jueves, 30 de abril de 2020

¿Afecta el estado de confinamiento prolongado a la visión? elhuffingtonpost

Nuestro sistema visual no permanece impasible ante la situación.

Por 
The Conversation

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Por Javier Povedano Montero, profesor, Universidad Complutense de Madrid; y Francisco López-Muñoz, profesor titular de Farmacología y vicerrector de Investigación y Ciencia, Universidad Camilo José Cela:

Aunque el uso de dispositivos digitales está ampliamente generalizado desde hace tiempo, la pandemia de Covid-19 lo ha potenciado. La situación de confinamiento prolongado a la que nos vemos sometidos nos ha obligado a modificar la mayor parte de nuestros hábitos, tanto de trabajo como de ocio. Son numerosas las personas obligadas a desempeñar su actividad laboral mediante teletrabajo, lo que implica jornadas interminables delante de la pantalla del ordenador.

Para colmo de males, el ocio también se ha trasladado íntegramente al domicilio. Como consecuencia, el consumo de televisión se ha disparado, a la vez que aumenta el tiempo dedicado a los videojuegos, videollamadas y otras actividades electrónicas. Por no mencionar el tiempo que pasamos frente al ordenador y el móvil, leyendo las noticias en los periódicos digitales, intercambiando mensajes en las redes sociales o comprobando el correo electrónico. La edad no importa aquí: adultos, jóvenes y niños incurren en los mismos hábitos.
Nuestro sistema visual no permanece impasible ante la situación. Es más, corremos el riesgo de sufrir una serie de alteraciones englobadas bajo en concepto de fatiga visual o CVS (siglas del término inglés Computer vision syndrome).

Riesgo de fatiga visual

La Organización Mundial de la Salud define este síndrome como una deficiencia visual subjetiva que se interpreta como un alto nivel de incomodidad visual y que generalmente se produce después de una actividad visual prolongada “de cerca”.

Los síntomas del CSV pueden clasificarse, atendiendo a su naturaleza, en tres:

Síntomas relacionados con la sequedad ocular.

Síntomas visuales relacionados con la corrección óptica y el sistema binocular.

Síntomas musculo-esqueléticos debidos a una posición incorrecta delante de los dispositivos.

Los estudios realizados en este campo señalan que más del 60% de los trabajadores que utilizan el ordenador una media de 6-9 horas al día presentan algún síntoma a lo largo del año. Por orden de incidencia, los más frecuentes son el dolor de cabeza, los ojos secos y el dolor de cuello.

Ojo seco

Antes del confinamiento domiciliario impuesto por la Covid-19, las afecciones visuales que más crecían en las consultas de optometría eran las relacionadas con la película lagrimal. Las razones se explican en dos brochazos: está comprobado que al realizar tareas en visión próxima se reduce la frecuencia del parpadeo a un tercio, lo que aumenta el riesgo de ocasionar sequedad ocular. Ni que decir tiene que, en el caso de usuarios de lentes de contacto, esta disminución del parpadeo tiene mayor transcendencia, al necesitar las lentes aporte de líquido.

Cuando las horas de visión próxima frente a diferentes pantallas se incrementan, los pacientes refieren, entre otros síntomas, ardor, fotofobia, sensación de cuerpo extraño, disminución de la agudeza visual, irritación y escozor. Las sensaciones pueden variar desde incomodidad leve o moderada hasta molestias graves que afectan a la calidad de vida

Trastornos de la visión binocular

Al realizar cualquier tarea visual de cerca echamos mano de dos capacidades fundamentales: la convergencia y la acomodación. Cuando no existe un equilibrio entre estas capacidades y las demandas en visión próxima, aparecen síntomas de malestar asociados a la visión denominados astenópicos (dolor de cabeza, escozor de ojos, cansancio, etc.), así como dificultad para la concentración.

Uno de los trastornos más frecuentes de la visión binocular es la insuficiencia de convergencia, con una prevalencia que varía entre el 4 y el 6% de la población, aunque algunos autores elevan esta cifra hasta el 17%. Su tratamiento pasa por revisar la corrección óptica, corrección prismática o ejercicios de entrenamiento visual. Esta última opción está ampliamente avalada por la literatura científica.

Aumento de la miopía

Otro posible efecto indeseado del confinamiento, sobre todo en la población infantil, es el aumento de la miopía. Se trata de un defecto refractivo que se ha relacionado con el aumento de tareas en visión próxima. De hecho, se recomienda que los niños jueguen al aire libre para reducir su incidencia. En estos momentos en que los críos apenas pueden abandonar la casa y tendemos a ser más permisivos con el número de horas que pasan delante de los dispositivos digitales, nos podemos encontrar con un aumento de la graduación.

En este sentido, existe una gran preocupación entre los profesionales de la visión por el aumento que se está produciendo de este defecto a nivel mundial, ya que la miopía, en fase adulta, está asociada a una serie de enfermedades oculares, como son las cataratas, el glaucoma o las lesiones en retina.

Medidas preventivas

Ante la sintomatología relacionada con el CSV, resulta indispensable llevar a cabo una revisión periódica del sistema visual para detectar cualquier anomalía y prevenir defectos refractivos o binoculares.

Para adelantarnos a posibles problemas, es recomendable realizar descansos periódicos en nuestra actividad delante del ordenador, por ejemplo alternando la visión de cerca con la de lejos, para evitar el cansancio visual. Como medida general, se recomiendan que por cada 20-30 minutos hagamos descansos de unos 20 segundos para mirar objetos lejanos. La literatura científica estima que con esta medida los síntomas del CSV se reducen en más del 40%.

Son indispensables también medidas de higiene visual, con acciones encaminadas a mejorar la ergonomía en nuestro espacio de trabajo. Optimizando la postura, claro está, pero también controlando el nivel de iluminación de la sala y evitando reflejos.

Por último, la utilización de filtros también puede mejorar la calidad visual y la aparición de ciertas patologías, como la degeneración macular asociada a la edad. En concreto nos referimos a los filtros bloqueadores de la luz azul que emiten ciertos dispositivos, aunque actualmente existe una cierta controversia en la comunidad científica sobre su eficacia real.

