La entrega de las medallas de oro a los siete ex presidentes se convierte en una defensa a ultranza de la continuidad de las diputaciones · Sebastián Pérez elogia a Caler: "Ha vuelto a estar a la altura, como siempre"
GUILLERMO ORTEGA / GRANADA
la OCG en el Auditorio Manuel de Falla
Pérez y Caler una imagen que no se dio en la toma de posesión
Teresa Esteva recogió el galardón en nombre de su padre, ya fallecido.
Dicen que en política las formas importan mucho. Guardarlas, se entiende. Y debe de ser verdad, porque de lo contrario no se entiende que dirigentes que se han estado tirando los trastos a la cabeza durante los tres últimos meses posen juntos, sonrían y hasta se abracen.
Lo sucedido ayer en el auditorio Manuel de Falla es un magnífico ejemplo de eso. La Diputación Provincial de Granada concedió allí sus nombramientos y distinciones anuales y entre éstos, siete Medallas de Oro de la provincia, que tenían como destinatarios los siete hombres que han presidido la institución antes que Sebastián Pérez.
Ayer se premió a los ex presidentes José Sánchez Faba, que lo hizo con UCD, y a los socialistas Gerardo Esteva de la Torre (a quien se le dio a título póstumo, lo recogió su hija Teresa), Juan Hurtado, José Olea, Antonio India, José Rodríguez Tabasco y Antonio Martínez Caler.
Conviene detenerse aquí y rebobinar. En julio, Martínez Caler no acudió al acto de posesión de Sebastián Pérez, molesto por las denuncias que habían vertido los populares contra su gestión. Esas críticas han arreciado con posterioridad, sobre todo en las dos últimas semanas. A la anterior corporación se le ha acusado de malversar fondos públicos, de destruir unas facturas, de duplicar otras, de practicar sistemáticamente el enchufismo... Cualquier malpensado podría decir que su objetivo último era molestar a Caler hasta tal punto que decidiera no acudir a recoger su medalla.
Por si todo lo anterior fuera poco, el acto ceremonial se produjo un día después de que los socialistas -cuyo líder nacional, Alfredo Pérez Rubalcaba, ya ha dicho varias veces que las diputaciones son unos órganos de gobierno de los que se puede, y quizás se debe, prescindir- contraatacaran denunciando que Sebastián Pérez tiene a su lado a tres policías locales de Granada, pagados por ese ayuntamiento, haciendo funciones de escolta personal. Eso ha supuesto gastar 80.000 euros en horas extra para esos funcionarios, añaden.
Aun así, ni Caler faltó ni, al menos de cara a la galería, nadie puso mala cara. De hecho, el acto fue un auténtico canto a la institución, al papel que ha jugado y juega en favor de todos y cada uno de los pueblos de la provincia, con especial incidencia en los más pequeños y necesitados. Y todos los ex presidentes, de una u otra forma, abogaron por su continuidad. Reformándola, si hacer falta, pero manteniendo su espíritu. Nada de disolverlas.
Sánchez Faba, en un largo discurso, recordó lo mucho que han hecho las diputaciones por las comarcas y pidió que se encuentre "alguna forma de colaboración" para que sigan prestando sus servicios, mientras que Juan Hurtado, después de resaltar que se distinguía a una serie de personas "sin atender a las ideologías" hizo también una apuesta por el futuro de la institución "porque ninguna otra conoce mejor las necesidades de los municipios".
En parecido sentido se pronunció Olea, pero sobre todo Antonio India, que se remontó a la Constitución de 1812, por la cual se crearon las diputaciones, para celebrar que éstas estén a punto de cumplir doscientos años y brindar por su continuidad. "Son organismos dinámicos y poco importa el nombre que tengan, sino su función".
José Rodríguez Tabasco se refirió a esas "carreteras infames" que había en su etapa y pidió al actual presidente "que trabaje por la prosperidad de la provincia y muy en especial por los pueblos más humildes".
Después le tocó intervenir a Martínez Caler y si alguien preveía que su discurso sería crítico se equivocó, porque, aparte de defender uno de los mayores logros de su mandato, la política de concertación con los pueblos "que ha procurado la igualdad y que todos reciban servicios de la misma calidad", abundó en que las diputaciones son necesarias y dijo además que están doblemente protegidas: por un lado, por la Constitución, y por otro, por la Junta de Andalucía "con una ley propia que fija sus competencias". En todo caso, añadió, el debate sería "su reforma a los tiempos actuales".
Sebastián Pérez tampoco se salió de la norma. Alabó a todos los presentes por haber demostrado "su amor por Granada, por encima de las ideologías", defendió la política en sí, en un momento en el que la imagen de quienes la hacen "está denostada" y tuvo palabras de elogio hacia todos sus precedentes "porque, como dijo Cervantes, la ingratitud es hija de la soberbia, y nosotros no somos ingratos sino que buscamos la concordia y el consenso. Venimos a tender puentes, no a quemarlos en la hoguera de las descalificaciones".
No olvidó mencionar las "voces que sugieren" que la Diputación desaparezca, pero avisó de que eso sería "un error" que condenaría a muchos pueblos "a la ruina"
A continuación fue destacando la figura de todos y cada uno de los ex presidentes. De Sánchez Faba dijo que persiguió "la justicia para los pueblos más marginados". De Hurtado, que llevó la Diputación "a los pueblos más alejados". Los elogios para Olea se debieron a lo mucho que hizo "por la modernización de las herramientas administrativas".
India "dejó patente que la Diputación es un instrumento para mejorar la calidad de vida", Rodríguez Tabasco "dejó huella indeleble como hombre de la cultura, construyendo el Centro José Guerrero", y, por último, a Caler lo ensalzó por implantar "un magnífico modelo de concertación que es referente en España" y que se comprometió a impulsar. No obvió que ha tenido con él "lógicas confrontaciones", pero acotó que siempre fueron "desde el respeto y con la idea que compartimos de mejorar Granada. Él hoy ha estado a la altura, como siempre lo ha estado".
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