No hay que navegar a mares exóticos para observar formaciones de coral, basta con sumergirse en las playas más cercanas para descubrirlos
JUAN ENRIQUE GÓMEZ | GRANADA
Se pueden ver casi en la superficie, pegados a rocas solitarias y en la línea de las mareas en los acantilados de la costa granadina. Forman bandas de color anaranjado intenso que destacan sobre el tapiz de algas de color marrón, morado y negro. Son miles de pequeños pólipos rodeados de tentáculos que se unen unos a otros para constituir formaciones de coral en los mares del sur de la Península Ibérica. Se trata de poblaciones de seres vivos, de Cnidarios de la especie Astroides calycularis, conocidos como coral anaranjado, que aportan un plus de belleza y exotismo a los ecosistemas submarinos de la provincia de Granada, pero también es una especie amenazada, calificada como 'vulnerable' a la extinción y cuya pervivencia dependerá del uso que los humanos den a sus costas y de la protección de determinados parajes. Al tratarse de especies que viven muy cerca de la superficie y junto a las playas son arrancadas por el movimiento de las aletas de los buceadores, las perturbaciones de las embarcaciones de pesca y recreo que destrozan sus colonias, e incluso son recolectadas como recuerdo y para ornamentación, y se convierten en víctimas colaterales de la extracción ilegal de dátiles de mar, unos mejillones alargados muy apreciados en gastronomía.
La mayoría de los aficionados al submarinismo, ya sea con sistemas de respiración autónoma o en apnea (actualmente se le conoce como 'snorkel') los han contemplado en lugares tan accesibles como las rocas de la Rijana, los acantilados de Calahonda, las calas de la Punta de la Mona, Cerro Gordo y otros puntos de la costa de Andalucía Oriental. No es necesario ser buceadores expertos para poder ver rocas tapizadas con el color naranja de estos corales mediterráneos, ya que viven a diferentes profundidades, desde 30 metros bajo el nivel del mar, hasta en la superficie, donde se pueden observar fuera del agua cuando baja la marea.
Un paseo con gafas de buceo y un tubo respirador será suficiente para disfrutar de la imagen de colonias de Astroides calycularis, entre las que nadan fredis (Thalasoma pavo), peces semitropicales de colores azules y verdes, Castañuelas (Chromis chromis), diminutos blenios (Parablennius rouxi) y densos grupos de alevines de bogas, lanzones, mojarras y sargos, e incluso sorprendernos ante unos ojos que te miran entre las algas y las rocas, y que en realidad es lo único que destaca en el camuflado perfecto de un gran pulpo.
Todo un espectáculo de biodiversidad que se oculta bajo las aguas someras de las costas más cercanas y que desaparece poco a poco, al ritmo con el que crece la actividad pesquera, deportiva, el desarrollismo turístico, la contaminación del mar y también el cambio climático. La subida de temperaturas de las aguas del mar, especialmente en las zonas costeras, ha provocado ya la regresión de colonias de coral naranja en el litoral andaluz y el desplazamiento de la especie a zonas más cerca del Atlántico.
Litoral andaluz
Aunque es en la provincia de Granada donde se encuentra una mayor densidad de poblaciones de Astroides calycularis, otros puntos del litoral andaluz también cuentan con importantes aglomeraciones de este coral naranja, sobre todo Cádiz, con 28 kilómetros de costa en los que se pueden observar, y Almería, especialmente en Cabo de Gata. En Málaga, solo está en el paraje de Cerro Gordo-Maro, que en realidad es el límite con la costa granadina. Según los controles de especies realizados por la Consejería de Medio Ambiente, en el 'Programa de Gestión Sostenible de Recursos para la Conservación del medio Marino Andaluz', los corales naranja ocupan entre el 70 y el 80% de las rocas en las que viven en las diferentes costas andaluzas y suelen formar colonias de alrededor de 28.000 pólipos por metro cuadrado.
Los Astroides calycularis forman grupos apiñados de color naranja, colonias en las que sus coralitos (redondos y rodeados de pequeños tentáculos) se unen unos a otros hasta crear formaciones redondas sobre las rocas, de entre 10 y 30 centímetros de diámetro. Suelen verse más unidas y en mayor número en lugares umbríos, en la parte de las rocas menos iluminadas y extraplomadas.
Amenazados
Muchas poblaciones de coral naranja han desaparecido de las costas de la provincia de Granada y el litoral andaluz debido al incremento que desde hace unos años se ha producido en las obras en el litoral, desde escolleras a los vertidos de materiales al construirse urbanizaciones junto al mar, y la masiva utilización de embarcaciones a motor y el vertido de hidrocarburos, pero en Granada ha habido actuaciones que han hecho desaparecer a esta especie en puntos tan significativos como los acantilados calizos del Melonar, entre Calahonda y Castell de Ferro, donde se han usado hasta martillos neumáticos y cinceles para extraer dátiles de mar (mejillones alargados) y con ellos han desprendido colonias enteras de Astroides. Los responsables de los censos de esta especie, señalan que no es un coral que pueda volver a fijarse a las rocas una vez que se desprende, por lo que al caer al fondo, irremediablemente muere.
Por ese motivo, el paso de buceadores supone un potencial peligro para la pervivencia de la especie. Si no se tiene cuidado con el movimiento de las aletas junto a las rocas, se puede provocar el desprendimiento de las colonias y su destrucción.
El 'Libro Rojo de los Vertebrados de Andalucía' señala que es necesario incrementar las medidas de protección de determinados parajes del litoral para evitar la extinción del coral naranja. Parte de las poblaciones ya se encuentran en territorios protegidos por ser parque natural, como Cabo de Gata, Cerro Gordo-Maro, o parajes de interés comunitario, como el caso de los acantilados de Calahonda-Castell y la Punta de la Mona. Los expertos indican que habría que vigilar más y mejor estas zonas para evitar actividades como la recolección del dátil de mar, o los vertidos contaminantes, además de «concienciar a los buceadores y a los clubes y centros de buceo para que no dañen o recolecten corales durante las inmersiones». También se deberían instalar boyas de fondeo para evitar posibles daños por las anclas en puntos sensibles del litoral, donde esté presente esta especie y sean frecuentes las inmersiones. «Se debería limitar el número de buceadores en lugares especialmente sensibles, como paredes rocosas y entradas de cuevas».
Recuperación
Los científicos recomiendan una serie de actuaciones de recuperación de la especie: «Sería interesante implantar programas de recuperación por transplante» y recuerdan que experiencias de asentamiento de larvas de colonias adultas realizadas en la isla de Tarifa han dado muy buenos resultados y han logrado que se reproduzcan.
Con estas medidas se podría lograr que la categoría de 'vulnerable a la extinción' quizás no pasará a grados superiores: 'peligro crítico' o 'especie extinta'.
Todo sobre los Astroides calycularis, en el canal de naturaleza de ideal.es, Wastehttp://www.ideal.es/granada/20131114/local/granada/coral-naranja-201311140001.html#.
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