El centro del CSIC se hace con
financiación de la Junta de Andalucía para siete proyectos de
excelencia, otro de ellos sobre dolor inflamatorio
ÁNGELES PEÑALVER | GRANADA
Javier Oliver, Carlos Suñe, Mario Delgado, María Fuencisla Matesanz, Javier Martín y Pérez-Victoria, investigadores del CSIC. :: GONZÁLEZ MOLERO |
Los científicos del área de biomedicina del
Instituto López Neyra, que se ubica en el Campus de la Salud, celebran
estos días la llegada de más de 1,2 millones de euros -de la
convocatoria del año 2012- de la Junta de Andalucía. Con ese dinero, la
Administración -mediante un concurso- incentiva a investigadores de
reconocida valía. Los destinatarios no pueden tener vinculación laboral
con organismos andaluces y este es el caso de los granadinos, quienes
dependen del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC),
adscrito al Ministerio de Economía y Competitividad.
«Esto nos permite reactivar y sacar adelante
investigaciones importantes», narra Javier Martín, quien fuera director
científico del Banco de ADN humano de Andalucía y que ahora despunta en
el López Neyra. Su proyecto, que ha recibido 168.450 euros e integra a
un grupo de profesionales, pretende identificar nuevos factores
genéticos comunes en enfermedades como la esclerodermia (una afección
que ocurre cuando el sistema de defensas ataca y destruye tejido
corporal sano), el lupus eritematoso sistémico y la artritis reumatoide.
Todas las anteriores son enfermedades autoinmunes
y, actualmente, se ha producido en enorme avance en el conocimiento de
los genes responsables de estas patologías gracias a trabajos que
analizan todo el genoma. «Mediante la comparación de datos de tres
estudios amplios del genoma realizados en esclerodermia, lupus y
artritis reumatoide, además de detectar las regiones genéticas de
susceptibilidad comunes a las enfermedades autoinmunes, otro de nuestros
objetivos consistirá en buscar las regiones de asociación de cada una
de las enfermedades que las diferencian de las demás. Los conocimientos
que se adquieran contribuirán sustancialmente a descubrir los mecanismos
de la enfermedad y el componente genético implicado en los procesos
autoinmunes, lo que podría sentar las bases para nuevas estrategias de
diagnóstico y dianas terapéuticas», explica Martín, cuyo proyecto ha
sido financiado por promover el conocimiento y arrojar nuevas enseñanzas
generales, científicas o técnicas y la transferencia de las mimas desde
el centro granadino.
De perros a humanos
El investigador José María Pérez-Victoria Moreno
de Barreda, al que la Junta le ha concedido un incentivo de 152.000
euros, consolida con estas ayudas su propósito de buscar una cura para
la enfermedad de la leishmaniasis, que provoca tanto en humanos como en
perros desde úlceras cutáneas que cicatrizan espontáneamente hasta
formas fatales en las que se presenta inflamación grave del hígado y del
bazo.
«La leishmaniasis es una de las enfermedades más
desatendidas y olvidadas en todo el mundo al afectar especialmente a las
poblaciones más pobres de los países con menos recursos. Aunque se
trata de un mal principalmente tropical, Andalucía y otras regiones del
sur de Europa son zonas endémicas. También es un problema veterinario ya
que aproximadamente la tercera parte de los perros andaluces son
seropositivos», abunda el doctor, que pretende combatir esta enfermedad
provocada por el parásito Leishmania, que se transmite por la picadura
de un mosquito.
«Es prioritario encontrar nuevos tratamientos.
Pretendemos aprovechar un talón de Aquiles del parásito como es su
necesidad de tomar ciertos compuestos de la persona infectada. Por un
lado, estudiaremos cómo el parásito capta estos compuestos y, por otro,
en estrecha colaboración con la Fundación Medina, localizada también en
el PTS, se llevará a cabo un cribado de colecciones de sustancias
químicas para identificar aquellas que impidan la captación de estos
compuestos esenciales. Tras confirmar su capacidad de matar al parásito,
se estudiará la toxicidad de los compuestos químicos seleccionados -en
el modelo de pez cebra- gracias a la colaboración con la empresa Neuron
BioPharma, encuadrada también en el PTS», aduce el líder de ese grupo de
investigación.
«Finalmente, estudiaremos si los compuestos que no
muestren toxicidad son capaces de curar la enfermedad en modelos
animales. Esperamos que los resultados obtenidos acaben generando un
beneficio para la sociedad en un área tan deficiente como es la terapia
de las enfermedades olvidadas», apostilla José María Pérez-Victoria
Moreno de Barreda, cuyo proyecto ha sido respaldado por su aportación de
conocimientos estratégicos, además de por facilitar y construir
relaciones relevantes con el exterior y con las empresas. En su
categoría, tenían el requisito de que al menos el 15% del total
adjudicado debería subcontratarse con una compañía privada, que será
Neuron.
Un nueva molécula
Mario Delgado, director del centro López Neyra,
añade que él recibirá 182.000 euros para indagar en un descubrimiento de
su laboratorio. «Hemos hallado recientemente una molécula analgésica
llamada cortistatina que es producida por nuestro sistema nervioso en
respuesta a estímulos dolorosos. Ratones deficientes en esta molécula
mostraban respuestas dolorosas exacerbadas al daño en los tejidos y en
condiciones de inflamación crónica. Por el contrario, la inyección de
cortistatina localmente o a nivel espinal redujo significativamente el
dolor en ratones que sufrían artritis o irritación cutánea o abdominal»,
argumenta el doctor.
«En este nuevo proyecto investigaremos el
potencial efecto analgésico de cortistatina en dolor neuropático, esto
es, causado como consecuencia de un daño crónico en nervios, como el que
ocurre tras haber sido sometido a una operación quirúrgica, el que
sufren pacientes con diabetes y cáncer o, simplemente, tras sufrir un
pinzamiento del nervio ciático», recalca el director del centro del
CSIC.
No hay comentarios:
Publicar un comentario