Sea como fuere, dado que el confinamiento prolongado es una medida necesaria e indispensable para controlar la pandemia actual, hemos de procurar que las actividades diarias asociadas a este enclaustramiento no se tornen negativas para la salud, tampoco para la salud visual.

No necesitas estropajo para dejar como nueva la parrilla del horno elhuffingtonpost

También funciona con las bandejas.

Redacción El HuffPost Life

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TikTok se ha convertido en la herramienta perfecta para compartir trucos de limpieza. El último en triunfar es un método infalible para dejar como nuevas la parrilla y la bandeja del horno sin tener que usar estropajo.

Bastan tres elementos y dos horas para que el truco compartido por la usuaria @mama_mila_ haga efecto. Es sencillo.

Se necesita:
Papel de aluminio
Una bañera
Agua caliente
Una pastilla de detergente de lavavajillas
Dos horas

Qué hay que hacer:
Cubrir la parrilla o bandeja del horno con el papel de aluminio.
Llenar la bañera de agua caliente.
Echar la pastilla de jabón.
Y dejar que actúe durante dos horas.
La reacción química que se produce al ponerse en contacto el jabón con el papel de aluminio deja la bandeja como nueva.

TIKTOK
El frotar se ha acabado.

Un estudio de la Universidad de Granada desvela dónde estuvo la primera gran ciudad de la Península Ibérica granadahoy.com

  • INVESTIGACIÓN DE LA UGR

  • La urbe se estableció hace más de 5.000 años junto a los monumentos funerarios de Los Millares
Ilustración del poblado de Los Millares, la primera ciudad de la Península Ibérica (Autor: Iñaki Dieguez Uribeondo)

ARANTXA ASENSIO


Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Granada (UGR) ha demostrado que la primera ciudad (gran asentamiento de población) de la Prehistoria de la Península Ibérica se estableció hace más de 5.000 años junto a los monumentos funerarios de Los Millares, uno de los sitios arqueológicos más importantes de Europa Occidental, ubicado en Santa Fe de Modújar (Almería), a escasos kilómetros de la costa mediterránea. Esta urbe contaría con una población que se estima en unas mil personas, lo que supone un "gran concentración" poblacional en aquel momento en la Península, según indica el investigador Gonzalo Aranda Jiménez, autor principal del estudio.
Su trabajo, que publica esta semana la revista Archaeological and Anthropological Sciences, ha revelado que la necrópolis de Los Millares estuvo en uso durante casi un milenio, y que en torno a ella se estableció un poblado que alcanzó unas dimensiones, concentración poblacional y monumentalidad desconocidas hasta el momento en la Península Ibérica: la primera ciudad de la misma, indica la UGR en una nota.
El hecho de ser una población notable y su carácter permanente hace que el asentamiento sea un sitio de "importancia significativa" en este arco del Mediterráneo, y excepcional en la Península Ibérica, señala el autor principal del trabajo.
 Como explica el investigador del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, la cronología es un aspecto clave en el estudio de las sociedades del pasado. “De cómo ordenemos temporalmente los eventos y acontecimientos depende nuestra capacidad de análisis y compresión de las dinámicas sociales y culturales. En Arqueología disponemos de un procedimiento conocido como ‘datación por Carbono 14’, que permite calcular la fecha de muerte de cualquier organismo vivo en los últimos cincuenta mil años”.
Puerta de Los Millares. R. G.


 En el año 2012, un grupo de investigadores de la Universidad de Granada inició un programa de dataciones con el objetivo de estudiar la cronología de las construcciones megalíticas de sur peninsular. Este objetivo les condujo al estudio de Los Millares, uno de los sitios arqueológicos más importantes de Europa Occidental. El yacimiento de Los Millares puede considerarse como un yacimiento arqueológico único debido a cuatro características principales: su gran tamaño (con aproximadamente diecinueve hectáreas de extensión, de las cuales seis pertenecen al asentamiento y trece a la necrópolis); la riqueza de los ajuares funerarios (que incluyen objetos realizados en materias primas exóticas como el ámbar, la cáscara de huevo de avestruz y el marfil); la complejidad estructural del asentamiento (delimitado por cuatro recintos concéntricos interpretados como murallas y fortificaciones); y la presencia en el entorno del poblado de hasta trece pequeños asentamientos, también denominados “fortines”. A partir de la fecha de muerte de los individuos depositados en el interior de las sepulturas, los científicos de la UGR han conseguido por primera vez una serie de dataciones absolutas que permiten situar cronológicamente la construcción, uso, reutilización y abandono de la necrópolis de Los Millares.Así, los primeros enterramientos se realizaron entre el 3220−3125 a. C., aproximadamente hace unos 5.200 años, y los últimos entre el 2390−2295 a. C., hace unos 4.300 años. “Por tanto, podemos afirmar que la necrópolis de Los Millares estuvo en uso durante casi un milenio. Además, las diferentes tumbas datadas muestra que no todas fueron construidas a la vez y que, además, fueron utilizadas con diferentes intensidades”, señala Margarita Sánchez Romero, otra de las autoras del trabajo. Este aspecto es de enorme relevancia, dado que permite separar cronológicamente eventos rituales y funerarios que hasta este momento eran considerados como contemporáneos.

Un lugar simbólico y sagrado

Los Millares fue en inicialmente un lugar sagrado formado por una necrópolis de sepulturas megalíticas. Las primeras evidencias de asentamiento se produjeron con dos siglos de diferencia respecto a la construcción de las primeras sepulturas. La anterioridad en el uso ritual y funerario de Los Millares sugiere que la localización del asentamiento podría haber estado determinada por el significado simbólico y sagrado del sitio. El poblado de Los Millares, su extensión y complejidad constructiva podrían explicarse como resultado de un proceso de concentración de diferentes grupos sociales atraídos por el carácter sagrado y por la especial significación del sitio. La fundación del poblado de los Millares junto a la necrópolis se realizó en un corto intervalo temporal, de forma que hace unos 5.000 años, el poblado alcanzó unas dimensiones, concentración poblacional y monumentalidad desconocidas hasta el momento en la Península Ibérica. Además, se desarrollaron innovaciones de enorme transcendencia cultural como la aparición los primeros objetos realizados en metal como punzones, puñales, escoplos, sierras o puntas de flecha en metal. Será a mediados del tercer milenio aC, hace unos 4.500 años, cuando nuevos cambios transformaron el sitio de los Millares. Según las dataciones radiocarbónicas, la mayor parte de poblado fue abandonado en estos momentos, y solo el recinto interior también denominado como ciudadela permaneció ocupado. Es en estos momentos cuando los pequeños asentamientos o “fortines” fueron construidos y habitados. El abandono tanto de la necrópolis, de la ciudadela como de los “fortines” se produciría hace unos 4100 años, coincidiendo con los cambios culturales que dieron origen al desarrollo de la Cultura de El Argar, señalan los autores.

miércoles, 29 de abril de 2020

¿Por qué la escuela no prepara para la muerte? elhuffingtonpost

La muerte está presente en el currículo, pero no es suficiente.

