Recuperarla como lo que era es difícil pero dicen que no les importa. Su lucha cultural aún no ha terminado.
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