domingo, 31 de marzo de 2019

¿Por qué soy un hombre? elhuffingtonpost

NICK VALENTI / EYEEM VIA GETTY IMAGES
Parece una pregunta sencilla así que analicemos lo que hay detrás.
Evidentemente cuando nací, decidieron que por una protuberancia y por una supuesta capacidad futura de generar espermatozoides que pudieran fecundar a un óvulo me iban a asignar un género: varón. Que no hombre, que esto ya merecería un artículo entero para analizarlo.
Una vez que me asignan ese género no he tenido muchos problemas identificándome con él, más allá de tardar un poco más que los demás en aprender a moverme y corregir los movimientos que no se consideraban masculinos en esa época, ganándome así una buena etapa de bullying por no ser suficientemente heterosexual. Bonita unión, la de la heterosexualidad con la hombría.
Una cosa con la que de verdad no he estado a gusto, por lo menos hasta que el feminismo se volvió mainstream, es relacionándome con grandes grupos de hombres. Había algo del trato hacia la mujer que no comprendía y me sentía muy incómodo con cada referencia a lo que se podría hacer sexualmente con una viandante.
Así que entré de lleno en la idea de ser un hombre, me lo creí.
Pero cuanto más leo y más escribo sobre el género menos entiendo lo que significa esa creencia. Ya desde la adolescencia no entendía qué era lo que conllevaba culturalmente ser un hombre, así que ahora, menos.
¿Soy hombre por lo que hago?
No sé qué es lo que hace un hombre, así que veo difícil que mi identificación con el género pueda venir por ahí. De hecho, si acaso, culturalmente, he hecho más cosas que se identifican con la mujer que con el hombre. Si no, mi padre no me habría echado la bronca de pequeño por jugar a las cocinitas con mi abuela.
La idea de la masculinidad y la feminidad, además de haberse ido modificando a lo largo de la historia, es diferente según las culturas.
¿Soy hombre sólo por mi corporeidad?
Mi cuerpo es percibido como lo que se espera de mi género. Pero puesto que ser hombre es una construcción cultural que nada tiene que ver con lo biológico, un hombre no tiene por qué tener pene o por qué no tener tetas. Mi cuerpo no es suficiente para hacer un hombre.
¿Soy hombre por mi expresión de género (lo que visto, cómo me muevo)?
Por desgracia, y como he explicado antes, fui forzando a moverme de una forma “masculina” para no llamar la atención. El bullying es una muy buena forma de aprendizaje, te puede enseñar a hacer cualquier cosa con tal de evitarlo. Pero entonces, ¿si no hubiera aprendido a moverme y a vestirme como se esperaba de un hombre, no sería hombre?
Supongo que todas las preguntas se orientan a una idea que varios escritores han tratado: el género es una categoría aspiracional.
“¡Ese sí que es un hombre!”
“¡Muévete como una mujer!”
La idea de la masculinidad y la feminidad, además de haberse ido modificando a lo largo de la historia, es diferente según las culturas. Lo que se repite, independientemente de los cánones culturales, es el hecho de tener que demostrar continuamente a qué categoría perteneces. Lo que cambia es cómo lo demuestras.
Me creí que soy hombre a pies juntillas y ahora me perciben como lo que se espera de esa categoría. ¿Es entonces ser mujer u hombre una cuestión de fe?
Yo intento dejar de hacerlo, dentro de que el género, como realidad intersubjetiva, nos crea esquemas mentales difíciles de romper. Da mucho miedo, y de verdad digo miedo, ser tan diferente como para hacer algo tan tonto como ponerse una prenda que nadie espera que lleves, por ejemplo, una falda. Parece que siempre hay que encontrar una narrativa que excuse tu singularidad o tu ruptura de la norma.
“¡Ah! Lleva falda porque es escocés.”
“Es la nueva moda, lo dice la revista Frosklins”.
Pero lo más probable es que si me pusiera una falda y no hubiera adaptado todo lo que pude mis movimientos a lo que se espera de un hombre, ya no sería percibido como hombre, aunque muy probablemente tampoco como mujer. ¿Cómo qué me percibirían entonces?
Me creí que soy hombre a pies juntillas y ahora me perciben como lo que se espera de esa categoría. ¿Es entonces ser mujer u hombre una cuestión de fe?
¿Hemos subvertido la categoría del género? Es algo que sigue generando muchísimo sufrimiento y a la vez, sin ella, no se podrían analizar muchas de las discriminaciones existentes, pero cuanta más gente rompa sus barreras, ya sea corporalmente, en la expresión o en las acciones, mejor viviremos todes.

¿Qué clase de madre me gustaría ser? Como mis padres, no elhuffingtonpost

Antes tenía ideas grandiosas sobre qué tipo de madre sería... ahora solo quiero ser una madre comprensiva.


