El subdelegado del Gobierno,
Santiago Pérez, en su condición de historiador, presenta hoy su obra 'La
Guerra Civil en la comarca de Guadix (1936-1939)'
JESÚS JAVIER PÉREZ | GRANADA
El subdelegado del Gobierno, Santiago Pérez, en su
faceta de historiador, presenta esta tarde en el Palacio de los Condes
de Gabia de Granada su obra 'La Guerra Civil en la comarca de Guadix
(1936-1939)'. El libro es el segundo tomo de una trilogía que comenzó
con el estudio de la II República y que pretende terminar con un
acercamiento a los primeros años del franquismo.
El historiador ha invertido años de estudio,
décadas, para investigar una época terrible de la Historia de España,
pero al mismo tiempo apasionante desde el punto de vista científico. Su
acercamiento más remoto al tema fue en la década de los ochenta del
pasado siglo, en la que pudo tener el contacto con testigos directos de
los acontecimientos, aunque su principal línea de investigación le ha
supuesto «un peregrinar por archivos de toda España».
Buscando luz sobre los acontecimientos, Pérez
López ha recorrido el Archivo Histórico de la Guerra Civil en Salamanca,
el Archivo Militar de Ávila, el Histórico Nacional de Madrid, el
Archivo de Alcalá de Henares, el de Chancillería de Granada. Tal y como
define Pérez López el libro, éste ha supuesto montar «un pequeño
rompecabezas, porque es verdad que la documentación está hoy muy
diseminada, pero que ha merecido la pena una vez que el trabajo se ha
terminado».
La guerra y la vida
Según Pérez López, la obra pretende acercarse a lo
que ocurrió durante la Guerra Civil en la comarca de Guadix y, en su
contexto geoestratégico, en el Norte de la provincia de Granada y en
este sentido, Santiago Pérez recuerda que el conflicto «fue un episodio
que superó la comarca y establece parámetros importantes respecto a la
provincia».
Pérez López no ha querido solo un acercamiento al
relato de los hechos: «Mi idea es que el lector se lleve una impresión
aproximada de cómo era la vida en esos años de guerra, por eso no solo
toco el tema de la represión, que fue dolorosa e importante, sino que a
mi me interesaba ver qué instituciones funcionaban en esa época, tales
como el Consejo Municipal, que hoy llamaríamos Ayuntamiento, cómo fue la
economía de guerra, qué problemas había, si los abastecimientos eran
suficientes o no y no he olvidado que la ciudad de Guadix fue la capital
militar en la zona, era el lugar donde confluían la mayor parte de las
tropas camino del frente, muy cercano, en el Puerto de la Mora, el Peñón
de la Mata...».
El historiador no se olvida del día a día de los
tres años de guerra y en su obra también se da a conocer la vida
cotidiana, «qué hacía la gente, a qué se dedicaba, si había cine..., en
definitiva dar una visión general de la comarca en esa época y
especialmente una visión un poco alejada, sin apasionamiento y valorando
las cosas en su justo término, sabiendo además que en una guerra civil,
en un bando y en otro había personas de una gran estatura humana y de
una gran talla y también personas indeseables, tanto en un bando como en
otro.
Pero Pérez López también se enfrenta en su obra
los hechos más dramáticos de la guerra. Recuerda que «el tema represivo
fue muy duro». La guerra fue una sucesión de muertes injustificables, en
palabras de Pérez López. Para el historiador todas las muertes «tienen
un precio altísimo, que nunca se tendrían que haber producido» y en este
sentido asegura que no comparte cuando se dice «que una muerte es
justificada y otra no». «Quiero huir de ese maniqueísmo y de esa
justificación de muertes en función de que sean de uno o de otro bando»,
asegura.
La represión
Una de las tres partes del tomo se dedica al
estudio de la represión, cifra las muertes producidas durante el periodo
bélico en 309 e, incluso, ofrece una ficha con el nombre y apellido de
los fallecidos. Además de ser uno de los capítulos más duros de la obra,
la fría estadística también invita a la reflexión porque «al final las
muertes que se produjeron que no sirvieron para nada, fueron muertes
innecesarias. Eso nos tiene que hacer reflexionar de cara al futuro de
que lo más preciado que tiene el ser humano en la vida se tiene que
respetar».
Muertes violentas
En el libro relata, al menos, quince episodios de
personas que murieron violentamente y uno de ellos es el relativo al
obispo accitano Manuel Medina Olmos, «sobre todo teniendo en cuenta que
para mi fue una de las preguntas más importantes de la primera mitad del
siglo XX de la provincia de Granada». El historiador realiza un relato
día a día de sus últimos momentos «y la verdad es que fueron duros que
él afrontó con una enorme entereza tal y como se pone de manifiesto en
algunas reflexiones que se recogen en el libro».
El autor califica el conflicto como «una desgracia
para todos que imposibilitó el desarrollo de España durante mucho
tiempo». Para el autor se trata de una lección amarga para España que
también es aplicable en otros conflictos como los de Ucrania porque,
según el escritor, «la gente tiene que tener conciencia de que una
guerra civil es letal para todos y para la convivencia», concluye.
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