El Ayuntamiento pinta el mobiliario urbano y pide a los vecinos que cambien el color de sus balcones
R. FERNÁNDEZ GRANADA
El municipio de Salobreña se ha sumado a la lista de poblaciones que pretenden innovar el aspecto de sus localidades para captar un mayor número de visitantes. Así, en la Serranía de Ronda, la localidad malagueña de Júzcar decidió ya algunos años abandonar el blanco característico de sus fachadas y teñirse de azul para convertirse en el pueblo Pitufo, el salmantino de Mogarraz, ha colgado en sus casas los retratos de sus habitantes en 1967. Con esta pretensión, el Ayuntamiento de la Villa ha puesto en marcha una original iniciativa con la que pretende destacar el encanto marinero de los anejos de La Caleta y La Guardia, pintando de azul añil el mobiliario urbano. Farolas, barandillas o bolardos han quedado impregnados de este color, dotando a estos elementos de un aspecto renovado y atractivo.
Desde la Concejalía de La Caleta-La Guardia de Salobreña ya venían sopesando desde el año pasado poner en marcha este proyecto, pero no fue hasta después de la constitución del nuevo equipo de gobierno tras hablar con los vecinos y gracias a la labor de los trabajadores contratados a través del programa de exclusión social, cuando se materializó dicha idea.
Desde el Ayuntamiento animan también a los vecinos de estos barrios a que hagan extensiva esta iniciativa, para que el azul añil también adquiera presencia en sus balcones y otros elementos de sus fachadas. Así, el visitante que pasea por estos barrios de pescadores se ve sorprendido por un nuevo estímulo para sus sentidos: el azul añil, un elemento más de la idiosincrasia de estos anejos de Salobreña que se mezcla con el olor a la melaza de la chimenea de la Azucarera o el sabor a mar de la plaza del Lavadero.
Desde la Concejalía de La Caleta-La Guardia de Salobreña ya venían sopesando desde el año pasado poner en marcha este proyecto, pero no fue hasta después de la constitución del nuevo equipo de gobierno tras hablar con los vecinos y gracias a la labor de los trabajadores contratados a través del programa de exclusión social, cuando se materializó dicha idea.
Desde el Ayuntamiento animan también a los vecinos de estos barrios a que hagan extensiva esta iniciativa, para que el azul añil también adquiera presencia en sus balcones y otros elementos de sus fachadas. Así, el visitante que pasea por estos barrios de pescadores se ve sorprendido por un nuevo estímulo para sus sentidos: el azul añil, un elemento más de la idiosincrasia de estos anejos de Salobreña que se mezcla con el olor a la melaza de la chimenea de la Azucarera o el sabor a mar de la plaza del Lavadero.
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