Científicos españoles descubren este proceso al
inicio de la esquizofrenia, que abre la puerta al uso en el futuro de
antiinflamatorios en los tratamientos
DANIEL ROLDÁN | MADRID
Los investigadores han analizado los linfocitos de pacientes con brotes de psicosis inicial / ARCHIVO
La esquizofrenia es una de esas patología paradigmáticas. Aunque se
conocen la gran mayoría de sus síntomas, todavía es un misterio para la
ciencia cuál es el origen de la enfermedad. Uno de estos síntomas
conocidos son los ataques psicóticos tempranos que sufre hasta el 3% de
la población. En ese primer momento se han centrado los investigadores
coordinados por el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud
Mental (Cibersam), que han encontrado un proceso inflamatorio activo
celular en el inicio de la enfermedad.
Este equipo analizó los linfocitos –células clave
para el funcionamiento del sistema inmune– de 117 pacientes con este
brote de psicosis inicial ingresados en diferentes hospitales y los
comparó con 106 personas sanas. “Detectamos un aumento de los marcadores
proinflamatorios y un descenso de los antiinflamatorios, indicativo de
que en este momento concreto de la enfermedad existe un desequilibrio
entre ambos”, explica Mónica Martínez-Cengotitabengoa, profesora de la
Universidad de Educación a Distancia (UNED) en Vitoria e investigadora
de Cibersam en el Hospital Universitario de Álava. Ambas instituciones
participaron en este estudio coral en el que también han colaborado la
Universidad Complutense (Madrid), la Universidad de Cádiz, la
Universidad de Barcelona, la Universidad de Zaragoza, la Universidad de
Oviedo, el Hospital 12 de Octubre (Madrid), el Hospital Clínic
(Barcelona), el Hospital Clínico Universitario Zaragoza, el Hospital
General Universitario Gregorio Marañón (Madrid) y el Institut
d'Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (Barcelona).
Al medir la presencia de factores indicativos de
inflamación en el núcleo y en el citoplasma de las células, los
científicos observaron que su presencia es distinta en los linfocitos de
pacientes con un primer episodio de psicosis, comparados con los de
personas sanas. Uno de estos factores es la prostaglandina 15dPGJ –un
regulador importante de la respuesta antiinflamatoria– que ya se había
detectado, en niveles más bajos, en pacientes con esquizofrenia. “En el
estudio observamos que ya desde el inicio de la enfermedad aparecen
disminuidos sus niveles”, añade Ana González-Pinto, psiquiatra y
coordinadora del proyecto en el Hospital Universitario de Álava.
El siguiente paso ahora es observar cómo
evoluciona este proceso inflamatorio a lo largo del tiempo. “Hemos
evaluado a los pacientes durante los seis meses siguientes al inicio de
la enfermedad y en breve publicaremos los resultados”, avanza Juan
Carlos Leza, investigador de la Complutense y uno de los coordinadores
del estudio. Además, este trabajo que se publica en la revista
Schizophrenia Bulletin abre la puerta al posible uso de medicamentos
antiinflamatorios en el tratamiento de la esquizofrenia. “Quizás en
futuro podrían utilizarse estos parámetros sanguíneos como marcadores o
predictores de recaídas”, sugiere Miguel Bernardo, psiquiatra del
Hospital Clínic (Barcelona).
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