Las piezas se han repartido entre otros centros de la UGR, el Instituto de Geofísica y el Parque de las Ciencias La intervención subsana goteras y recupera elementos originales
A. ASENSIO GRANADA
"Es algo objetivo. El edificio no se ha deteriorado y las colecciones están protegidas". Víctor Medina, vicerrector de Extensión Universitaria de la Universidad de Granada, se encuentra en lo que se correspondería con el crucero si el Observatorio fuera una iglesia. Su planta en forma de cruz señala a sus primeros propietarios, los jesuitas. Un siglo después de que la Compañía erigiera el edificio, la Universidad -actual propietaria- ha culminado la remodelación del inmueble, que albergará el Departamento de Historia y Ciencias de la Música. La mudanza se realizará en septiembre y para el próximo curso ya acogerá uno de sus nuevos usos. Han sido 230.000 euros que han servido para eliminar décadas de añadidos -falsos techos, suelos de terrazo, mamparas de aluminio-, adecentar el inmueble y, además, garantizar su preservación.
"Se ha tenido la mayor sensibilidad", añade Medina, que insiste en que "nada de lo que se ha hecho es irreversible", por lo que el edificio podrá -si así lo decide la Universidad- destinarse a otros usos, como el museo que hace una década se planteó. La rehabilitación ha recuperado el ocre original de las paredes, ha dotado de una organización más lógica al área de los despachos y ha destacado elementos originales del edificio, como el suelo hidráulico -allí donde no había sido sustituido por terrazo-, la decoración de la jamba de una puerta o la altura de los techos. Se ha hecho accesible la primera planta, no así la segunda -la que alberga la pieza estrella, el telescopio ecuatorial Mailhat-, donde únicamente se han pintado las paredes.
Se ha adecentado el baño, se ha dejado diáfano tanto el acceso como las estancias, divididas en las sucesivas reformas para habilitar despachos y, sobre todo, se han solucionado problemas como goteras y filtraciones que comprometían la seguridad del edificio. De hecho, uno de los despachos había sufrido un derrumbe. Los 230.000 euros invertidos desde 2014 en la rehabilitación -llevada a cabo por los arquitectos Amanda Vicente y José Mellado- han servido para preservar el continente, singular por su fisonomía y por su uso como centro investigador durante un siglo. "Ha sido un trabajo impecable como restauración", indica Jorge Durán, director del Secretariado de Conservación y Restauración de la UGR.
El continente -artilugios, documentos, mobiliario- se conserva, según explica Medina, repartido entre la actual sede del Instituto Andaluz de Geofísica, la Biblioteca Politécnica, el Parque de las Ciencias -donde algunos objetos se exhiben gracias a una cesión-, en los almacenes de la Universidad y en el propio Observatorio, donde se guardan los dos telescopios de la segunda planta.
Antes de la reforma se procedió a revisar todos los objetos que ya estaban catalogados, se comprobó que lo registrado estaba "íntegro" y se añadieron elementos que no aparecían en ningún registro -como unas cartas de los años 50- hasta cerrar una colección de 70 objetos. Los libros y revistas fueron examinados por la responsable de la Biblioteca Politécnica, y se decidió su traslado a ese centro. "No se ha perdido nada", insiste Medina.
En el tintero quedan dos cuestiones: la reforma de la fachada y el futuro del Observatorio como museo, iniciativa promovida durante la etapa como rector de David Aguilar. "El museo se podrá hacer cuando haya dinero", sentencia el vicerrector. "No podemos empezar la casa colgando los cuadros", añade. Para destinar el edificio a museo, según explica, sería necesario tanto un proyecto económicamente ambicioso como una dotación de personal. Además, requeriría dotar a ese museo de actividad, incluirlo en el circuito cultural de la ciudad y garantizar así el flujo de visitas. Evitar, en resumen, que acabe siendo un hermoso almacén ajeno a su entorno. Para ello, la propuesta del Vicerrectorado gira en el sentido de crear un proyecto integral para el campus de Cartuja para que, además de ser un foco de actividad universitaria, se 'ligue' a Granada como espacio de ocio y expansión.
"Se ha tenido la mayor sensibilidad", añade Medina, que insiste en que "nada de lo que se ha hecho es irreversible", por lo que el edificio podrá -si así lo decide la Universidad- destinarse a otros usos, como el museo que hace una década se planteó. La rehabilitación ha recuperado el ocre original de las paredes, ha dotado de una organización más lógica al área de los despachos y ha destacado elementos originales del edificio, como el suelo hidráulico -allí donde no había sido sustituido por terrazo-, la decoración de la jamba de una puerta o la altura de los techos. Se ha hecho accesible la primera planta, no así la segunda -la que alberga la pieza estrella, el telescopio ecuatorial Mailhat-, donde únicamente se han pintado las paredes.
Se ha adecentado el baño, se ha dejado diáfano tanto el acceso como las estancias, divididas en las sucesivas reformas para habilitar despachos y, sobre todo, se han solucionado problemas como goteras y filtraciones que comprometían la seguridad del edificio. De hecho, uno de los despachos había sufrido un derrumbe. Los 230.000 euros invertidos desde 2014 en la rehabilitación -llevada a cabo por los arquitectos Amanda Vicente y José Mellado- han servido para preservar el continente, singular por su fisonomía y por su uso como centro investigador durante un siglo. "Ha sido un trabajo impecable como restauración", indica Jorge Durán, director del Secretariado de Conservación y Restauración de la UGR.
El continente -artilugios, documentos, mobiliario- se conserva, según explica Medina, repartido entre la actual sede del Instituto Andaluz de Geofísica, la Biblioteca Politécnica, el Parque de las Ciencias -donde algunos objetos se exhiben gracias a una cesión-, en los almacenes de la Universidad y en el propio Observatorio, donde se guardan los dos telescopios de la segunda planta.
Antes de la reforma se procedió a revisar todos los objetos que ya estaban catalogados, se comprobó que lo registrado estaba "íntegro" y se añadieron elementos que no aparecían en ningún registro -como unas cartas de los años 50- hasta cerrar una colección de 70 objetos. Los libros y revistas fueron examinados por la responsable de la Biblioteca Politécnica, y se decidió su traslado a ese centro. "No se ha perdido nada", insiste Medina.
En el tintero quedan dos cuestiones: la reforma de la fachada y el futuro del Observatorio como museo, iniciativa promovida durante la etapa como rector de David Aguilar. "El museo se podrá hacer cuando haya dinero", sentencia el vicerrector. "No podemos empezar la casa colgando los cuadros", añade. Para destinar el edificio a museo, según explica, sería necesario tanto un proyecto económicamente ambicioso como una dotación de personal. Además, requeriría dotar a ese museo de actividad, incluirlo en el circuito cultural de la ciudad y garantizar así el flujo de visitas. Evitar, en resumen, que acabe siendo un hermoso almacén ajeno a su entorno. Para ello, la propuesta del Vicerrectorado gira en el sentido de crear un proyecto integral para el campus de Cartuja para que, además de ser un foco de actividad universitaria, se 'ligue' a Granada como espacio de ocio y expansión.
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