El profesor Francisco Vidal repasa las causas de los terremotos en Granada
E. A. GRANADA
43 días después de que el terremoto de 6,3 grados de magnitud en el Mar de Alborán despertara a la sociedad granadina ante la amenaza latente de los movimientos de tierra que pueden hacer temblar esta zona de la Península, los expertos siguen reconstruyendo los pasos a seguir para minimizar el riesgo. Este fue el epicentro de la conferencia Los terremotos en Granada. Causas y reducción de riesgos que impartió ayer en el Palacio de la Madraza el profesor Francisco Vidal Sánchez, responsable del Departamento de Física Teórica y del Cosmos de la UGR, quien hizo un alegato de la "prevención" como "la mejor inversión para reducir drásticamente los daños". Este experto apuntó que "estamos en una zona ideal, donde lo máximo que va a pasar es que se vaya la luz o llevarse un susto por el temblor, si conseguimos que las construcciones sean sismorresistentes y no haya más daños".
Son varios a lo largo de los últimos siglos, los temblores de tierra que han puesto en jaque a los granadinos y que Vidal Sánchez repasó ayer como el de Atarfe en el año 1431, el de Motril en 1806 o el más reciente y destructor que tuvo lugar en Arenas del Rey en 1884, que dejó más de 1.000 víctimas mortales. Cada uno de ellos tiene su causa en las respectivas fallas de Sierra Elvira, el Mar de Alborán o la Sierra de Tejeda que convierten a provincia de Granada en un territorio donde es necesario extremar las precauciones ante posibles seísmos.
"El urbanismo sismorresistente es la mejor forma de reducir el riesgo, seguir las instrucciones de las normas de construcción y por último saber autoprotegerse" son las claves que el profesor de Física Teórica de la Universidad desgranó en su charla divulgativa, en la que puso el ejemplo de cómo se logró minimizar el riesgo en 1806 siguiendo las instrucciones sobre dónde se debía construir y dónde no. "Se dejaron de poner graneros en las segundas plantas o se planteó hacer calles rectas para evitar los colapsos con los escombros", explicó.
Vidal Sánchez valoró positivamente la aplicación de la norma sísmica y apuntó que el terremoto de Lorca ha sido un "aldabonazo que ha permitido revaluar el mapa de peligrosidad lo que se tiene que traducir en actualizar las medidas". Eso sí, el profesor diferenció en este punto el concepto de peligrosidad del de riesgo sísmico, pues el primero tiene que ver con el nivel de sacudida sísmica, el cual en Granada sería moderado-bajo según la escala mundial e incluso la que rige en el Mediterráneo, mientras que el riesgo viene delimitado por la vulnerabilidad de las construcciones, que en muchos casos pueden necesitar ser rehabilitadas.
Así las cosas, reconoció que la normativa se cumple "bastante bien" en la provincia de Granada, aunque "se pueden mejorar muchas cosas como los cerramientos de los edificios o la separación suficiente entre los edificios, para cuando se mueva el suelo no se golpeen". Asimismo, recordó que en la capital se han rehabilitado más de 2.000 viviendas reforzando su estructura para que cumplan la norma: "Se avanza, pero hay que ir más rápidos y seguir detectando construcciones en mal estado e imponerle nuevas estructuras, pese a que sean medidas costosas y a veces no tan populares", detalló. Asimismo, relató que los simulacros que se hacen desde Protección Civil, las charlas divulgativas de expertos y los protocolos locales, autonómicos y nacional dan cuenta de la concienciación en este asunto.
Son varios a lo largo de los últimos siglos, los temblores de tierra que han puesto en jaque a los granadinos y que Vidal Sánchez repasó ayer como el de Atarfe en el año 1431, el de Motril en 1806 o el más reciente y destructor que tuvo lugar en Arenas del Rey en 1884, que dejó más de 1.000 víctimas mortales. Cada uno de ellos tiene su causa en las respectivas fallas de Sierra Elvira, el Mar de Alborán o la Sierra de Tejeda que convierten a provincia de Granada en un territorio donde es necesario extremar las precauciones ante posibles seísmos.
"El urbanismo sismorresistente es la mejor forma de reducir el riesgo, seguir las instrucciones de las normas de construcción y por último saber autoprotegerse" son las claves que el profesor de Física Teórica de la Universidad desgranó en su charla divulgativa, en la que puso el ejemplo de cómo se logró minimizar el riesgo en 1806 siguiendo las instrucciones sobre dónde se debía construir y dónde no. "Se dejaron de poner graneros en las segundas plantas o se planteó hacer calles rectas para evitar los colapsos con los escombros", explicó.
Vidal Sánchez valoró positivamente la aplicación de la norma sísmica y apuntó que el terremoto de Lorca ha sido un "aldabonazo que ha permitido revaluar el mapa de peligrosidad lo que se tiene que traducir en actualizar las medidas". Eso sí, el profesor diferenció en este punto el concepto de peligrosidad del de riesgo sísmico, pues el primero tiene que ver con el nivel de sacudida sísmica, el cual en Granada sería moderado-bajo según la escala mundial e incluso la que rige en el Mediterráneo, mientras que el riesgo viene delimitado por la vulnerabilidad de las construcciones, que en muchos casos pueden necesitar ser rehabilitadas.
Así las cosas, reconoció que la normativa se cumple "bastante bien" en la provincia de Granada, aunque "se pueden mejorar muchas cosas como los cerramientos de los edificios o la separación suficiente entre los edificios, para cuando se mueva el suelo no se golpeen". Asimismo, recordó que en la capital se han rehabilitado más de 2.000 viviendas reforzando su estructura para que cumplan la norma: "Se avanza, pero hay que ir más rápidos y seguir detectando construcciones en mal estado e imponerle nuevas estructuras, pese a que sean medidas costosas y a veces no tan populares", detalló. Asimismo, relató que los simulacros que se hacen desde Protección Civil, las charlas divulgativas de expertos y los protocolos locales, autonómicos y nacional dan cuenta de la concienciación en este asunto.
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