Por 
The Conversation

URILUX VIA GETTY IMAGES
Por Agustín de la Herrán Gascón, profesor titular. pedagogo. Educación y formación, Universidad Autónoma de Madrid; y Pablo Rodríguez Herrero, profesor del Departamento de Pedagogía, Universidad Autónoma de Madrid:

Estos días se habla de los cambios que producirá el confinamiento y las medidas restrictivas de la población, por el contagio de la COVID-19. Son cambios de conciencia y de modelo, que alterarán ámbitos como la cultura, la filosofía o la economía. También se han sugerido cambios en la educación, aunque se han identificado con la educación virtual y a distancia. Pero apenas se encuentran referencias a una posible transformación educativa más profunda, que no sólo afecte a metodologías y a recursos, sino a objetivos y contenidos educativos.
¿Podría esta pandemia contribuir a la reflexión sobre la finalidad y el sentido de la educación? ¿Podría poner en evidencia debilidades formativas que hasta el momento se han ignorado casi absolutamente? Una de sus mayores flaquezas es la omisión de la conciencia de muerte y de finitud en la educación.

Hacia una pedagogía de la muerte

La pedagogía de la muerte, como disciplina que estudia la educación para una vida más consciente, que incluya por tanto la muerte, puede aportarnos algo de luz al respecto, en una doble vertiente: su inclusión curricular y el acompañamiento pedagógico desde la tutoría de los niños y adolescentes que pierden a un ser querido.

No obstante, una cuestión previa es si el sistema educativo actual educa o no teniendo en cuenta la muerte. Los artículos académicos ¿Está la muerte en el currículo español? y Inclusion of death in the curriculum of the Spanish Regions, que hemos publicado investigadores del proyecto I+D “Innovación e inclusión de la muerte en la educación”, responden a esta pregunta.

La investigación analizó la legislación vigente, que prescribe el currículo y la atención a la diversidad en el sistema educativo, tanto a nivel estatal como autonómico. A través del análisis de contenido y del discurso, se estudió la presencia de 20 términos seleccionados por expertos y relacionados con la muerte: ‘duelo’, ‘pérdida’, ‘suicidio’, ‘fallecimiento’, ‘despedida’, ‘recuerdo’, ‘tabú’, ‘acompañamiento’, ‘mortalidad’, ‘resiliencia’, ‘conciencia’, ‘finitud’, ‘biodiversidad’, ‘holocausto’, ‘existencial’, ‘ritual’, ‘extinción’, ‘guerra’, ‘genocidio’ y ‘muerte’.

La muerte está presente en el currículo pero no es suficiente

De este estudio se puede concluir que la muerte está presente en el currículo español, porque es un fenómeno que satura la vida, y sería muy difícil desarrollar un currículo excluyendo la muerte.

Se pueden encontrar contenidos relacionados con la muerte desde educación infantil hasta bachillerato. Así, en infantil se introduce el ciclo vital o, en alguna comunidad autónoma, el acompañamiento en los procesos de despedida de los padres del período de acogida. En primaria se introduce el estudio del holocausto o la extinción en la naturaleza, y en secundaria se profundiza en temas relacionados con la pérdida de biodiversidad, las guerras, la literatura asociada al tabú y la muerte, o la filosofía de la finitud.

Sin embargo, no aparece ningún objetivo o fin educativo, ni competencias que, con claridad, introduzcan la educación que incluye la muerte, como se puede apreciar en la siguiente tabla:


Es decir, aunque se trate la muerte, no puede deducirse que se esté educando en la conciencia de muerte y de finitud, desde la perspectiva de los fines, principios pedagógicos y objetivos de cada etapa.

Tampoco se define que el hecho de que algún alumno o alumna haya perdido a un ser querido deba requerir algún tipo de respuesta educativa desde la tutoría. Tan solo en Canarias se reconoce que puede repercutir en su desarrollo.

La falta de una mayor conciencia de muerte puede responder aún a su carácter de tabú, a la falta de reflexión e indagación pedagógicas sobre este asunto, así como a la prioridad concedida a otros ámbitos y contenidos.

La educación de la conciencia

Nuestra educación parece padecer miopía epistémica, al polarizarse en lo cercano, lo contextual, lo inmediato, lo demandado y excluir, de facto, no sólo un tema tan trascendental como la muerte, sino otros retos formativos cuyo factor común es la educación de la conciencia.

Al menos desde las asignaturas y temas transversales naturalmente más relacionados con la muerte, se requiere un cambio curricular en el que se incluya la muerte, para aproximarnos a una verdadera educación del ser humano.

En definitiva, el sistema educativo español no educa para la muerte, cuando está en todas las esferas de la vida. El momento actual está asociado a pérdidas circunstanciales de costumbres, actividades, relaciones, etc… y a fallecimientos de seres queridos. Quizá esta situación pueda emplearse para ver más y mejor, para transformarse, a través de una educación que nos ayude a una mayor conciencia de vulnerabilidad, humanidad, unidad, atención a lo esencial o autoconocimiento.

El sistema educativo debería pensar no sólo en cómo hacer accesible la enseñanza cuando no se puede asistir a la escuela, sino también en cómo hacer para crecer más, para educarnos mejor todos, no sólo a los alumnos.

La conciencia de muerte puede ser un primer paso hacia un nuevo paradigma educativo y de desarrollo social. Su atención educativa natural resulta fundamental, si lo que se quiere es educar para la vida y para afrontar de forma lúcida y madura acontecimientos como el que hoy vivimos.

Esto es lo que los virólogos sabemos hasta hoy sobre el coronavirus SARS-CoV-2elhuffingtonpost

Un origen animal desconocido...

