- Peñalosa es un exponente de la cultura del Argar en la Edad del Bronce
- Los pobladores del asentamiento tuvieron actividad textil
- Los arqueólogos han hallado un curioso ajuar funerario
- Hasta la campaña del año pasado se habían documentado 25 enterramientos
No sólo de pan vive el hombre, y tampoco de metal lo hacían los humanos que habitaron Peñalosa hace cuatro milenios. Este poblado de la Edad del Bronce situado en el municipio jiennense de Baños de la Encina, en la comarca de Sierra Morena, es un exponente de la cultura del Argar y una pieza clave para comprender la relevancia de la explotación minera en esta zona desde el año 1.800 hasta el 1.400 a.C. aproximadamente.
Sin embargo, las últimas excavaciones demuestran que la población de esta aldea del valle del Rumblar no sólo se dedicaba a la extracción de cobre (malaquita y azurita).
Los últimos trabajos arqueológicos en la zona han sacado a la luz uno de los vertederos metalúrgicos que existen -que recuerda la citada importancia del metal en el lugar-, pero también detalles que ponen de manifiesto actividad textil o permiten conocer los ritos de aquel momento.
En la novena campaña de excavaciones en Peñalosa (financiada por la Consejería de Cultura, que desde 2005 ha invertido 400.000 euros), se ha encontrado en el suelo de una de las casas las improntas del barro que sujetaba los maderos de un telar vertical apoyado en la pared, así como más de 30 pesas de arcilla para tensar los hilos del telar, punzones y agujas de hueso relacionados con la confección de tejidos.
"Ha aparecido también una sepultura muy interesante con la figura de un niño acompañada de un ajuar curioso con un pequeño vasito y un puñal pequeñito", ha comentado Francisco Contreras, director de la campaña y catedrático de Prehistoria de la Universidad de Granada (UGR), una institución que lleva 25 años investigando en el poblado jiennense.
En esta campaña, además, se han llevado a cabo trabajos de consolidación en la fortificación del yacimiento y en algunas viviendas de la acrópolis de Peñalosa. De igual modo, se están realizando trabajos de conservación de las estructuras y de los muros de las viviendas, protegiendo las estructuras de las próximas lluvias con geotextil y tierra y apuntalando los muros que corren peligro de desplome. Todo ello, con la idea de acondicionar el yacimiento para ponerlo en valor.
Conociendo el valle
Inundado en parte por las aguas del pantano de Rumblar, Peñalosa presenta la estructura típica de los asentamientos de la cultura del Argar: situado sobre un espolón de pizarra que se alza por encima del río, sus casas rectangulares están dispuestas en las laderas del cerro, en terrazas artificiales que se comunican entre sí mediante calles estrechas. En la parte inferior, una gran cisterna que recoge el agua de la lluvia.
El poblado está defendido naturalmente por una serie de cortados en su zona oeste, mientras que por el este está cerrado por una muralla, reforzada con bastiones, sobre la que se adosan las viviendas. La zona superior, donde se han detectado los enterramientos más ricos y unmayor consumo de carne de caballo, está especialmente fortificada y conserva restos de numerosas vasijas de almacenamiento con restos de cereal.
Hasta la campaña de 2010 se habían documentado unos 25 enterramientos en las zonas domésticas que muestran una clara jerarquización social a partir de los ajuares funerarios, como también queda reflejado en los estudios antropológicos, en los alimentos consumidos, en los restos de cultura material que aparecen en los contextos domésticos y en el tamaño de las casas.
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