El servicio de Radioterapia del General dice que un mal empleo interfiere en la recuperación de las pacientes
Usar la talla correcta, no dormir con él puesto y que no
tenga costuras ni aros. Usar bien el sujetador puede ser vital para las mujeres
que están recibiendo radioterapia tras un cáncer de mama.
V. SALINAS | VALENCIA Que llevar un sujetador inadecuado puede
ser una tortura durante el día lo sabe cualquier mujer. «Se me clava el
tirante», «el aro me aprieta por todos los lados», «la tira se me sube por la
espalda»€ son quejas diarias de muchas mujeres: 7 de cada 10 según un estudio
de una casa de fabricantes, por no llevar la talla que les corresponde.
El mal uso del sostén puede ser molesto y crear problemas de
salud con el tiempo aunque, durante un proceso de radioterapia en la mama,
puede llegar incluso a influir en la tolerancia o en la calidad de la recuperación.
Lo tienen claro José Carlos Gordo y Amparo González, integrantes del servicio
de oncología radioterapéutica del Hospital General de Valencia, gestionado por
la empresa Eresa, que han empezado a dar a sus pacientes pautas para que el mal
uso de los sostenes no interfiera en la calidad de la recuperación tras un
cáncer de mama y una cirugía conservadora.
Consejos para prevenir un linfedema de mama
Usar
la talla correcta de sujetador ya que la letra de la copa puede variar según la
forma de la mama. Consultar a un especialista
Usar un sujetador sin costuras ni aros y de tejidos como el
algodón que facilitan la transpiración. Tampoco están recomendados los de
cuerpo con faja incluida.
Una talla demasiado pequeña puede producir problemas de
drenaje linfático y de deformación del pecho.
Dormir
siempre sin sujetador. Solo es aconsejable tras una reconstrucción mamaria y
durante un periodo corto
Colocar correctamente el sujetador: la banda inferior debe
apoyarse sobre el tórax justo por debajo del pliegue submamario y nunca sobre
la mama. Ésta debe caber dentro de la copa sin plegarse ni quedar fuera de
ella. Los tirantes no deben clavarse en los hombros y se debe evitar la
costumbre de tirar del sujetador hacia abajo por la parte de delante.
La banda inferior debe estar a la misma altura en toda la
circunferencia del tórax. Evitar que la parte de la espalda quede más alta.
Aplicar las cremas y el jabón en sentido ascendente o hacia
la axila (no en sentido circular ni hacia abajo) y siempre usando la mano
contraria.
Ambos llevaban tiempo comprobando que a muchas mujeres, el
tratamiento les producía muchas más complicaciones en la mama radiada que a
otras que recibían una radiación similar. «Unas terminaban con la mama muy bien
y otras, sin embargo, tenían problemas incluso a largo plazo con erupciones,
edemas, hasta úlceras», explican. Al principio todo se atribuía al tratamiento
pero, poco a poco, «vimos que había algo más y empezamos a preguntar mucho
sobre las costumbres, cómo se ponían las cremas€ cómo dormían, buscábamos una
explicación».
El quid de la cuestión lo encontraron cuando, por
casualidad, una de las pacientes hizo un comentario: «¡Y eso que duermo con un
sujetador viejo!», rememora José Carlos. «Ahí empecé a darme cuenta de que
había muchas costumbres y malos usos que no estábamos teniendo en cuenta y que
podían estar provocando problemas en la mama y poniendo en compromiso el
drenaje linfático», recuerda.
Con muchas conversaciones y cruce de datos a sus espaldas,
desde hace unos meses facilitan a las mujeres que pasan por sus manos una
pequeña guía para que compren sujetadores de la talla adecuada y los utilicen
adecuadamente. «Nos llegamos a plantear incluso incluir el sujetador como parte
del abordaje del tratamiento porque es de vital importancia que estas mujeres
lleven el adecuado», aseguran. Ambos entienden que, más allá de la
radioterapia, los consejos deberían de ser asumidos por todas las mujeres. «No
hay una educación en este sentido. Todas estamos como resignadas a tener día a
día problemas con el sujetador y estar sometidas al dictado de la moda y no
debería de ser así», reclama Amparo. De las pacientes que pasan por el
servicio, más de la mitad no acierta con la talla y «no es un problema de
edades, sean mayores o más jóvenes siempre vemos vicios tanto de tamaño como de
colocación», afirman.
A todas las mujeres les recomiendan elegir bien y no
someterse a la tortura diaria ni dormir con el sostén puesto pero a sus
pacientes, además, les piden que sea de unas ciertas características. «El mejor
ejemplo es el sostén que se recomienda a las embarazadas: de algodón, sin
costuras ni aros y cómodo. Ese sería el mejor para que en el tratamiento y
después la mama sufra lo menos posible y se facilite el drenaje linfático».
Además no hace falta «gastarse un dineral» ni irse a tiendas especializadas.
«Muchas veces ellas mismas encuentran el perfecto en los mercadillos», añaden.
Todo es cuestión de cinta métrica y de buscar.
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