El escritor presenta hoy 'El país perdido. La Alpujarra en la guerra morisca'. un ensayo a través del cual el lector puede recorrer la geografía alpujarreña y evocar su pasado bélico.
BELÉN RICO GRANADA |Justo Navarro presenta esta tarde su obra en el Teatro de CajaGranada
El novelista, poeta, traductor y articulista presenta esta tarde su última obra, un ensayo sobre la sublevación morisca en la Alpujarra publicado en la colección Ciudades andaluzas en la historia, de la Fundación José Manuel Lara. El texto del autor granadino está acompañado por las imágenes del fotógrafo Ricardo Martín Morales sobre los paisajes de la Alpujarra, reproducciones de cuadros de la época o planos.
-¿Cuál es la finalidad de 'El país perdido. La Alpujarra en la guerra morisca'?
-Es un libro que invita a recorrer la Alpujarra con un oído en la historia y los sentidos en el presente para ver como ese paisaje maravilloso se convierte en un momento determinado en escenario de una guerra. Es una manera interesante de adentrarse en un momento histórico que es fundamental en la historia de España, porque pone fin a la Reconquista. Es una invitación a volver a pensar ese episodio que se completa con el viaje por el paisaje real.
-Es decir, que el lector puede imaginar en determinados parajes ciertos paisajes históricos.
-Puede seguir el curso de la guerra con el libro en la mano desde el principio, desde el levantamiento la Nochebuena de 1568 cuando un grupo de moriscos entra en el Albaicín llamando a la rebelión. El lector puede salir del Campo del Príncipe, de donde parte el ejército del Marqués de Mondéjar, para seguir la carretera por el Valle de Lecrín. Así puede llegar al Puente de Tablate y adentrarse en la Alpujarra pasando por Lanjarón y Órgiva y así puede observar los cambios que la historia ha introducido a lo largo de los siglos.
-Aunque es un anacronismo, por la tipología del paisaje, ¿en la sublevación de la Alpujarra lo que se dio fue una especie de guerra de guerrillas?
-Sí, en efecto. La Alpujarra es un modelo en el que se concilian cultura y naturaleza, una coincidencia que es interesantísima. Un paisaje geológico fruto del deshielo de la Alpujarra, difícil de habitar, se convirtió en un paraíso agrícola o un huerto fertilísimo. Si al principio la naturaleza se alió con los moriscos para darles un país fertilísimo en tiempos de paz, luego se alió con ellos para darles defensa a través del territorio, la única que ellos podían tener dada la diferencia militar.
-Habla de una desigualdad numérica. ¿Era una guerra suicida?
-Sí, era una guerra suicida y decidida desde el principio, pienso yo. Era una guerra desesperada en la que los moriscos utilizaron la Alpujarra como fortaleza natural: eran guerreros que vivían y se alimentaban de la propia muralla que los defendía.
-¿La geología fue una estrategia bélica más que un escenario?
-El territorio que todavía sorprende al viajero cuando toma una curva en la carretera sirvió para que los ejércitos de Felipe II se llevarán muchas sorpresas. Ellos torcían un camino y se encontraban que los moriscos los estaban esperando, los golpeaban un momento y desaparecían inmediatamente porque no podían establecer una batalla en campo abierto. Eran de una gran debilidad.
-Sería suicida, pero gracias a este paisaje por lo menos se prolongó varios años...
-La guerra duró dos años porque siempre quedaba algún lugar donde podía esconderse un grupo de moriscos y volver a atacar a las tropas cristianas. Además existía el designio de terminar con los moriscos y todo lo que ellos representaban. A la corona no le interesaba que terminase sin exterminar a todos los moriscos que quedasen.
-¿Por qué no recibieron ayuda de los turcos?
-En esos momentos había una disputa entre la monarquía católica y el imperio otomano por el control del Mediterráneo. El episodio granadino fue una distracción para que Felipe II no perturbara los movimientos que en ese momento hacían los turcos en el norte de África en torno a Chipre. Aunque hubo la amenaza permanente de que intervinieran en la Guerra de Granada, del norte de África sólo llegaron unos cientos de mercenarios y las armas que compraban los moriscos. Sobre el tráfico de armas hay que tener en cuenta que ahora pensamos en la Alpujarra como una zona deprimida pero en aquellos tiempos era un centro económico por la industria de la seda, que era una verdadera fuente de riqueza. La Alpujarra era un huerto de morales, gusanos de seda y sederías, aunque todo ese tejido riquísimo se destruyó durante la guerra o tras ella.
-¿Qué tiene este libro de historia del ejército?
-Todo porque es la historia de una rebelión, de su aplastamiento, de los métodos de combate de unos y de otros. Es la historia de un episodio fundamentalmente militar.
-¿Se ha distanciado del hecho histórico?
-Se podrían sacar muchos paralelismos ahora sobre qué cosas se quitaron a los moriscos: su lengua, su religión, su modo de divertirse o de dolerse, de bañarse e, incluso, en el colmo del disparate, su propia lengua. Eso sigue dándose en el presente pero yo no he establecido paralelismos con el presente porque cualquier lector sensible podrá extraer sus conclusiones sobre situaciones recientes de la historia mundial que le harán pensar en como la maldad es persistente y las debilidades humanas no cesan nunca. Pero conforme iba leyendo, mi distanciamiento disminuía porque mi acercamiento era también literario por La guerra de Granadade Diego Hurtado de Mendoza.
-Entre documentación y elaboración, ¿cuánto tiempo ha tardado en ver la luz este libro?
-No hay fecha de inicio exacta porque desde el principio lo he visto relacionado con mi historia personal. La Alpujarra fue por ejemplo el primer sitio donde salí con un amigo cuando empezamos a coger el coche. El paisaje estaba ligado sentimentalmente a estos recuerdos y también a mis lecturas de Diego Hurtado de Mendoza.
-Como articulista, ¿la historia le ayuda a abordar el presente con perspectiva?
-Sí te da perspectiva, criterio, profundidad de mirada. Cuando uno lee estas historias hay una tendencia a juzgar, a opinar... Todo lo que sea conocer nuestra historia nos ayuda a entender mejor como son las cosas y cómo estamos viviendo ahora.
-¿Qué estructura sigue el relato?
-Sigue la cronología de la Guerra y la geografía de los movimientos conforme se van produciendo. Es un libro lineal desde la primera noche del levantamiento.
-¿Fue una trampa de la monarquía católica? ¿Los moriscos entraron al trapo?
-Fue una guerra que tuvo mucho de provocación. Los monarcas católicos llevaron las cosas al extremo y los moriscos o desaparecían de forma natural por su exterminación mediante una serie de medidas o de una forma mucho menos natural a través de la guerra.
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