Cuando la vocación de un Gobierno es mejorar la vida de las personas, garantizar su salud es el pilar fundamental. Ese es el único objetivo que orienta los pasos del Gobierno del cambio de la Comunitat Valenciana a través de su Conselleria de Sanitat Universal i Salut Pública. Las huellas en este camino son cada vez más numerosas y visibles. Se pueden seguir en la recuperación del derecho universal a la asistencia sanitaria o en las ayudas al copago farmacéutico para más de 1.300.000 personas en la Comunitat Valenciana. La ampliación de los tratamientos de hepatitis C a todos los pacientes, sea cual sea el grado de su patología, supone otra parada más en este trayecto. Un motivo más entre tantos para sentir orgullo por la sanidad pública valenciana.
La Comunitat será la primera que generalice estos tratamientos. También ha sido pionera en habilitar ayudas al copago farmacéutico a menores. Hechos que evidencian prioridades. Decisiones que definen las políticas y las diferencian. Cuando hablamos de garantizar el bien más preciado del ser humano, como es su salud, ¿hay alguna inversión que reporte más y mejores beneficios?
La respuesta es que desde el pasado viernes 31 de marzo, en la Comunitat Valenciana, se facilita bajo criterio clínico el acceso a los tratamientos contra la hepatitis C a aquellos pacientes con los grados menos avanzados (conocidos como F0 y F1). Son estas personas quienes, en aplicación del Plan Estratégico estatal de mayo de 2015, quedaban fuera por no considerarse prioritaria su atención. Trasladado a cifras en la Comunitat Valenciana, hablamos de 2.800 personas sin acceso. Es decir, 2.800 proyectos de vida susceptibles de mejorar. Por ello, sí serán prioritarios aquí y ahora para este Gobierno del cambio.
No nos frena el inmovilismo del Gobierno central. Ni la deuda de 27 millones por los tratamientos de hepatitis C del 2015, ni la falta de convocatoria del Consejo Interterritorial.
La Comunitat Valenciana es la autonomía que más pacientes de hepatitis C trata respecto a la media estatal. Entre 2015 y este año han sido más de 8.800 personas. La efectividad de estos fármacos es incuestionable. El 97.2% de los pacientes obtienen una respuesta positiva tras la finalización del tratamiento. Razón más que suficiente para seguir avanzando con firmeza pese a los obstáculos. El fin merece la pena.
Han pasado ocho meses desde que el Ministerio de Sanidad se comprometió, en julio de 2016, a abordar esta ampliación. Seguimos sin noticias y, lo que es mucho más grave, siguen sin soluciones. En la Comunitat Valenciana hemos decidido no esperar más. No nos frena el inmovilismo del Gobierno central. Ni la deuda de 27 millones por los tratamientos de hepatitis C del 2015, ni la falta de convocatoria del Consejo Interterritorial. Por tanto, en esta Comunitat se tratará a todos los pacientes, bajo criterios médicos; con una estimación para 2017 de entre 2.500 y 3.500 personas y una inversión que oscilará entre los 27 y los 38 millones de euros.
Hasta aquí las cifras. A partir de ahora, como antes y como después, resta seguir trabajando por mejorar la asistencia de nuestra sanidad pública valenciana. Quiero remarcar lo de "nuestra" porque creo que hoy lo es más que ayer. Más nuestra y más fuerte. En la Comunitat Valenciana se ha hecho realidad la justa reivindicación de los pacientes: "Tratamientos para todos y todas, ya".
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