Por 
The Conversation

EUROPA PRESS NEWS VIA GETTY IMAGES
Por Albert Bosch, Amelia Nieto, Ana María Doménech Gómez, Carlos Briones, Covadonga Alonso Martí, Inmaculada Casas Flecha, Javier Buesa Gómez, Jesús Navas Castillo, José Antonio López Guerrero, Josep Quer Sivila, Juan E. Echevarría Mayo, Vicente Pallas Benet:

Para Peter Medawar, premio Nobel de Medicina en 1960, los virus eran un conjunto de “malas noticias envueltas en proteína”. Aunque no responde a ningún criterio científico, esta definición refleja perfectamente la percepción que tenemos de la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 en estos días de confinamiento.

Las “malas noticias” en un virus pueden venir escritas en dos “alfabetos” ligeramente distintos, según su genoma sea de ADN o ARN. Los coronavirus (familia Coronaviridae) constituyen uno de los grupos de virus con el genoma de ARN más largo que se conoce. La información que contiene puede servir para sintetizar al menos 16 proteínas.
Las más esenciales son las que le permiten hacer copias de su propio genoma, las que protegen su ARN y las que le permiten entrar en la célula que va a infectar. Esta última es una proteína que contiene azúcares en su esqueleto y que se proyecta a modo de espículas (proteína S, de spike en inglés) desde la envuelta hacia el exterior. Al microscopio electrónico crean una imagen que recuerda a una corona, de ahí el nombre del virus.
Las más esenciales son las que le permiten hacer copias de su propio genoma, las que protegen su ARN y las que le permiten entrar en la célula que va a infectar. Esta última es una proteína que contiene azúcares en su esqueleto y que se proyecta a modo de espículas (proteína S, de spike en inglés) desde la envuelta hacia el exterior. Al microscopio electrónico crean una imagen que recuerda a una corona, de ahí el nombre del virus.
Microfotografía de transmisión de
partículas del virus del SARS-CoV-2,
aislada de un paciente. NIAIDCC BY-SA
La secuenciación de más 11 000 genomas del SARS-CoV-2 ha puesto de manifiesto que tiene un ritmo de mutación 1 000 veces más lento que el de la gripe o el VIH. Por otro lado, los virus con genoma de ADN son generalmente más difíciles de eliminar porque algunos de ellos pueden producir infecciones latentes o incluso integrarse en el genoma del huésped (esto último también ocurre con los virus de ARN de la familia de los retrovirus).

Los coronavirus humanos se conocen desde hace muchos años y la mayoría de ellos están relacionados con resfriados o afecciones respiratorias leves. En el año 2002 apareció en China el primero letal para los humanos, el SARS-CoV (nombre que proviene de “síndrome respiratorio agudo severo”), que infectó a alrededor de 8 000 personas causando la muerte de 800, lo que supone una tasa de mortalidad del 10 %.

Desapareció en la primavera de 2004 y desde entonces no ha causado más problemas.

El segundo, el MERS-CoV (nombrado por el “síndrome respiratorio de Oriente Medio”), apareció en Arabia Saudí en 2012 y causó aproximadamente el mismo número de muertes, aunque sólo infectó a 2 400 personas. Su tasa de mortalidad fue del 30 %, muy alta, pero lejos de la observada para el virus del Ébola (50 %) y el virus de la rabia (95 %).

Entre los miles de virus que se conocen, solo una pequeña proporción son patógenos en humanos. Las células no tienen una puerta disponible para la entrada de la mayoría de estos microorganismos.

Pero estos diminutos agentes infecciosos han evolucionado mediante altas tasas de mutación y recombinación para utilizar alguna proteína del hospedador como vía de entrada a la célula, donde podrán multiplicarse y perpetuarse: eso es a lo que toda entidad replicativa aspira, y los virus no pueden realizarlo por sí mismos fuera de las células a las que infectan.

Los coronavirus utilizan las proteínas S que forman esas espículas en su exterior para unirse a una proteína enzimática celular llamada ACE2. Este enzima está situado en la superficie de las células de las mucosas, pulmones, arterias, corazón, riñón e intestinos, y tiene la función de regular la presión sanguínea, pero el virus lo emplea como puerta de entrada al contexto celular.

Una vez dentro de su hospedador, el virus campa a sus anchas porque lleva consigo su propia replicasa que le permitirá hacer múltiples copias de su genoma (hasta 100 000 copias en cada célula) y porque el alfabeto de la información que lleva en su ARN es el mismo que utilizamos los humanos.

Los ribosomas celulares no son capaces de identificar ese ARN como extraño. Actúa como un caballo de Troya utilizando la maquinaria celular y traduce dicha información en proteínas del virus. Esto provoca una caída de las funciones esenciales de la célula.

Un origen animal desconocido

El SARS-CoV-2 es de origen animal, aunque en ninguna especie se ha encontrado un coronavirus idéntico o muy similar. Algunas especies de murciélagos y el pangolín malayo, usado como alimento y en medicina tradicional china, son reservorios de virus bastante parecidos, pero los murciélagos estaban hibernando en China en diciembre de 2019, cuando se detectaron los primeros casos en humanos.

Es necesario seguir investigando para identificar las especies animales involucradas en el origen de la pandemia de COVID-19. Los mercados de animales vivos, salvajes y domésticos, en China son muy frecuentes y forman parte de la tradicional cadena alimentaria del país.

Tras esta pandemia, el gobierno chino debería regularizarlos o prohibirlos. De hecho, la siguiente pandemia de virus quizá ya se esté comenzando a fraguar en esos mismos entornos.

Cómo detectar la COVID-19

El diagnóstico de la enfermedad COVID-19, causada por este coronavirus, se lleva a cabo detectando el ARN o los antígenos (proteínas) del virus SARS-CoV-2, o bien los anticuerpos desarrollados por el paciente tras ser infectado.

En el primer caso, las muestras que se utilizan son secreciones respiratorias que pueden contener el virus (exudado nasofaríngeo, exudado nasal, aspirado traqueo-bronquial, esputo), y en ellas se identifica la presencia del ARN viral (mediante su extracción y amplificación por PCR cuantitativa) o de determinados antígenos (empleando sistemas biosensores de distinto tipo).