¿Qué clase de madre te gustaría ser?”.
Mi amiga Gloria me ha preguntado eso esta mañana mientras mirábamos a nuestros hijos correteando por su salón (o más bien mientras nuestros hijos en edad de infantil se ignoraban mutuamente y mi hijo pequeño pataleaba y gruñía junto a sus juguetes de construcción, como Godzilla al atacar Tokio).
Mis hijo mayor tiene cuatro años y el pequeño tiene uno, así que ahora mismo soy la clase de madre que los saca de casa por la mañana cuando el mayor quiere que le dejen “en paz” y el pequeño se pone a bailar sobre charcos de su propio pis.
Quiero ser alguien a quien puedan acudir mis hijos cuando les pase algo malo, o si están pensando en practicar sexo o lo que sea.
Sin embargo, cuando me pregunto qué clase de madre quiero ser cuando sean mayores, hay algo que tengo muy claro: no quiero ser como mis padres.
Puede que fueran unos hippies latinos, chiflados, expresivos y cariñosos, pero podían llegar a ser extrañamente fríos a la hora de criar niños. Si un niño dejaba de ser simpático o divertido, recibía su severa desaprobación; si yo tenía un problema, me decían que estaba “armando un escándalo” o el problema se resolvía mágicamente a mis espaldas.
MALTE MUELLER VIA GETTY IMAGES
Recuerdo que los problemas de salud mental abundaban en mi familia, pero nunca se hablaba de ellos. Y también recuerdo que me he pasado mi vida de adulta recuperándome por haber sido una niña complaciente y con depresión clínica, reprimida, con tan poca capacidad de resolver problemas que tengo que ver tutoriales de YouTube cada vez que quiero solucionar algo.
“Simplemente quiero ser una madre que apoye a sus hijos”, le he dicho a mi amiga. “Alguien a quien puedan acudir cuando les pase algo malo, o si se meten en problemas al llamar por error a una profesora por su mote, o si están pensando en practicar sexo o lo que sea”.
Mi amiga asiente en un gesto de comprensión: “Ah, como Barbra Streisand en Los padres de él. Actitud positiva con el sexo, vestida con un caftán hippie y todo eso”.
“Nada de caftanes”, le digo un poco irritada. Gloria me apacigua con una chocolatina digestiva baja en grasas, la tercera.
“¿Antes qué clase de madre pensabas que serías?”, pregunta.
Buena pregunta.
La respuesta ha ido cambiando un poco con el tiempo. Cuando tenía seis años, daba por hecho que tendría 11 hijos con las rodillas manchadas, con un enorme cociente intelectual, con nombres como Diggory y Arabella y con tendencia a resolver delitos a escala global. Cuando era una adolescente complicada, me oponía de lleno a tener hijos y me irritaba igual que las brujas de Roald Dahlcon el simple tufillo a niño en el transporte público.
Cumplidos los 30, me quedé embarazada y empecé a devorar libros para padres, para decidir qué clase de crianza quería seguir cuando naciera el bebé. Como madre primeriza, acosada por la depresión posparto, pasé meses despreciándome a mí misma porque mi salón deslucido no estaba a la altura de las versiones alegres y monocromáticas de las otras madres de Instagram.
La clase de padre o madre que serás no es algo que puedas escoger pieza por pieza, sino que depende en gran medida del modo en que te criaron a ti.
Por supuesto, no podía saber que todo eso era mentira. Que, de niña, mi fantasía no era tanto una idea de maternidad como un plagio de la obra entera de Enid Blyton. O que, siendo ya adulta, la clase de padre o madre que serás no es algo que puedas escoger pieza por pieza, sino que depende en gran medida del modo en que te criaron a ti, de lo que aprendiste con esa crianza y de la naturaleza de tus hijos.
Mis hijos han resultado ser graciosos, dulces y curiosos. Aunque sé que la vida irá minando en cierta medida esos rasgos a medida que vayan a la universidad y tengan pareja y demás, me gustaría ser una fuente de fortaleza y consuelo cuando suceda. Quiero que los aterradores golpes que reciban del mundo exterior les resulten más manejables y menos abrumadores y me gustaría ayudarles a restablecer su naturaleza graciosa, curiosa y dulce.
Reflexiono sobre si conviene decirle todo esto a Gloria, pero sospecho que me volverá a mencionar lo de los caftanes hippies. Así pues, cojo una galletita y pregunto: ”¿Y tú qué clase de madre quieres ser?”.
Gloria se gira hacia su hijo, cuya cabeza pelirroja está inclinada para contemplar en silencio los Lego.
“¿Has visto la película Tenemos que hablar de Kevin?”, pregunta.
“Eh... ¿Esa en la que el hijo adolescente de Tilda Swinton resulta ser un psicópata asesino?”.
“Esa”. Gloria asiente con ímpetu. “No quiero ser esa clase de madre”.
No se puede decir más claro.

