La quinta fase del Parque de las Ciencias acelera para inaugurar en julio y ya acoge a las primeras especies, como un espectacular tiburón leopardo típico de los arrecifes de la Polinesia.
G. CAPPA GRANADA
Mientras el resto de la ciudad sigue en el barro por la llegada de los legados poéticos, el AVE o el Metro, el Parque de las Ciencias continúa como un 'ecosistema' al margen de la ciudad. El Biodomo, la gran infraestructura que completará el museo, está ya en su recta final para inaugurarse este mes de julio, con sólo unos meses de retraso respecto al plazo inicial. Y han llegado los primeros huéspedes que ya habitan la 'casa de la vida', como tres ejemplares de tiburón que ya se encuentran desde hace unos días en el nuevo acuario granadino. Destaca el tiburón leopardo, que está a la espera de visitantes para admirar su sinuoso movimiento. Es propio de las aguas calientes y templadas del océano Pacífico occidental y abunda en los arrecifes coralinos de la Polinesia. Carnívoro y depredador como los demás tiburones, esta especie ataca a presas muy modestas, que corresponden a su pequeño tamaño.
El Biodomo, un espacio para la educación, la conservación y la investigación de la naturaleza, ya cuenta con ejemplares sumergidos en los gigantescos acuarios de agua dulce y de agua salada, cumpliendo los plazos ya que en la segunda tanda de inquilinos llegarán los reptiles y los anfibios. Hay que ir poco a poco para ver cómo se adaptan y vigilar psicológicamente a los animales, sobre todo a los últimos moradores que entrarán en el ecosistema: las aves y los mamíferos.
Desde hace meses ya crecen las plantas de los diferentes ecosistemas que se muestran en el Biodomo. En primer lugar las trepadoras, que al estar pegadas a la pared son las que menos entorpecen los trabajos. Después los helechos, las palmeras, las plantas con flores... Así es como ha crecido la vida en ese Arca de Noé tropical que es el Biodomo del Parque de las Ciencias. Los primeros visitantes humanos llegarán este verano para sumergirse en este universo, que estará compuesto en total por unas 125 especies animales y otras tantas vegetales. Representan lo más singular, atractivo y espectacular de tres ecosistemas de clima cálido: el indopacífico, en representación del continente Asiático; la amazonia, por América; y Madagascar, por África.
En lo que respecta a la parte arquitectónica, las obras de la quinta fase del museo se encuentran ejecutadas. El Biodomo se instala en el extremo noroeste del centro, justo al lado de lo que fue Urende, en una superficie de casi 2.200 metros cuadrados y con un volumen de 20.000 metros cúbicos. Las obras están siendo ejecutadas por una UTE formada por Ferrovial, la misma constructora del Centro Lorca, y Coutant, una empresa francesa especializada en la construcción de acuarios. Ahora mismo están listos los acuarios, que se podrán ver en todo su esplendor a través de las cristaleras que hay encastradas formando enormes piscinas y a los que se accederá en la primera planta de a visita. El 80% de los 12,5 millones de euros de presupuesto corren a cargo de los Fondos Feder de la Unión Europea.
Al Biodomo se accede por el Macrospio del Parque de las Ciencias y tiene tres niveles. El subterráneo consta con tres bioterios: una sala multiusos con visión de 360 grados y 250 metros cuadrados y dos de manipulación, cuidado, cría y cuarentena reservados a los investigadores aunque el público puede observar los trabajos. Este nivel alberga también los tanques de agua marina y dulce y algunos individuales de menor tamaño. También hay terrarios para las diferentes especies de animales y plantas seleccionadas para el proyecto por su singularidad. Además de peces, se podrá ver una nutria asiática y un falso gavial, entre otros animales.
También se podrán proyectar documentales y películas, porque esta mezcla de acuario y zoo es una iniciativa que pretende articular un discurso argumental en torno a la educación, la investigación y la conservación, las tres ramas del proyecto. Y es que el Biodomo será una gran infraestructura educativa con una importante vertiente turística y también científica, ya que está concebido como un espacio de investigación y desarrollo de proyectos de I+D+i relacionados con la biodiversidad.
