La muerte de una lince hembra y tres crías atropelladas por el tren eleva a 12 el número de ejemplares muertos en el 2014
Ejemplar de lince. / Efe
Muchos españoles descubrieron al lince ibérico gracias a Félix
Rodríguez de la Fuente y su programa ‘El hombre y la tierra’, pero por
desgracia, puede que las próximas generaciones no tengan la suerte de
disfrutar de este animal, el felino más amenazado del mundo, según el
catálogo de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), que sólo vive en
la península Ibérica.
El principal peligro del futuro del lince es la carretera. Los atropellos de linces se han disparado en los últimos meses y la última semana ha sido especialmente dramática. Este jueves se conoció que en la localidad cordobesa de Guadalmellato un tren atropelló a una lince hembra y a sus tres crías. Con estas víctimas, unidas a dos ejemplares más fallecidos, uno este miércoles en la N-442 entre Mazagón y Huelva y otro el lunes en una carretera del entorno de Doñana, son ya doce los linces atropellados en lo que va de año en Andalucía, tras los hallados muertos en enero en las carreteras N-420, en Azuel Córdoba y en la N-483 en Almonte (Huelva), así como un tercero atropellado en la línea ferroviaria de Linares a Alcázar de San Juan a su paso por Guarrizas (Jaén), un cuarto en Montoro (Córdoba) y un quinto en la A-4 en Jaén el pasado abril.
Según Pérez de Ayala, hay tres causas principales de este repunte de los accidentes mortales para esta especie. La primera es el aumento de la población de linces, lo que obliga a los ejemplares más jóvenes a dispersarse hacia nuevas zonas. «Hoy tenemos 310 ejemplares, dos arriba, dos abajo. En 2004 llegamos a tener 90 ejemplares, pero diferentes proyectos ayudaron a que el número de linces creciera». Otras de las causas es el descenso de conejos de campo -su principal alimento-, lo que provoca una falta de alimento que no ayuda a la reproducción. Y el tercer problema, señala Pérez de Ayala, es que ha habido «una disminución en las inversiones en la mejora y mantenimiento de las carreteras».
Según los últimos censos, los ejemplares se reparten en las poblaciones de Doñana, su entorno y la población de Sierra Morena, repartida en tres núcleos Andújar-Cardeña (Jaén-Córdoba), a los que habría que añadir las recientes poblaciones de Guadalmellato (Córdoba) y Guarrizas (Jaén), creadas en los últimos años con animales liberados procedentes de otras poblaciones y de centros de cría en cautividad.
El principal peligro del futuro del lince es la carretera. Los atropellos de linces se han disparado en los últimos meses y la última semana ha sido especialmente dramática. Este jueves se conoció que en la localidad cordobesa de Guadalmellato un tren atropelló a una lince hembra y a sus tres crías. Con estas víctimas, unidas a dos ejemplares más fallecidos, uno este miércoles en la N-442 entre Mazagón y Huelva y otro el lunes en una carretera del entorno de Doñana, son ya doce los linces atropellados en lo que va de año en Andalucía, tras los hallados muertos en enero en las carreteras N-420, en Azuel Córdoba y en la N-483 en Almonte (Huelva), así como un tercero atropellado en la línea ferroviaria de Linares a Alcázar de San Juan a su paso por Guarrizas (Jaén), un cuarto en Montoro (Córdoba) y un quinto en la A-4 en Jaén el pasado abril.
24 ejemplares muertos desde 2013
Una cifra muy elevada si se tiene en cuenta que durante todo el año
pasado fueron atropellados 14 ejemplares y en 2012 sólo 7. «Los
atropellos se han convertido en la principal causa de mortalidad para el
lince ibérico», asegura Ramón Pérez de Ayala, responsable del proyecto
Life Iberlince de WWF. «Llevamos 26 ejemplares atropellados en 2013 y lo
que va de 2014, nunca ha habido tantos linces muertos en las
carreteras», asegura.Según Pérez de Ayala, hay tres causas principales de este repunte de los accidentes mortales para esta especie. La primera es el aumento de la población de linces, lo que obliga a los ejemplares más jóvenes a dispersarse hacia nuevas zonas. «Hoy tenemos 310 ejemplares, dos arriba, dos abajo. En 2004 llegamos a tener 90 ejemplares, pero diferentes proyectos ayudaron a que el número de linces creciera». Otras de las causas es el descenso de conejos de campo -su principal alimento-, lo que provoca una falta de alimento que no ayuda a la reproducción. Y el tercer problema, señala Pérez de Ayala, es que ha habido «una disminución en las inversiones en la mejora y mantenimiento de las carreteras».
Sacar el lince de Andalucía
Una solución sería llevar conejos de campo -criados en granja- a las
zonas donde se encuentran los linces para evitar que se dispersen de sus
zonas, «pero es muy caro», explica Pérez de Ayala. «Estamos barajando
llevar el lince a las zonas donde hay conejos en vez de hacerlo al
revés. Sería sacar al lince de Andalucía, en zonas de Extremadura y
Castilla-La Mancha». Una solución que permitiría seguir luchando por la
conservación de una especie que desde 2002 se encuentra en peligro
crítico de extinción.Según los últimos censos, los ejemplares se reparten en las poblaciones de Doñana, su entorno y la población de Sierra Morena, repartida en tres núcleos Andújar-Cardeña (Jaén-Córdoba), a los que habría que añadir las recientes poblaciones de Guadalmellato (Córdoba) y Guarrizas (Jaén), creadas en los últimos años con animales liberados procedentes de otras poblaciones y de centros de cría en cautividad.
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