En la provincia de Granada viven unas 45.000 personas de etnia gitana aunque no hay un censo exacto. La integración social real aún es difícil para muchos miembros de un colectivo afectado por una alta tasa de paro.
S. VALLEJO GRANADA
No hay un censo oficial de población gitana pero se calcula que en la provincia de Granada viven entre 40.000 y 45.000 gitanos, de los que unos 12.000 residen en la capital. Una población que, a día de hoy, en pleno siglo XXI, todavía tiene que luchar contra la exclusión social, la marginación, las barreras laborales y los prejuicios. Pero, más allá de la imagen estereotipada de la población gitana, la que se generaliza en muchos medios o programas, y la que sigue marcando a todo un colectivo social vinculado tradicionalmente a determinadas profesiones u oficios, hay una gran mayoría de gitanos que se denominan 'invisibles' que son un ejemplo de integración, de normalización, de lucha por derribar las barreras que todavía les acechan.
Para eso, la formación y el empleo son los pilares básicos por los que conseguir la integración total. Y no lo tienen fácil. La tasa de absentismo entre la población gitana es alta y el desempleo les afecta en mayor porcentaje. Pero la juventud ha tomado conciencia de la importancia de la formación y los adultos que por la crisis han tenido que reciclarse reconocen ahora el fallo que cometieron al dejar los estudios. Y ahora, la población gitana, más que nunca, está sobradamente preparada y dispuesta a superar sus techos.
La Fundación Secretariado Gitano lleva más de 30 años trabajando por una sociedad más justa. En Granada tienen en marcha desde el año 2000 varios programas para incidir en la formación y en el empleo buscando la inserción y la integración. En el mercado laboral, el programa Acceder ha dado un puesto de trabajo ya en la provincia a 1.306 personas gitanas. Un empleo que consigue "transformar su vida". En total, han sido más de 4.000 las personas que han participado en los programas de empleo y educación.
Según sus datos, se han diseñado 3.346 itinerarios de inserción personalizados y se han realizado 2.785 contrataciones. Además, 1.131 personas se han formado con ellos en 159 acciones formativas. Unas cifras meritorias.
Con el programa Acceder, se busca "impulsar el empleo por cuenta ajena de los gitanos y como llave de acceso a su inclusión social y laboral", explica la responsable de la Fundación Secretariado Gitano en Granada, Ana Adelina Romero. Unas acciones a las que en 2009 se incorporaron las de apoyo y orientación educativa a través del programa Promociona.
"Se ha contribuido al cambio de mentalidad de muchísimas familias gitanas que han sabido situar el empleo y la educación en el centro de sus vidas; y también de las administraciones públicas, empresas y agentes sociales respecto a las expectativas y realidad social que viven los gitanos en España".
Solo con estos dos programas -Acceder y Promociona- se trabaja desde la orientación educativa con alumnos y familias a la prospección laboral e intermediación con empresas. Todo un recorrido de formación y empleo que lucha por eliminar el 78% de tasa de desempleo de los gitanos.
"Imagen social, prejuicios y estereotipos pesan aún demasiado y no se ajustan a la realidad de la comunidad gitana. La percepción social que se tiene de la comunidad gitana hace que existan aún factores de discriminación que les impiden el ejercicio de su ciudadanía plena. Todo ello se traduce en hechos discriminatorios que se siguen produciendo de forma más o menos visible", explica Romero, que incide en que tienen dificultades para el acceso al empleo, para concluir con éxito la educación obligatoria y para tener acceso a bienes y servicios. "Y esto tampoco se visualiza", dice. Por otro lado, "la población gitana en riesgo de exclusión, al igual que otros grupos en exclusión social, tiene una gran brecha de desigualdad que les afecta en el acceso a un empleo, educación en igualdad de oportunidades, en salud, en vivienda... Por ello es necesario políticas generales combinadas con otras específicas para que se vaya reduciendo la brecha".
Todos los informes que se realizan muestran que aún los niveles de exclusión son alarmantes.
Según el VII Informe FOESSA sobre exclusión y desarrollo social de 2014, tres de cada cuatro gitanos que viven en España está en situación de exclusión social: el 54% de ellas en exclusión severa, más del doble que hace 4 años y cinco veces más que el resto de la sociedad (9,5%).
En cuanto a la vivienda, si bien un 93% de las familias gitanas viven en viviendas normalizadas y baja el número de personas que viven en entornos chabolistas a un 2,17%, más de 9.000 familias españolas (8,63%), viven en situación de infravivienda (Mapa sobre vivienda y población gitana 2015, FSG).
La tasa de exclusión del empleo es muy elevada entre los gitanos (78% en 2013) y claramente superior a la del conjunto de la población, pero mientras que esta es en buena medida consecuencia de la crisis, en el caso de los hogares gitanos no se trata de un fenómeno coyuntural, sino estructural.
La población gitana asalariada supone un 37,6% frente al 83,6% de la población total en España. A la ya difícil situación laboral de la comunidad gitana previa a la crisis, (ésta ha incrementado la precariedad laboral) se suma el nivel de economía sumergida que ha hecho que muchas familias gitanas vuelvan a oficios tradicionales que apenas les permiten sobrevivir. A ello hay que añadir en el caso de las personas gitanas el factor de los prejuicios, estereotipos y la discriminación, que actúan como una barrera a su contratación.