Por su parte, los anticuerpos del paciente infectado se analizan en sangre, plasma o suero. La detección de anticuerpos frente a SARS-CoV-2 permite conocer qué pacientes están infectados (tras un “período de ventana” de entre 5 y 7 días desde la exposición al virus, que es lo empleado por el organismo en generar la respuesta inmune) y también quiénes han superado la infección incluso sin padecer síntomas.

El SARS-CoV-2 es particularmente contagioso.

Una tasa de letalidad sobreestimada

Los coronavirus se transmiten por aerosoles, donde pueden permanecer viables hasta tres horas, y son estables en diversas superficies: resisten cuatro horas sobre el cobre (monedas), un día entero en el cartón y de dos a tres días en el plástico o el acero inoxidable. El coeficiente de infección R₀ (número promedio de personas a las que cada infectado contagia) es de alrededor de 2,5 (similar a la gripe, pero mucho menos que la viruela o el sarampión, que presentan R₀ de 6 y 15 en promedio) según se ha publicado recientemente en la revista The Lancet, y por tanto su progresión es necesariamente exponencial.

El otro aspecto numérico importante para la progresión de la pandemia es su tasa de letalidad. Para determinarlo de forma fidedigna se requiere realizar un muestreo amplísimo. Los cálculos actuales en base a los datos disponibles dan una tasa de letalidad de alrededor del 7 % de promedio (aunque varían mucho en las distintas franjas de edad: desde un 0,7 % para los menores de 30 años hasta un 20 % para los mayores de 80) en Italia y España.

Esta tasa promedio está sin duda sobrestimada. Tal y como dijo el matemático Andrejs Dunkels, “es fácil mentir con estadísticas” aunque en seguida añadió que “es difícil decir la verdad sin ellas”. Para un cálculo certero habría que conocer el número real de infectados, es decir, hacer los análisis a toda la cohorte (grupo que forma parte de un ensayo clínico, en este caso la totalidad de la población), lo cual es prácticamente irrealizable.

Pero si esa cohorte la tenemos confinada en un crucero, por ejemplo, estamos ante el experimento perfecto. Esto es lo que ocurrió en el Diamond Princess, el que tras un primer positivo se hicieron análisis a los 3 711 pasajeros, incluida la tripulación, y en algunos casos dos veces. Durante las siguientes 4 semanas se detectaron 711 positivos, un 18 % de los cuales fueron asintomáticos.

¿Un millón de infectados?

En un artículo publicado por investigadores del Centro de Modelado Matemático para Enfermedades Infecciosas de Londres, publicado en la revista Eurosurveillance se estimó una tasa de letalidad del 1,1 % en dicho crucero, mucho más baja que el 3,8 % estimado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a nivel global. Si los datos de dicho estudio son correctos y extrapolables, se podría estimar que en España el número de infectados sobrepasaría el millón de personas a día de hoy y esto aumentaría nuestras posibilidades de estar adquiriendo una inmunidad de rebaño que nos proteja para el futuro.

Los coronavirus tienen una membrana lipídica que confiere a la partícula una estabilidad relativamente baja, sobre todo si se la compara con la partícula desnuda del virus del resfriado común. Eso hace que sea relativamente fácil eliminarlos de las manos mediante soluciones jabonosas. Por lo tanto, la protección parece sencilla: distancia social (siguiendo el acertado hashtag #YoMeQuedoEnCasa) y correcta higiene de manos.

Según un estudio reciente del Imperial College de Londres, si no se hubieran tomado las medidas de confinamiento el número de fallecimientos podría haber llegado a los 40 millones de personas en todo el mundo. Pero las medidas preventivas duraderas requieren la elaboración de vacunas eficaces. España tiene una larga tradición de investigación en virología reconocida internacionalmente, esencialmente concentrada, pero no únicamente, en Madrid y Barcelona.

Nuestros compañeros del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC, los Drs. Luis Enjuanes y Mariano Esteban, están trabajando activamente para desarrollar vacunas frente al SARS-CoV-2 con dos métodos basados en principios distintos. El equipo de Enjuanes pretende atenuar el virus eliminando los genes de virulencia del SARS-CoV-2, manteniendo los genes responsables de la defensa inmunitaria.

Por su parte, el grupo de Mariano Estebanutiliza vectores virales para expresar la proteína S del virus en la superficie del virus de la vacuna de la viruela, que abre la puerta celular, esperando que desencadene la respuesta inmune. Otras estrategias de laboratorios públicos y empresas de varios países centran su esfuerzo en el uso de fragmentos del ARN viral, ADN o proteínas para generar esta respuesta protectora en el organismo.

Pero en la situación actual, obviamente, más que métodos preventivos se necesitan urgentemente los curativos, basados en compuestos antivirales que puedan tratar la infección. En pacientes infectados se están probando, entre otros antivirales, la (hidroxi)cloroquina, que impediría la ruta de entrada del virus, el Remdesivir, que actuaría sobre la replicasa viral, y la asociación Ritonavir/Lopinavir que inhibiría la proteasa usada por el virus para expresar su información.

Otros fármacos que se están administrando a los enfermos tienen el fin de controlar o modular la respuesta exagerada de la defensa inmune frente al propio virus, incluyendo interferones, corticosteroides, anticuerpos monoclonales como Tocilizumab frente al receptor de la interleuquina IL-6, Eculizumab inhibidor de la activación del complemento, etc.

Seamos optimistas, pero pacientes

Existen varios ensayos clínicos en curso a nivel mundial (algunos de ellos con participación activa de hospitales de nuestro país), pero por el momento los resultados no son concluyentes y los casos de éxito se refieren a ensayos a pequeña escala, sin validez estadística.

Hemos de ser optimistas, pero pacientes. En estas circunstancias se trata de una investigación bajo una gran presión y basada casi exclusivamente en el concepto de prueba y error con compuestos farmacológicamente aprobados y en ocasiones usados anteriormente frente a otros virus.

En la fase actual de socialización del miedo, por otra parte comprensible, es importante estar bien informados y no contribuir a transmitir, a velocidades más rápidas que la del propio virus, informaciones total o parcialmente falsas. Las segundas hacen aún más daño, porque introducen datos erróneos, manipulados y tendenciosos en un contexto aparentemente bien argumentado.

