El colegio Cristo de la Yedra celebra sus 50 años como referente en integración y con muchos proyectos de futuro
S. Vallejo
granada
En la
calle Real de Cartuja domina esa esquina fundamental del barrio el
colegio Cristo de la Yedra, todo un referente en educación, en políticas
de integración y en trabajo en equipo. Y están de cumpleaños. El centro
celebra medio siglo de actividad con un lema claro: 50 años cumpliendo sueños;
los de sus alumnos, los de los padres y los de los docentes. Pero
además los de un barrio que está estrechamente vinculado al colegio.
Porque como recalca una y otra vez su director, Manuel Marchante, "el
colegio ha hecho al barrio y el barrio al colegio".
Su historia comienza en 1955, cuando se crea la Fundación Hogar Santo Cristo de la Yedra por parte de los jesuitas. Esta comunidad, que conocía bien la calle Real de Cartuja y el entorno al ir desde la iglesia de Gran Vía hasta la facultad de Teología, decidió que tenía que hacer algo por los niños que veía cada día, por sus familias, y dotar ese espacio de un centro de formación que permitiera educar a esos niños que de otra forma no podrían escolarizarse.
Ese espíritu asistencial y educativo hizo que ocho años después (1963) se fundara el colegio. Primero de forma segregada con una parte para niños que llevaban los jesuitas y otra para niñas, de las que se encargaba la orden JesúsMaría. Sus primeros pasos fue como centro para dar clases de alfabetización, como "pequeña universidad". Y comenzó con unos 500 niños. Hoy, 50 años después, son más de mil.
En 1976 se respondió al reto de la coeducación y la parte de las niñas se hizo mixta y finalmente en 1985 se hace la fusión de los dos colegios. En ese momento, los jesuitas ceden la titularidad a las religiosas de Jesús-María quedándose ellos con la propiedad de los terrenos.
Y no ha dejado de evolucionar. Siempre han tenido una visión contemporánea a sus tiempos y ya en 1981 abren sus puertas a los alumnos de la Institución de Protección al Menor, que no podían ir a un centro normalizado hasta entonces, siendo uno de los primeros centros de Andalucía en propiciar la integración, "algo que ha marcado el colegio y hecho nuestra historia". De hecho, en 1986 el centro es reconocido como centro de integración de alumnos de necesidades educativas especiales por la Junta de Andalucía. Ahora, de sus más de 1.000 alumnos, unos 115 tienen necesidades especiales. Labor que mereció también en 2008 el primer premio nacional a su labor como centro de integración.
Y es que en su filosofía de trabajo prima el avance hacia una sociedad más justa, más humana, solidaria, participativa. Y en ello se ha empeñado su equipo docente, que en 1985 formaban 31 profesionales y ahora ya 71.
"Nuestro compromiso es atender a los niños que pueden transformar la sociedad. Mantener el equilibrio entre lo estricto y otra manera de aprender, porque tenemos que organizar muchas actividades para que todos los niños participen. El niño es un elemento activo del proceso educativo", explica el director, convencido de que esta forma de trabajar es también la mejor para reducir las diferencias sociales y educar en valores. Y esa integración y diversidad se nota en sus instalaciones, que aunque modestas y manteniendo muchos aspectos igual que hace 50 años, tienen espacios que otros colegios no ofrecen como aula de logopedia, fisioterapia y espacios de refuerzo.
Entre las actividades que definen al centro están, por ejemplo, el teatro, por el que han recibido varios premios.
Pero no sólo se quedan en celebrar lo que han sido o a lo que han llegado. Por delante tienen todavía muchos retos, que Marchante resume en atender a la diversidad con equilibrio y seguir buscando recursos para apoyar a las familias, además de continuar ampliando la oferta educativa, ahora con la rama bilingüe y apostando por las nuevas tecnologías.
Lo que quieren, en definitiva, es seguir con su filosofía de trabajo y con los valores que han hecho durante estos 50 años a los docentes, alumnos y familias, que han llevado el espíritu del Cristo de la Yedra a todos los rincones de Granada.
Su historia comienza en 1955, cuando se crea la Fundación Hogar Santo Cristo de la Yedra por parte de los jesuitas. Esta comunidad, que conocía bien la calle Real de Cartuja y el entorno al ir desde la iglesia de Gran Vía hasta la facultad de Teología, decidió que tenía que hacer algo por los niños que veía cada día, por sus familias, y dotar ese espacio de un centro de formación que permitiera educar a esos niños que de otra forma no podrían escolarizarse.
Ese espíritu asistencial y educativo hizo que ocho años después (1963) se fundara el colegio. Primero de forma segregada con una parte para niños que llevaban los jesuitas y otra para niñas, de las que se encargaba la orden JesúsMaría. Sus primeros pasos fue como centro para dar clases de alfabetización, como "pequeña universidad". Y comenzó con unos 500 niños. Hoy, 50 años después, son más de mil.
En 1976 se respondió al reto de la coeducación y la parte de las niñas se hizo mixta y finalmente en 1985 se hace la fusión de los dos colegios. En ese momento, los jesuitas ceden la titularidad a las religiosas de Jesús-María quedándose ellos con la propiedad de los terrenos.
Y no ha dejado de evolucionar. Siempre han tenido una visión contemporánea a sus tiempos y ya en 1981 abren sus puertas a los alumnos de la Institución de Protección al Menor, que no podían ir a un centro normalizado hasta entonces, siendo uno de los primeros centros de Andalucía en propiciar la integración, "algo que ha marcado el colegio y hecho nuestra historia". De hecho, en 1986 el centro es reconocido como centro de integración de alumnos de necesidades educativas especiales por la Junta de Andalucía. Ahora, de sus más de 1.000 alumnos, unos 115 tienen necesidades especiales. Labor que mereció también en 2008 el primer premio nacional a su labor como centro de integración.
Y es que en su filosofía de trabajo prima el avance hacia una sociedad más justa, más humana, solidaria, participativa. Y en ello se ha empeñado su equipo docente, que en 1985 formaban 31 profesionales y ahora ya 71.
"Nuestro compromiso es atender a los niños que pueden transformar la sociedad. Mantener el equilibrio entre lo estricto y otra manera de aprender, porque tenemos que organizar muchas actividades para que todos los niños participen. El niño es un elemento activo del proceso educativo", explica el director, convencido de que esta forma de trabajar es también la mejor para reducir las diferencias sociales y educar en valores. Y esa integración y diversidad se nota en sus instalaciones, que aunque modestas y manteniendo muchos aspectos igual que hace 50 años, tienen espacios que otros colegios no ofrecen como aula de logopedia, fisioterapia y espacios de refuerzo.
Entre las actividades que definen al centro están, por ejemplo, el teatro, por el que han recibido varios premios.
Pero no sólo se quedan en celebrar lo que han sido o a lo que han llegado. Por delante tienen todavía muchos retos, que Marchante resume en atender a la diversidad con equilibrio y seguir buscando recursos para apoyar a las familias, además de continuar ampliando la oferta educativa, ahora con la rama bilingüe y apostando por las nuevas tecnologías.
Lo que quieren, en definitiva, es seguir con su filosofía de trabajo y con los valores que han hecho durante estos 50 años a los docentes, alumnos y familias, que han llevado el espíritu del Cristo de la Yedra a todos los rincones de Granada.
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