El segundo nivel transcurre a ras del término de estos grandes tanques de agua, sobre los techos de los bioterios. En él se podrán ver pequeños mamíferos como lemures, dragones de Komodo, primates crepusculares, algún ciervo ratón o un walabi, un canguro enano. En el tercer nivel, el aéreo, se disfruta de una perspectiva panorámica desde la terraza mirador en la que se ofrecerán las actividades didácticas y los talleres. En el resto del recorrido del tercer nivel se contemplan los enormes tanques de agua a vista de pájaro y el paisaje de apariencia uniforme,aunque represente distintos ecosistemas y con el que se despedirá al visitante. Muchos de ellos, seguirán en la retina con la imagen de los tiburones que ya esperan a sus presas para capturar su atención.
El Biodomo, un espacio para la educación, la conservación y la investigación de la naturaleza, ya cuenta con ejemplares sumergidos en los gigantescos acuarios de agua dulce y de agua salada, cumpliendo los plazos ya que en la segunda tanda de inquilinos llegarán los reptiles y los anfibios. Hay que ir poco a poco para ver cómo se adaptan y vigilar psicológicamente a los animales, sobre todo a los últimos moradores que entrarán en el ecosistema: las aves y los mamíferos.
Desde hace meses ya crecen las plantas de los diferentes ecosistemas que se muestran en el Biodomo. En primer lugar las trepadoras, que al estar pegadas a la pared son las que menos entorpecen los trabajos. Después los helechos, las palmeras, las plantas con flores... Así es como ha crecido la vida en ese Arca de Noé tropical que es el Biodomo del Parque de las Ciencias. Los primeros visitantes humanos llegarán este verano para sumergirse en este universo, que estará compuesto en total por unas 125 especies animales y otras tantas vegetales. Representan lo más singular, atractivo y espectacular de tres ecosistemas de clima cálido: el indopacífico, en representación del continente Asiático; la amazonia, por América; y Madagascar, por África.
En lo que respecta a la parte arquitectónica, las obras de la quinta fase del museo se encuentran ejecutadas. El Biodomo se instala en el extremo noroeste del centro, justo al lado de lo que fue Urende, en una superficie de casi 2.200 metros cuadrados y con un volumen de 20.000 metros cúbicos. Las obras están siendo ejecutadas por una UTE formada por Ferrovial, la misma constructora del Centro Lorca, y Coutant, una empresa francesa especializada en la construcción de acuarios. Ahora mismo están listos los acuarios, que se podrán ver en todo su esplendor a través de las cristaleras que hay encastradas formando enormes piscinas y a los que se accederá en la primera planta de a visita. El 80% de los 12,5 millones de euros de presupuesto corren a cargo de los Fondos Feder de la Unión Europea.
Al Biodomo se accede por el Macrospio del Parque de las Ciencias y tiene tres niveles. El subterráneo consta con tres bioterios: una sala multiusos con visión de 360 grados y 250 metros cuadrados y dos de manipulación, cuidado, cría y cuarentena reservados a los investigadores aunque el público puede observar los trabajos. Este nivel alberga también los tanques de agua marina y dulce y algunos individuales de menor tamaño. También hay terrarios para las diferentes especies de animales y plantas seleccionadas para el proyecto por su singularidad. Además de peces, se podrá ver una nutria asiática y un falso gavial, entre otros animales.
También se podrán proyectar documentales y películas, porque esta mezcla de acuario y zoo es una iniciativa que pretende articular un discurso argumental en torno a la educación, la investigación y la conservación, las tres ramas del proyecto. Y es que el Biodomo será una gran infraestructura educativa con una importante vertiente turística y también científica, ya que está concebido como un espacio de investigación y desarrollo de proyectos de I+D+i relacionados con la biodiversidad.
El segundo nivel transcurre a ras del término de estos grandes tanques de agua, sobre los techos de los bioterios. En él se podrán ver pequeños mamíferos como lemures, dragones de Komodo, primates crepusculares, algún ciervo ratón o un walabi, un canguro enano. En el tercer nivel, el aéreo, se disfruta de una perspectiva panorámica desde la terraza mirador en la que se ofrecerán las actividades didácticas y los talleres. En el resto del recorrido del tercer nivel se contemplan los enormes tanques de agua a vista de pájaro y el paisaje de apariencia uniforme,aunque represente distintos ecosistemas y con el que se despedirá al visitante. Muchos de ellos, seguirán en la retina con la imagen de los tiburones que ya esperan a sus presas para capturar su atención.
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