Esta pandemia debe servirnos para que definitivamente los gobiernos mundiales (en especial el español) se den cuenta de la imperiosa necesidad de invertir en la generación de conocimiento, y que la inversión en Ciencia, Educación y Sanidad deben ser la base sobre la que se construye una sociedad justa, igualitaria y próspera.

No olvidemos que, según un estudio de investigadores de la Escuela de Salud Pública de Boston publicado recientemente en la revista Science, aún en el caso de la eliminación aparente de la pandemia en los próximos meses, las estimaciones para los períodos pospandemia prevén rebrotes ocasionales hasta 2024. No nos queda otra opción que estar preparados.

La farmacéutica Mª Dolores García y el médico Juan García Costa también ha colaborado en este artículo.

Solidaridad y cooperación entre generaciones porque la intergeneracionalidad suma vidas granadahoy.com

TRIBUNA


+INTERGENERACIONALIDAD

Un número cada vez más numeroso de personas y entidades han decido promover proyectos de unión entre generaciones, sobre todo en el actual contexto con la pandemia del Covid-19

Tareas de cooperación intergeneracional
N grupo cada vez más numeroso de personas y entidades aglutinadas en torno a su inquietud y experiencia en la promoción de relaciones y proyectos intergeneracionales (+Intergeneracionalidad) han decidido promover, en el contexto de la crisis del Covid-19 y con motivo de su Día Europeo que se celebra hoy 29 de abril, un modelo de sociedad donde las relaciones intergeneracionales sigan siendo fundamento y sustento de una sociedad equilibrada y saludable.
"Hemos de precaver a la sociedad de este tipo de percepciones ante los contactos entre personas de distintas generaciones y afirmar que no son las relaciones intergeneracionales las que provocan riesgo de contagio, sino los contactos físicos que se producen entre personas" –aseguran– reivindicando un modelo de sociedad donde las diferencias de edad no se conviertan en motivos de distancia —menos aún de rechazo o marginación— afectiva o relacional.
Avalados por muchos años de estudio y promoción de relaciones intergeneracionales, los autores de este manifiesto promueven un modelo de sociedad donde poder "enfocar nuestras comunidades desde el paradigma intergeneracional, que genere nuevas propuestas y posibilidades para alcanzar una sociedad más justa y más humana, centrada en las personas, en su atención y cuidado".
Ayuda entre generaciones G. H.
El manifiesto desgrana un elenco de propuestas prácticas desde las que considera imprescindible establecer este nuevo modelo. Aprendidas las lecciones e intactos los afectos, desde una perspectiva ilusionada y convencida, la sociedad de mañana siempre será intergeneracional, e incluso "más intergeneracional" que nunca.

Después de 46 días de Estado de Alarma conocemos la cifra de afectados por municipios en la Costa de Granada. infocostatropical.com

Según los datos oficiales, con 167 casos por coronavirus, el reparto es: Motril – 113. Almuñécar – 17. Salobreña – 8. Gualchos-Castell – 8. Albuñol – 3. Vélez Benaudalla 1 y Murtas 1 caso.
Al cumplirse al día 46 desde que se decretara el Estado de Alarma, hoy hemos conocido los datos oficiales facilitados por la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía.

La Costa de Granada registra un total de 167 casos y 11 defunciones, repartidas así:

• Motril – 113 casos y 7 defunciones.
• Almuñécar – 17 casos y 1 defunción.
• Salobreña – 8 casos
• Gualchos-Castell – 8 casos y 1 defunción.
• Albuñol – 3 casos
. Murtas - 1 caso y 1 defunción.
. Vélez Benaudalla -1 caso.

Otívar, Jete, Lentejí, Sorvilán, Albondón, Torrenueva Costa, Movizar, Ítrabo, Polopos-La Mamola, Turón…. Todos estos municipios pequeños de la Costa Tropical no registran ningún dato de afectados hasta la fecha.

En el distrito sanitario Costa y Alpujarra hay 100 ingresados, 12 en UCI y 102 curados.

Se mantiene desde hace 2 semanas la cifra de 13 fallecidos en este distrito desde que comenzara la pandemia, sumando 2 fallecimientos a los antes citados, en Lanjarón y Órgiva respectivamente.

En los hospitales de Granada hay 191 hospitalizados, de los que 38 están en UCI. y en el conjunto de Andalucía se tratan en estos momentos en sus hospitales 796 casos por coronavirus, de los que 195 están en UCI.

Los datos actualizados a fecha de hoy 27 de abril son los siguientes:

DESCARGAR DATOS: Casos confirmados y defunciones por COVID-19 en la provincia de Granada por distrito sanitario y municipio

Los municipios de la Alpujarra de Granada con más contagios por coronavirus ideal.es

La gran mayoría de municipios alpujarreños están libres de Covid-19


La Alpujarra de Granada ha sido uno de los lugares de la provincia con menos casos de coronavirus. En total, sumando todas las localidades de la parte alta, media y baja, se han registrado 27 casos de Covid-19. La mayor parte de ellos se concentran en las zonas 'bajas' que delimintan con la costa (Gualchos y Albuñol) y en las dos localidades más pobladas (Órgiva y Lanjarón). No obstante, la inmensa mayoría de municipios alpujarreños están libres de coronavirus. Este es el listado de municipios de la Alpujarra de Granada y el número de contagiados por coronavirus a día de hoy, martes 28 de abril, según datos de la Consejería de Salud:
- Gualchos 8

- Órgiva 7
- Lanjarón 5
- Albuñol 3
- Alpujarra de la Sierra 2
- Trevélez 1
- Murtas 1
- La Taha 0
- Busquístar 0
- Pórtugos 0
- Capileira 0
- Bubión 0
- Pampaneira 0
- Cáñar 0
- Soportújar 0
- Carataunas 0
- Bérchules 0
- Juviles 0
- Lújar 0
- Ugíjar 0
- Lobras 0
- Nevada 0
- Válor 0
- Cádiar 0
- Cástaras 0
- Almegíjar 0
- Torvizcón 0
- Rubite 0
- Sorvilán 0
- Polopos 0
- Albondón 0
- Turón 0

lunes, 27 de abril de 2020

Esta farmacéutica explica los tres errores que cometes al llevar guantes elhuffingtonpost

Recuerda siempre quitártelos correctamente.

