Mirar las estrellas para encontrarse con un cuento. El escritor Manuel Rincón escribió trece cuentos que narran las historias del zodiaco y los juntó en un libro, Cuentos y pasiones del cielo.
¿Cómo llegó a la idea de escribir del Zodiaco?
“El libro nació por la pregunta de la hija de un gran amigo mío. Le estaba mostrando la constelación de Escorpión y cómo reconocerla. Ella me preguntó. ¿y cuál es la historia de Escorpión? Le expliqué, pero me di cuenta también de que la mayoría de las personas saben qué signo son y hasta algunas características, pero no muchos conocen cuál es la historia que hay detrás. Me pareció un buen tema para abordarlo desde la ficción: mostrar a través de cuentos cómo a partir de los personajes de la mitología griega nacen las constelaciones del zodiaco, cómo nace Acuario, Géminis, Tauro, Capricornio, etc”.
Detrás de cada cuento hay una investigación, fue incluso hasta los dioses griegos...
“En el fondo, creo que es el común denominador de cada historia. Hay muchas versiones sobre la mitología griega y sus personajes, incluso algunas con muchas diferencias, pero a partir de unos elementos claves podía recrear desde la ficción nuevamente esas historias. Yo diría que lo que más me ayudó fueron los dos tomos de Los mitos griegos de Robert Graves y el Diccionario de mitología de Pierre Grimal”.
¿Hay en usted un astrónomo adentro? Porque es periodista, pero quiso ser astrónomo alguna vez...
“Sí, es cierto. De pequeño quería estudiar astronomía o astronáutica. Desde los 13 años le escribía a la Nasa y durante unos 12 años recibí material y fotografías que me acompañaron todo el tiempo. Ese material lo doné al Observatorio Astronómico de Santa Sofía (Boyacá) en las cercanías de Villa de Leyva hace poco y ahora me acerco a los astros desde las letras. Siempre digo que la astronomía es transversal a mi literatura. En mis escritos es lógico encontrar un cometa, una constelación, una lluvia de estrellas. Es también un recurso narrativo”.
¿Se puede mirar al Cosmos para escuchar cuentos?
“Todo el tiempo. Es fantástico que alguien que te cuente historias bajo la noche o contemplar el cielo, mirar esos maravillosos puntos luminosos y recrear la mente, imaginar formas, preguntarse cómo llegaron ahí, cómo existen. O simplemente pensar, como en el libro de El principito, que casi al final dice: “Pero miren al cielo y pregúntense: ¿el cordero se ha comido la flor? Y veréis cómo todo cambia... “
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