Trabajos impulsados desde la ciencia española, como la tecnología Crispr, revolucionarán la biomedicina
RAMIRO NAVARRO BILBAO
La biotecnología se ha convertido en el sector más importante en la investigación y desarrollo de la industria farmacéutica y determinante en el desarrollo de nuevos tratamientos. Sus orígenes se remontan a los años setenta, con el nacimiento industrial del ADN recombinante y la aparición de la síntesis biotecnológica de insulina a partir de la bacteria escherichia coli, y su evolución ha reorientado la actividad científica en todo el mundo. Se sigue percibiendo como un sector nuevo, protagonista de la innovación y un norte necesario para el sobresabido cambio del tejido productivo en España. La industria biotecnológica española ha ido despegando en la última década.
Teniendo en cuenta el alcance en los presupuestos sanitarios de las tecnologías clínicas y los tratamientos; existe una vinculación directa entre el desarrollo de estas empresas y el funcionamiento de los sistemas sanitarios. Jordi Martí, presidente de la Asociación Española de Biotecnología (Asebio) ha querido destacar cómo la biotecnología tiene herramientas para responder a los retos sanitarios actuales que "se centran en extender la cobertura universal, el reto del envejecimiento, dar respuesta a emergencias de salud pública, combatir la resistencia a los antimicrobianos, fomentar la investigación y el desarrollo y, en definitiva, construir sistemas de salud sostenibles". Asebio clausuró ayer en Bilbao la octava edición del Encuentro Internacional de Biotecnología, Biospain 2016.
Entre los temas clave se han abordado en este encuentro, destacan la tecnología Crispr, una técnica de edición de genes con aplicaciones múltiples en biotecnología en sus inicios desarrollada por el profesor de Microbiología de la Universidad de Alicante, Francisco Mojica. El investigador, cuyo nombre se ha barajado como propuesta para un posible Premio Nobel, explica el origen de esta tecnología: "vi que las repeticiones del genoma incluían fragmentos de virus en la célula y esto me llevó a concluir que se trataba de un método de protección de la propia célula. Esta introduce el virus en su sistema para memorizarlo y vencerle después". El descubrimiento de este sistema inmune revolucionó la ciencia en 2003, aunque sus trabajos empezaron una década antes, de tal forma que, desde entonces, se han sucedido distintas investigaciones para averiguar qué proteínas están implicadas en esta inmunidad y cómo tiene lugar esa interferencia. En estos momentos, se están iniciando dos investigaciones, en China y en Estados Unidos, sobre su aplicación en humanos, aunque el microbiólogo español reconoce que esta técnica todavía "debe mejorar para llegar a los resultados esperados".
La primera evidencia de que Crispr puede revertir síntomas de enfermedad en organismos vivos fue finalmente demostrada en marzo de 2014, cuando investigadores del MIT curaron a ratones de desórdenes genéticos del hígado.
Biospain ha dejado constancia también de otras aportaciones recientes de la biomedicina española. La lectura socioecnómica es importante para Biospain. "Logramos atraer, cada vez más, la atención de empresas e inversores internacionales, según las últimas operaciones del sector y la presencia de inversores extranjeros. En total, en esta edición contamos con 45 inversores y 23 empresas españolas presentarán sus proyectos de inversión", ha explicado Ion Arocena, director general de Asebio. Otro novedad clave para las biotech españolas ha sido el reciente anuncio, por Europabio, de las siete empresas finalistas en los Biotech SME Awards, que premian las biotecnológícas más innovadoras entre las que se encuentran tres españolas: Oryzon, TiGenix y Plant Response.
Teniendo en cuenta el alcance en los presupuestos sanitarios de las tecnologías clínicas y los tratamientos; existe una vinculación directa entre el desarrollo de estas empresas y el funcionamiento de los sistemas sanitarios. Jordi Martí, presidente de la Asociación Española de Biotecnología (Asebio) ha querido destacar cómo la biotecnología tiene herramientas para responder a los retos sanitarios actuales que "se centran en extender la cobertura universal, el reto del envejecimiento, dar respuesta a emergencias de salud pública, combatir la resistencia a los antimicrobianos, fomentar la investigación y el desarrollo y, en definitiva, construir sistemas de salud sostenibles". Asebio clausuró ayer en Bilbao la octava edición del Encuentro Internacional de Biotecnología, Biospain 2016.
Entre los temas clave se han abordado en este encuentro, destacan la tecnología Crispr, una técnica de edición de genes con aplicaciones múltiples en biotecnología en sus inicios desarrollada por el profesor de Microbiología de la Universidad de Alicante, Francisco Mojica. El investigador, cuyo nombre se ha barajado como propuesta para un posible Premio Nobel, explica el origen de esta tecnología: "vi que las repeticiones del genoma incluían fragmentos de virus en la célula y esto me llevó a concluir que se trataba de un método de protección de la propia célula. Esta introduce el virus en su sistema para memorizarlo y vencerle después". El descubrimiento de este sistema inmune revolucionó la ciencia en 2003, aunque sus trabajos empezaron una década antes, de tal forma que, desde entonces, se han sucedido distintas investigaciones para averiguar qué proteínas están implicadas en esta inmunidad y cómo tiene lugar esa interferencia. En estos momentos, se están iniciando dos investigaciones, en China y en Estados Unidos, sobre su aplicación en humanos, aunque el microbiólogo español reconoce que esta técnica todavía "debe mejorar para llegar a los resultados esperados".
La primera evidencia de que Crispr puede revertir síntomas de enfermedad en organismos vivos fue finalmente demostrada en marzo de 2014, cuando investigadores del MIT curaron a ratones de desórdenes genéticos del hígado.
Biospain ha dejado constancia también de otras aportaciones recientes de la biomedicina española. La lectura socioecnómica es importante para Biospain. "Logramos atraer, cada vez más, la atención de empresas e inversores internacionales, según las últimas operaciones del sector y la presencia de inversores extranjeros. En total, en esta edición contamos con 45 inversores y 23 empresas españolas presentarán sus proyectos de inversión", ha explicado Ion Arocena, director general de Asebio. Otro novedad clave para las biotech españolas ha sido el reciente anuncio, por Europabio, de las siete empresas finalistas en los Biotech SME Awards, que premian las biotecnológícas más innovadoras entre las que se encuentran tres españolas: Oryzon, TiGenix y Plant Response.
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