Día 1
'Birdwatching' en el Parque Natural
La escapada por la zona del Ebro tiene que empezar por el Parque Natural del Delta del Ebro, reserva de la Biosfera por la Unesco, una referencia medioambiental de primer nivel en España. Los apasionados del avistamiento de aves disfrutarán de lo lindo de esta excursión de cuatro horas, que se puede hacer con un guía experto en ornitología por los mejores lugares del Parque para realizar las mejores fotografías dentro de esta actividad única de birdwatching. La empresa Natura y Aventura te proporciona unos prismáticos individuales, además de poder mirar los pájaros a través de un telescopio terrestre para grandes distancias. La Cigüeña Negra, la Espátula Africana, el Alcatraz Atlántico o la Garza Imperial son algunas de las especies que se pueden contemplar en este paraje en el periodo estival. Además, los amantes de la flora pueden quedarse rezagados a observar los nenúfares y los álamos blancos.
Especialidades culinarias de la tierra
En el plano gastronómico, Tarragona ofrece dos platos principales: los calçots, una cebolla alargada que siempre debe ser acompañada con salsa romesco; y la clotxa, un plato típico de los labradores de la zona del Ebro con sardina, tomate, ajo y cebolla que originariamente se sirve en un pan de payés, vacío por dentro. Muchos restaurantes de la zona sirven estos manjares que seguro se podrán acompañar con delicias de la cocina marinera. Toma nota, por ejemplo, del restaurante del camping de Riba-roja del Ebro para probarlas.
Tarde medieval
Tras el postre, una travesía de 45 minutos en coche nos lleva desde Riba-roja al Castillo de Miravet, un conjunto medieval templario con una imponente fortaleza que está rodeada por una infranqueable muralla de 25 metros de altura. Desde ahí arriba, la vista de los meandros del Ebro es asombrosa.
Día 2
Patrimonio histórico y natural
Puedes sentirte como un verdadero íbero visitando el poblado La Moleta del Remei, en Alcanar, para empezar el segundo día. Fue habitado desde el siglo XII hasta el II a.C. hasta que los lugareños se trasladaron a la llanura del Ebro con la llegada de los romanos a la zona. Seguidamente, puedes hacer una visita guiada por el castillo de Amposta, importante punto de defensa de la ciudad desde la Edad Media. Tiene una situación privilegiada para controlar el paso del Ebro. La construcción es considerada Bien de Interés Cultural Nacional y se sitúa justo al lado del bello Puente Colgante de Amposta.
Gastronomía de primer nivel en Amposta
Al mediodía, la parada en un restaurante de la zona es obligada. L'Estany, por ejemplo, ubicado en Amposta, ofrece un menú degustación con platos del tiempo, preservando así el ecosistema de sus productos: huevos de tenca, ortigas de mar, chapadillo de anguila, buñuelos, tenca y dorada. También hay que saborear los platos típicos de arroz: paella, arrossejat, arroz negro, cazuela de arroz con caldo de pato, cazuela de arroz, col y habichuela... Los productos típicos del delta: lubina, merluza, rape, lenguado, galeras, angulas, anguilas, almejas, ostrones, moluscos, navajas, anémonas, gambas, pato, etc. Y los postres de la casa: borrajas con miel, manjar blanco (una crema dulce aromatizada con canela y piel de limón), peras al vino, pan, vino y azúcar, crema catalana, etc.
Visita teatralizada por el barrio judío
Una buena opción para la tarde es dar un paseo por el barrio judío de Tortosa de la mano de Blanca, un personaje que rememora su vida en la Alhama del siglo XV, el gran monumento de la ciudad. Sus cantos y poesías sefardíes y la degustación de vino kosher le trasladarán a la vida de otros tiempos en las tierras altas del Delta del Ebro. Esta visita teatralizada se realiza al atardecer.
Día 3
Experiencia arquitectónica y enología
La arquitectura modernista de las bodegas de la zona, construidas a finales del siglo XIX y a inicios del XX, les ha valido la denominación de catedrales del vino. En la Terra Alta, visita las bodegas de El Pinell de Brai y Gandesa. Su imponente arquitectura te dejará sin aliento y tendrás que recuperarlo con un buen sorbo de una copa de vino.
Picasso y sus paisajes
Las huellas de Pablo Picasso en Horta de Sant Joan te llevarán a uno de los Paisajes de los genios, unas rutas que vinculan distintos escenarios con grandes artistas que crearon en estas tierras. El Centro Picasso de Horta de Sant Joan pretende ser un homenaje al pintor y reunir la reproducción de sus obras más destacadas vinculadas al pueblo y al Massís dels Ports. "Todo lo que sé lo aprendí en Horta de Sant Joan", confesó Picasso una vez.
La ruta del aceite
Para terminar el recorrido por tierras de Tarragona, hay que meterse de lleno en la cultura del aceite. La cooperativa de El Masroig ofrece visitas a la finca y su molino de aceite. La variedad arbequina es la clave de un proceso exclusivamente mecánico y en frío. No en vano, el aceite resultante posee la etiqueta de la Denominación de Origen Siurana y ha conseguido un enorme prestigio más allá de las fronteras españolas.
Y no te puedes perder los 40 olivos milenarios que se conservan en un campo de La Galera. Es el conjunto de olivos de 1.000 años de antigüedad más anciano y numeroso de la Península Ibérica, y probablemente del mundo. El arte ancestral de sus troncos y raíces se puede admirar en la ruta por el Museo Natural de los Olivos Milenarios del Arión. Dos de los exponentes han sido catalogados como 'Árboles Monumentales' por la Generalitat de Cataluña y, a pesar de su escasa producción de aceitunas, luchan por sobrevivir año tras año. Y, por último, en el Molí de la Creu son capaces de elaborar aceite con sus frutos, obteniendo así un líquido dorado verdaderamente singular.
Para más información visita estucasa.catalunya.com
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