Solo un ejemplo: 'Jamás' en su origen significaba "siempre" y en nivel intermedio "alguna vez". Hay muchos más casos...
CARLOS BALBOA
Que el español es uno de los idiomas más ricos de todos
cuantos pueblan el planeta es una realidad indiscutible conocida por
todos. Lo que quizás algunos ignoraban es que muchas de las palabras que
hoy empleamos con asiduidad (y otras que no usamos tanto) ahora tienen
un significado totalmente opuesto al que implicaban en el pasado, fruto
de una evolución semántica de 180 grados. Recogemos algunos ejemplos.
-Huésped,
del latín 'Hospes': significaba etimológicamente "el que hospeda,
anfitrión". Más tarde, fruto de la costumbre imperante de la
reciprocidad hospitalaria, adquirió todavía en latín el sentido de
‘hospedado’. Ambos significados pasaron luego al castellano antiguo, de
forma que hasta el Siglo de Oro se mantenía todavía este doble
significado. Incluso Cervantes emplea el vocablo en ambas acepciones en
el Quijote: "Por Dios, respondió el huésped (el ventero), que es gentil
relente el que mi huésped (Sancho) tiene, pues hele dicho que ni tengo
pollas ni gallinas y quiere que tenga huevos". A partir de entonces ha
predominado el significado de ‘persona alojada’, que en la actualidad es
el único que se admite.
-Rato,
del latín 'Raptus': en su origen significaba ‘tirón, arranque’ y,
figuradamente, ‘instante’, acepción esta última que viajó a América, al
mismo tiempo que en España tomó el sentido de "un espacio de tiempo algo
mayor que el de un instante". Esta diferencia semántica se conserva
actualmente entre España y América del Sur, pese a la definición de la
Academia que es la de "espacio de tiempo, especialmente cuando es
corto".
-Broma,
del griego βρῶμα ‘teredón’ y este de βιβρώσκειν ‘carcomer’: en 1599 se
definía así a una ‘cosa pesada’. Luego Quevedo y Tirso de Molina
emplearon el vocablo en el sentido de "hombre pesado", que se mantiene
hoy en América en la variante "contrariedad, molestia más o menos
desagradable y dañosa".
El origen de estos significados varios se encuentra en el
teredón o broma, un molusco que atacaba a los barcos haciéndolos muy
pesados, tal como se lee en la cuarta acepción que todavía recoge el
diccionario académico: "Molusco lamelibranquio marino de aspecto
vermiforme, con sifones desmesuradamente largos y concha muy pequeña,
que deja descubierta la mayor parte del cuerpo. Las valvas de la concha,
funcionando como mandíbulas, perforan las maderas sumergidas, practican
en ellas galerías que el propio animal reviste de una materia calcárea
segregada por el manto, y causan así graves daños en las construcciones
navales". Ahí es nada.
La Academia la definía así en 1726, en su Diccionario de
Autoridades,: "Phrase con que metaphoricamente se dá à entender, no solo
el que es pesado y molesto en su trato y conversacion, sino otra
cualquiera cosa, que excéde notablemente de lo que le corresponde". A
finales del iglo XVIII broma tomó el significado de "algazara, chanza"
y, en el segundo cuarto del siglo XIX, el de "bulla, diversión", que es
el actual.
-Nimiom
del latín Nimius "excesivo, abundante": se trata de un cultismo
aparecido a finales del siglo XVII con el sentido mismo que en latín.
Sin embargo, el mal entendimiento de frases como cuidado nimio o
afectación nimia provocó que su deformación semántica fuera transformada
como sinónima de minuciosidad o pequeñez.
En este punto, en el Diccionario de Autoridades de 1734 se
recogió solo con el significado etimológico de nimio, pero en lo
referente a nimiedad, advertía de que se usaba también en el sentido
contrario: «Nimiedad: Excesso ù demasía (…) En el estilo familiar se usa
por poquedad ò cortedad; y se debe corregir, pues significa esta voz
totalmente lo contrario».
-Puridad,
del latín Purits, -Āris: tiene dos significados contrarios, ambos
vigentes. En el siglo XV se empleaba como ‘pureza’ y, desde el Cid hasta
el Siglo de Oro, como ‘secreto’. En 1737 la Academia señaló que puridad
es la forma anticuada paridad, que definía como "lo mismo que secreto.
Es voz antigua". Hoy el diccionario la admite como: "cualidad de puro",
"aquello que se tiene reservado y oculto" y "reserva, sigilo". Para la
locución adverbial en puridad se remite a "sin rebozo, claramente y sin
rodeos" y "secretamente".
-Fechoría,
derivado de hechor, con f- conservada gracias a los Libros de
Caballerías: es lo mismo que ‘hazaña’ en el Quijote. Luego por la
abreviación de mala fechoría quijotesca tomó este vocablo erróneamente
un matiz claramente negativo que hasta hoy se traduce como ‘mala
acción’.
-Ganga,
voz imitadora del grito de esta ave: en un principio se aplicó
figuradamente a las cosas sin provecho, ya que la ganga es un ave
difícil de cazar, dura de pelar y también de comer. En cambio, al
emplearse muchas veces irónicamente ha acabado significando "cosas con
poco coste".
-Bravo,
del latín Pravus: "malo, inculto". En la Edad Media se refería al
"violento de carácter, cruel" aplicado a personas, y "fiero, salvaje" en
el caso de los animales. En el Siglo de Oro se usaba como "valiente". Y
de esta forma se empleó en el siglo XIX por reflujo del idioma francés,
momento en el que significó también "bueno, excelente".
-Yacer,
del latín Lacere: "estar echado". En la Edad Media no tenía solo el
sentido de "estar acostado", sino que también podía referirse a "estar" y
"permanecer", acepciones hoy también recogidas.
-Jamás,
del latín Iam Magis: "ya más". Hoy en día significa "nunca", pero
antiguamente, todo lo contrario, es decir "siempre" y en nivel
intermedio "alguna vez".
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