Impulsada por el Consorcio del Milenio del Reino de Granada, la Universidad granadina y la Asociación Arte, Tecnología y Sociedad, se celebra la ‘Bienal del Milenio. Arte Contemporáneo y Patrimonio’ con 12 proyectos de arte efímero, encaminados a difundir el conjunto monumental de la ciudad en escenarios como la Alhambra, el Bañuelo, la Casa de los Tiros, el Palacio de los Condes de Gabia o el de Dar-al-Horra. Doce proyectos que en estos momentos, cuando solo hay deudas, cuestan unos 100.000 euros.
Granada es una ciudad con raíces profundas desde la antigüedad. El antecedente documentado es Illiberris, posteriormente Elvira, cuando en la primera década del siglo IV es sede del primer concilio de iglesias cristianas al que acudieron 19 obispos con 24 presbíteros y diáconos de congregaciones hispanas, bajo la presidencia del obispo Félix. Illiberris, ciudad que, por su nombre, debió nutrirse de veteranos del ejército cartaginés, mercenarios en buena parte de Anatolia que no tenían donde irse al ser licenciados.
La ciudad Elvira que acoge cuatro siglos después a Abd al-Rahman, joven omeya que se salva del exterminio de su familia en Damasco, por parte de los abbasitas, y se refugia en Berbería (hoy Marruecos) de donde parte hacia la península ibérica para luchar contra la nueva situación. Desembarca en Almuñecar, organiza su ejército en Elvira, y marcha hacia Córdoba donde se impone: es el comienzo del califato independiente y de un dominio que ha sufrido sus primeras derrotas en las Galias, es humillado en Asturias y no logra imponerse en amplias zonas del norte hispano. De ahí que pretenda aunar fuerzas y constituirse como Califa de Occidente.
Hace un milenio este califato se quiebra y de su estructura cuasi imperial surgen numerosos poderes independientes, un taifado que anuncia el repliegue musulmán. Y uno de esos táifas, Elziri Habus ben Maksan pone las bases del Reino de Granada que ahora se festeja con tanta pólvora. Taifas en Badajoz, los Banu al Aftas; también en Toledo, Valencia, Denia/Baleares, Murcia, Sevilla... el califato ya no levantó cabeza.
Es verdad que los taifa, con sus compromisos y ostentaciones engrandecieron las capitales de sus alicortos dominios, y sus palacios, mezquitas o alcázares son parte de la historia y de una cultura. Pero representan la quiebra de un sistema. Suma en un largo recorrido, como Illiberris/Elvira en la memoria, y Granada en los periodos más cercanos, musulmán y cristiano, cuando la Reconquista se culmina.
La ‘Bienal del Milenio. Arte Contemporáneo y Patrimonio’ se inició con una proyección audiovisual de la luz sobre el edificio de Caja Rural diseñado por el arquitecto portugués Álvaro Siza, proyección obra del artista granadino Abraham Manzanares. Y sigue con otras intervenciones, desde la propuesta del chino Wang Dongling, especialista en caligrafía que cerrará la Bienal el 17 de diciembre con la escritura de un poema de García Lorca.
Granada es una ciudad con raíces profundas desde la antigüedad. El antecedente documentado es Illiberris, posteriormente Elvira, cuando en la primera década del siglo IV es sede del primer concilio de iglesias cristianas al que acudieron 19 obispos con 24 presbíteros y diáconos de congregaciones hispanas, bajo la presidencia del obispo Félix. Illiberris, ciudad que, por su nombre, debió nutrirse de veteranos del ejército cartaginés, mercenarios en buena parte de Anatolia que no tenían donde irse al ser licenciados.
La ciudad Elvira que acoge cuatro siglos después a Abd al-Rahman, joven omeya que se salva del exterminio de su familia en Damasco, por parte de los abbasitas, y se refugia en Berbería (hoy Marruecos) de donde parte hacia la península ibérica para luchar contra la nueva situación. Desembarca en Almuñecar, organiza su ejército en Elvira, y marcha hacia Córdoba donde se impone: es el comienzo del califato independiente y de un dominio que ha sufrido sus primeras derrotas en las Galias, es humillado en Asturias y no logra imponerse en amplias zonas del norte hispano. De ahí que pretenda aunar fuerzas y constituirse como Califa de Occidente.
Hace un milenio este califato se quiebra y de su estructura cuasi imperial surgen numerosos poderes independientes, un taifado que anuncia el repliegue musulmán. Y uno de esos táifas, Elziri Habus ben Maksan pone las bases del Reino de Granada que ahora se festeja con tanta pólvora. Taifas en Badajoz, los Banu al Aftas; también en Toledo, Valencia, Denia/Baleares, Murcia, Sevilla... el califato ya no levantó cabeza.
Es verdad que los taifa, con sus compromisos y ostentaciones engrandecieron las capitales de sus alicortos dominios, y sus palacios, mezquitas o alcázares son parte de la historia y de una cultura. Pero representan la quiebra de un sistema. Suma en un largo recorrido, como Illiberris/Elvira en la memoria, y Granada en los periodos más cercanos, musulmán y cristiano, cuando la Reconquista se culmina.
La ‘Bienal del Milenio. Arte Contemporáneo y Patrimonio’ se inició con una proyección audiovisual de la luz sobre el edificio de Caja Rural diseñado por el arquitecto portugués Álvaro Siza, proyección obra del artista granadino Abraham Manzanares. Y sigue con otras intervenciones, desde la propuesta del chino Wang Dongling, especialista en caligrafía que cerrará la Bienal el 17 de diciembre con la escritura de un poema de García Lorca.
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