Redacción El HuffPost Life.

Una mujer acude al supermercado con guantes de látex.
Los guantes y las mascarillas se han convertido en el uniforme de la cuarentena a la hora de bajar al supermercado o, desde este domingo, salir a pasear con niños. Sin embargo, el mero hecho de llevarlos no garantiza una protección total frente al coronavirus, hay que hacerlo correctamente.

La farmacéutica y experta en seguridad alimentaria Gemma del Caño ha compartido en su Instagram los errores más comunes que cometemos a la hora de llevar guantes.

Son tres y ponerle remedio es muy sencillo:

- No utilizar el móvil con guantes.

- No tocarse la cara con guantes.

Si tocamos superficies infectadas sin tener en cuenta estos factores, la protección que pueden ofrecer los guantes no servirá para nada. Los expertos además, insisten en que es mejor dejar el móvil en casa al bajar al supermercado y, si no se hace, desinfectarlo bien al llegar a casa.

La farmacéutica también ha compartido un vídeo en el que explica cómo quitarse los guantes correctamente para mantener la seguridad.

“Esta pandemia nos abre oportunidades para vivir mejor” granadahoy.com

EMANUELE FELICE | ECONOMISTA


Emanuele Felice (Lanciano, 1977) es un reconocido economista italiano y doctor en Historia Económica por la Universidad de Pisa. Ha sido docente en las universidades de Bolonia, Siena, Autónoma de Barcelona y Pablo de Olavide de Sevilla, donde fue profesor visitante. Actualmente combina su labor como autor y columnista prolífico con la de profesor de Economía y Política económica en la Università D’Annunzio, en Pescara y responsable económico del Partido Democrático. Autor de varios ensayos, acaba de publicar en español Historia económica de la felicidad (Crítica, 2020).
–¿Hablar de felicidad en tiempos de coronavirus no es contraproducente?
–Mi libro (Historia económica de la felicidad, Crítica 2020) recoge una experiencia a largo plazo, que nos muestra que heos vivido tiempos peores. Esta pandemia está causando daños menores en comparación con las del pasado. Creo que es una situación que nadie se imaginaba, pero nos hace apreciar más la importancia de la cooperación internacional, el papel de la ciencia para el bienestar humano y la atención no sólo a los aspectos económicos sino a los derechos sociales como el de la salud y los derechos civiles.
–Usted describe el impacto de la epidemia de la peste negra en la Edad Media como factor de transformación de Europa. ¿Estamos en un momento similar?
–La magnitud es muy distinta. La gran peste de Europa mató un tercio de la población. Dicho esto, esta pandemia ha puesto en discusión los fundamentos básicos de la ideología de la economía neoliberal. Ha sacado a la luz la importancia de los derechos sociales o las diferencias entre Europa y Estados Unidos. La sanidad estadounidense está siendo más golpeada en términos de bajas que países con una sanidad pública fuerte como Alemania o Francia. La peste negra fue un cambio histórico que llevó a la Europa occidental a salir del feudalismo, pero en Europa 0riental, donde las ciudades estaban menos desarrolladas, fortaleció al mundo feudal. La pandemia actual va a acentuar tendencias que ya existían, como la salida del marco ideológico del mundo neoliberal y la competencia entre el sistema capitalista autoritario de China y el sistema capitalista democrático occidental, pese a que Estados Unidos no está ejerciendo un papel de líder mundial, lo que da fuerzas al capitalismo autoritario.
–¿Qué papel juega Europa?
–De esta crisis se puede salir con más o con menos Europa. Por lo que estoy viendo, como responsable económico del Partido Democrático (PD), vamos a salir con más Europa. Y Europa tiene que jugar un papel global como gran polo de la democracia liberal ante la retirada del liderazgo de Estados Unidos.
–Pero hemos visto algunas de las peores cosas de Europa, como la brecha entre el Norte y el Sur, que quedó patente en los reproches del ministro de Economía holandés a España e Italia.
–Esas cosas siempre han sucedido. Recuerde lo que le hicieron a Grecia en la crisis del euro. Yo veo que la posición de Holanda está aislada y va a perder. De momento, nosotros vamos a salir con más Europa porque los países del sur no tienen ninguna culpa moral de esta pandemia. Pero también debe significar una nueva política industrial.
–Nos enfrentamos a una pandemia como hace 700 años. ¿Esta crisis socavará la confianza de los ciudadanos en el progreso?
–Creo que no. Yo no sería tan dramático. Esta crisis nos demuestra incluso que las cosas han mejorado considerablemente respecto al pasado. Espero que cambie la actitud de la gente frente a ciertas cosas, como la obsesión por el trabajo, y que se revaloricen las relaciones humanas, ahora que estamos confinados en casa. Soy optimista. Esta crisis nos abre oportunidades para vivir mejor.
–En España...
–España es un caso particular. Conozco bien a las generaciones jóvenes españolas. Han vivido muchos años de progreso con la idea de que la vida es fácil. La crisis de 2008 ya derrumbó en parte ese concepto. Pero no veo negativo que se contemple al mundo con menos superficialidad. La fe ciega en el progreso es un error. Hay que creer en sus beneficios pero de forma consciente.
–A diferencia de España, la crisis ha reforzado la figura del presidente Conte pese a todo lo que está sufriendo Italia. ¿Por qué?
–A nivel nacional hemos dado respuestas rápidas y enérgicas que despuésn han seguido otros países como España. Lo que ocurre en Italia es que hay una región que está sufriendo mucho, que es Lombardía, por errores de los dirigentes autonómicos. Pero si excluimos a Lombardía, los datos de Italia son bastante buenos.
–¿Confía en una recuperación de la economía en V?
–Nadie lo sabe. Hay varios escenarios. Si en unos meses se acaba la pandemia, la recuperación será bastante rápida. Pero también es posible que haya nuevas oleadas o mutaciones. Yo creo que incluso si se acaba en dos años, habrá una gran recuperación, y confío en que sea sobre bases mejores que las actuales. Pero nuestra batalla ahora es luchar contra el virus.
–En el plano personal, ¿qué lecciones extrae de la pandemia?
–Soy un privilegiado. Tengo un empleo público como profesor universitario que no va a cambiar por la pandemia y puedo trabajar desde casa. Pero estar encerrado me he ha hecho pensar en el valor de las relaciones humanas.

domingo, 26 de abril de 2020

Elogio de la vejez. De la decrepitud física y de las condiciones materiales elhuffingtonpost

Con el coronavirus se ha puesto de manifiesto que las residencias de ancianos y ancianas eran más bien moritorios o morideros.