En cuanto a la educación, es necesario intensificar las medidas específicas de compensación y activación adaptadas a los grupos más vulnerables ya que el 64% del alumno gitano no concluye los estudios obligatorios frente al 13% del conjunto del alumnado. El índice de abandono escolar temprano de la juventud gitana es del 63%.
Para eso, la formación y el empleo son los pilares básicos por los que conseguir la integración total. Y no lo tienen fácil. La tasa de absentismo entre la población gitana es alta y el desempleo les afecta en mayor porcentaje. Pero la juventud ha tomado conciencia de la importancia de la formación y los adultos que por la crisis han tenido que reciclarse reconocen ahora el fallo que cometieron al dejar los estudios. Y ahora, la población gitana, más que nunca, está sobradamente preparada y dispuesta a superar sus techos.
La Fundación Secretariado Gitano lleva más de 30 años trabajando por una sociedad más justa. En Granada tienen en marcha desde el año 2000 varios programas para incidir en la formación y en el empleo buscando la inserción y la integración. En el mercado laboral, el programa Acceder ha dado un puesto de trabajo ya en la provincia a 1.306 personas gitanas. Un empleo que consigue "transformar su vida". En total, han sido más de 4.000 las personas que han participado en los programas de empleo y educación.
Según sus datos, se han diseñado 3.346 itinerarios de inserción personalizados y se han realizado 2.785 contrataciones. Además, 1.131 personas se han formado con ellos en 159 acciones formativas. Unas cifras meritorias.
Con el programa Acceder, se busca "impulsar el empleo por cuenta ajena de los gitanos y como llave de acceso a su inclusión social y laboral", explica la responsable de la Fundación Secretariado Gitano en Granada, Ana Adelina Romero. Unas acciones a las que en 2009 se incorporaron las de apoyo y orientación educativa a través del programa Promociona.
"Se ha contribuido al cambio de mentalidad de muchísimas familias gitanas que han sabido situar el empleo y la educación en el centro de sus vidas; y también de las administraciones públicas, empresas y agentes sociales respecto a las expectativas y realidad social que viven los gitanos en España".
Solo con estos dos programas -Acceder y Promociona- se trabaja desde la orientación educativa con alumnos y familias a la prospección laboral e intermediación con empresas. Todo un recorrido de formación y empleo que lucha por eliminar el 78% de tasa de desempleo de los gitanos.
"Imagen social, prejuicios y estereotipos pesan aún demasiado y no se ajustan a la realidad de la comunidad gitana. La percepción social que se tiene de la comunidad gitana hace que existan aún factores de discriminación que les impiden el ejercicio de su ciudadanía plena. Todo ello se traduce en hechos discriminatorios que se siguen produciendo de forma más o menos visible", explica Romero, que incide en que tienen dificultades para el acceso al empleo, para concluir con éxito la educación obligatoria y para tener acceso a bienes y servicios. "Y esto tampoco se visualiza", dice. Por otro lado, "la población gitana en riesgo de exclusión, al igual que otros grupos en exclusión social, tiene una gran brecha de desigualdad que les afecta en el acceso a un empleo, educación en igualdad de oportunidades, en salud, en vivienda... Por ello es necesario políticas generales combinadas con otras específicas para que se vaya reduciendo la brecha".
Todos los informes que se realizan muestran que aún los niveles de exclusión son alarmantes.
Según el VII Informe FOESSA sobre exclusión y desarrollo social de 2014, tres de cada cuatro gitanos que viven en España está en situación de exclusión social: el 54% de ellas en exclusión severa, más del doble que hace 4 años y cinco veces más que el resto de la sociedad (9,5%).
En cuanto a la vivienda, si bien un 93% de las familias gitanas viven en viviendas normalizadas y baja el número de personas que viven en entornos chabolistas a un 2,17%, más de 9.000 familias españolas (8,63%), viven en situación de infravivienda (Mapa sobre vivienda y población gitana 2015, FSG).
La tasa de exclusión del empleo es muy elevada entre los gitanos (78% en 2013) y claramente superior a la del conjunto de la población, pero mientras que esta es en buena medida consecuencia de la crisis, en el caso de los hogares gitanos no se trata de un fenómeno coyuntural, sino estructural.
La población gitana asalariada supone un 37,6% frente al 83,6% de la población total en España. A la ya difícil situación laboral de la comunidad gitana previa a la crisis, (ésta ha incrementado la precariedad laboral) se suma el nivel de economía sumergida que ha hecho que muchas familias gitanas vuelvan a oficios tradicionales que apenas les permiten sobrevivir. A ello hay que añadir en el caso de las personas gitanas el factor de los prejuicios, estereotipos y la discriminación, que actúan como una barrera a su contratación.
En cuanto a la educación, es necesario intensificar las medidas específicas de compensación y activación adaptadas a los grupos más vulnerables ya que el 64% del alumno gitano no concluye los estudios obligatorios frente al 13% del conjunto del alumnado. El índice de abandono escolar temprano de la juventud gitana es del 63%.
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