Biólogo marino
Imagen de la golondrina franjiblanca en el Parque Nacional del Yasuní, Ecuador/WIKIPEDIA
En el medio terrestre existe un gradiente de especies desde latitudes polares hacia los trópicos, incrementándose la diversidad de formas de vida en las zonas más templadas. Incluso muchas especies presentan una distribución limitada a zonas cercanas al Ecuador. Esta correlación entre la latitud y el número de especies ha sido objeto de debate en el último siglo. Las razones esgrimidas para explicar este hecho era el mayor número de hábitats disponibles en los trópicos. . Si se estudia el número de funciones que realizan las especies en un ecosistema, se observa que es superior en regiones templadas. Esta misma tendencia existe en los ecosistemas marinos costeros donde se encuentra el mayor número de especies, en costas tropicales, destacando los arrecifes coralinos que únicamente pueden vivir en aguas cálidas durante todo el año.
Pero, ¿a qué se debe en realidad este gradiente latitudinal en los medios terrestre y costero?
Algunos autores sugieren que la cantidad de energía disponible en el medio limita el número de especies en los ecosistemas. En los trópicos, debido a una mayor insolación, unida a la abundancia de agua en estas zonas, se produce un incremento de la fotosíntesis por parte de las plantas y el fitoplancton. Según esta teoría, a mayor productividad primaria (fotosíntesis), existirían más especies y poblaciones con más individuos y con mayores probabilidades de prevenir los procesos de extinción. Otros autores atribuyen este gradiente a procesos evolutivos que han ocurrido como consecuencia de la mayor antigüedad de los ecosistemas tropicales. Así, las especies han tenido más tiempo para diversificarse y conservar su nicho de hábitat.
Hasta aquí se podrían considerar lógicos estos argumentos. Pero, ¿qué ocurre en el mar profundo, donde la productividad primaria es muy baja?
El gradiente latitudinal no se ha encontrado en el océano profundo, y la diversidad en las regiones tropicales no es tan elevada como se suponía en un principio. En un estudio recientemente publicado en Nature, los autores observaron que el mayor número de especies se encontraba en aquellos fondos profundos localizados en latitudes templadas, en concreto entre 30° y 50°, que a grandes rasgos correspondería a la franja situada entre el sur de Marruecos y norte de Francia en el Atlántico Oriental. Pero, si no hay luz, ¿de dónde proviene la energía en el océano profundo? Ésta procede de la energía química presente en el material en suspensión que lluevede las capas más superficiales del océano. Por esta razón, la diversidad de especies en el océano profundo registra sus máximos en aquellas zonas donde se producen picos de productividad primaria (fitoplancton), en las capas someras.
Este hallazgo es de vital importancia para la conservación del océano profundo, ya que se deberá tener en cuenta las áreas someras para preservar la diversidad de los organismos que viven a grandes profundidades. Para ello será necesario proteger aquellas zonas superficiales donde existe un mayor transporte de la energía hacia los estratos más profundos del océano.
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