OSCAR DEL POZO VIA GETTY IMAGES
Un fisioterapeuta trabaja con una mujer tras
 recuperarse esta de una infección por
 coronavirus, en una residencia de Madrid. 
Pero la residencia la gestionaba una promotora que dependía casi totalmente de fondos federales, lo que significaba que las diferencias de clase, poder adquisitivo y educación se habían reducido para adoptar la cultura del mínimo común denominador. Y ahí es donde se volvía una pesadilla.

Vivian Gornick. La mujer singular y la ciudad.
Trad. Raquel Vicedo. Madrid: Sexto Piso, 2018
Donde dice «fondos federales», pongan «privatización» (en Cataluña siempre un poco más, siempre a la cabeza de la privatización).
La vejez —créanme, soy una anciana; incipiente quizás, pero anciana— es una carrera, llena de dudosos y amargos hitos, más o menos acelerada, hacia la incapacidad y la impotencia. Lo explican muy bien todas las autoras —son muchas la que hablan de ello—. Margaret Drabble lo articula a través de Francesca Stubbs, protagonista de una de sus novelas.
La propia Fran ya es demasiado vieja para morir joven, y demasiado vieja para evitar juanetes y artritis, verrugas y ampollas, muñecas debilitadas, cataratas incipientes que aún no pueden operarse, y una fatiga insidiosa.

Margaret Drabble. Llega la negra crecida
Trad. Regina López Muñoz. Madrid: Sexto Piso, 2018
Personalmente, me tranquiliza más un fragmento como el anterior que todos aquellos libros de autoayuda que pretenden venderte los achaques como bendiciones y una fortuna. Quizás porque no me gusta nada que me tomen por mema (eso no quiere decir que no lo sea); quizá porque me permite comprender, que es el primer paso para aceptar; quizá porque prefiero saber de qué mal tengo que morir. Pienso que en este caso la táctica de hacer de la necesidad virtud añade crueldad a la cosa.
Margaret Drabble no es la única que explica las servidumbres y miserias del envejecimiento. Por ejemplo, Ursula K. Le Guin las retrata literariamente y literalmente.
Una de las reglas del juego, en casi todos los tiempos y lugares, es que solo los jóvenes son hermosos. [...] Cuanto más vieja me hago, más claramente lo veo y lo disfruto.
Pero afrontar el espejo resulta cada vez más difícil. ¿Quién es esa anciana? ¿Dónde tiene la cintura? Me he resignado, más o menos, a perder el cabello oscuro y cambiarlo por esta pelusa lacia y gris, pero ¿he de perder también eso y quedarme solo con el cuero cabelludo rosado? Ya basta, caray. ¿Esto es un lunar nuevo o me estoy convirtiendo en un caballo pinto? ¿Hasta dónde puede ensancharse un nudillo sin convertirse en una rodilla? No quiero ver, no quiero saber.
Y, sin embargo, miro a los hombres y mujeres de mi edad, o más viejos, y sus cráneos y nudillos y manchas y protuberancias, aunque variados e interesantes, no inciden en lo que pienso de ellos. Algunas de estas personas me parecen muy hermosas, otras no. […] Tiene que ver con los huesos. Tiene que ver con quién es esa persona. Con creciente claridad, tiene que ver con aquello que las caras y los cuerpos nudosos transmiten.

Ursula K. Le Guin. Contar es escuchar. Sobre la escritura, la lectura y la imaginaciónTrad. Martín Schifino. Madrid: Círculo de Tiza, 2018
Viene a cuento decir que no hay que tener miedo de palabras como «vieja» o «anciano». Primero se intentaron sustituir por «persona mayor»; pero cuando se vio que la denominación no podía ocultar que tenía el mismo significado que «vieja» o «anciano, se ensayó «persona de la tercera edad». Podemos ir sustituyéndolas pero no hay nada que hacer. Las palabras, los eufemismos que suplantan términos que nos suenan mal tienen una vida limitada porque rápidamente absorben la carga peyorativa de la palabra que sustituyen. (El término «puta», que significaba «niña» o «chica» surgió como eufemismo y enseguida se contaminó.) Lo que molesta no es la palabra, es el concepto, es la vejez. Y ninguna palabra puede esconderlo.
El coronavirus es una radiografía, mejor dicho, es una lente de aumento de las lacras de la sociedad, de la brutalidad y crudeza del sistema económico. Sabíamos que las residencias de viejas y viejos eran aparcamientos (muchas veces con las plazas muy pequeñas y llenas de columnas); con el coronavirus se ha puesto de manifiesto que era mucho peor, que eran más bien moritorios o morideros.
Doy por supuesto que el hecho de que aquí la mitad de las muertes hayan sido de viejas y viejos que estaban en residencias, se apuntará con letras de fuego.
Si al menos la pandemia sirve —puesto que contra el envejecimiento no puede hacerse mucho, sólo se puede aspirar a envejecer de la mejor manera posible— para que se arbitren sistemas de cara a que las residencias («asilos», les llamábamos antes y el cambio de nombre no es más que otro intento de lavarles la cara) no fueran sólo lugares donde se va a morir; se las dotara de los fondos económicos y de otros órdenes para que no acentúen ni agraven unas situaciones ya de por sí debilitantes, algo habríamos ganado. Doy por supuesto que el hecho de que, según la OMS, aquí la mitad de las muertes hayan sido de viejas y viejos que estaban en residencias, se apuntará con letras de fuego para que sea imposible que pueda pasar nunca más.
El objetivo sería que las palabras de la heroína de Drabble, Francesca Stubbs, no tuvieran que referirse, además de a la vejez, al estado y a las condiciones de las residencias.
No, no tienen nada de heroico ni la vivienda ni las políticas de urbanismo, temas que actualmente ocupan su vida profesional, pero la propia vejez sí es un tema para el heroísmo. Requiere mucho valor.

Margaret Drabble. Llega la negra crecida