La vid en Al-Ándalus granadahoy.com

Entre los pasados días 25 y 27 de marzo se celebró en el Palacio de Carlos V un simposio sobre el papel de Al-Ándalus en la transmisión del conocimiento agronómico y botánico

La vid en la Alhambra G. H.
El objetivo del simposio era estudiar el cultivo de la vid en la época andalusí y a la vez acabar con ideas que aún hoy se divulgan sobre que los árabes erradicaron la viña al conquistar la Península Ibérica.
Como recordaba uno de los ponentes, poniendo un ejemplo, en el Museo del Vino de Cambados hay un cartel diciendo eso mismo. El prejuicio persiste. Al contrario, desde España la vid se extendió allende los mares y las montañas. Por eso intervinieron chilenos, argentinos, marroquíes, egipcios…
Según la conservadora de jardines de la Alhambra y el Generalife, quieren desde el Patronato recuperar el paisaje que hubo en su época, y es complicado porque necesita mucha prudencia por el lado arqueológico.
Expiración García Sánchez (CSIC) explicó que este simposio era también un homenaje a Mohammed El Faïz, que murió en 2017. Doctor con una tesis sobre la agricultura nabatea y de un proyecto de ciencias de la Agricultura en Al-Ándalus (1987), gran amante de Granada. Era un gran humanista pero se centró en otros temas también; su preferencia era la agronomía, agricultura y sus técnicas.
Fue el principal creador de los jardines de Marrakesh. Defensor del paisaje patrimonial de la cultura agronómica y vegetal de Al-Andalus y Marruecos. Siempre se refería a las cepas autóctonas de Marruecos, las técnicas de emparrado y de irrigación, quería salvar viñedos recuperando variedades autóctonas. A lo mejor en unos años las tendremos en las huertas del Generalife.
Nuevas plantaciones en el Generalife G. H.
élix Cabello Sáenz de Santamaría del IMIDRA ha investigado una variedad antigua, muy rara que ya está siendo incorporada en los jardines de la Alhambra y también en Córdoba. "He llegado a la conclusión de que no hemos aprendido tanto, ya que seguimos utilizando técnicas de Columela (escritor agronómico romano gaditano del siglo IV d. C. Incluso una obra escrita por Abu Zacarias Iahia, un médico y agrónomo andalusí formado en Damasco está de completa actualidad.
La plantación entre la Hispana Romana y la Escuela Agronómica Andalusí se puede de ver aún en La Rioja, El Priorato…
Una aportación andalusí fue la plantación mediante los huesos de uvas pasas, basada en una tradición nabatea, para poder trasladar una clase de vid de una comarca a otra. Aunque la planta resultante era diferente y de ahí uno de los orígenes de la cantidad de varietales que existen.
Las podas se hacían tras la vendimia y al desaparecer las Pléyades, al contrario de lo que hacía entonces, en primavera. Las vides que plantaron los árabes las trajeron de oriente, eran vides de producción temprana. Por eso, quizás, aconsejaban podar antes.
También influyeron en los métodos de plantaciones locales y en métodos como el emparrado, absolutamente innovador en la época.
En sus textos recomendaba echar en la vid ceniza de higuera que servía para proteger de enfermedades. Hoy se han hecho investigaciones echando simplemente polvo de tierra y funciona.Muchas técnicas se están recuperando en agricultura 
Catálogo del Simposio G. H.
Las variedades del Renacimiento Español, descritas por Herrera en aquella época, algunas aún existen y otras no. En España hay unas 50 variedades de uva. Julia Mª Carabaza Bravo (UGR) habló de la tradición bizantina en las formas de la vid en Al-Ándalus y de que muchas de las obras de autores Greco Bizantinos (desde el s III aC hasta el siglo VI dC nos han llegado en griego traducido del árabe.
En la agricultura andalusí hay mucha influencia greco-romana, el mayor peso lo tienen las fuentes greco-bizantinas cuyas semejanzas con autores andalusíes en contenido y forma, incluido Ibn Bassal, considerado el maestro de la escuela andalusí.
La vid en Al–Ándalus tiene una vinculación con el espacio doméstico: seres humanos, plantas, espacios y características de los espacios de cultivo. Por ello el paisaje era el espacio interpretado con espacios reticulados para la generación del espacio y la vid.La permanencia y trascendencia: la innovación de ayer está en la traducción del presente, por ejemplo la ampelofrafía actual.
Pero además está la vinculación de Al-Ándalus con otros lugares como América. México fue el área preferida para su introducción en dicho continente pero no funcionó por causas económicas. En Argentina la vid fue introducida muy prontamente.
El simposio terminó el viernes con una visita guiada por las huertas de la Alhambra y el Generalife donde pudimos ver algunas de las plantaciones y estudios que se están realizando. Entre la Alhambra y el Generalife hay plantada viñas en la Huerta Dorada, la Huerta Grande y la Huerta de La Alquería. En la Huerta Grande se quiere hacer una plantación de diversos varietales para ver su comportamiento.
Tres días para comprender la importancia del legado andalusí en nuestros vinos.

sábado, 30 de marzo de 2019

Lo mejor para el estrés eres tú elhuffingtonpost

Hay muchos métodos para combatir el estrés emocional: meditar, por supuesto, practicar ejercicio, eliminar la cafeína, escuchar música relajante… Yo los he probado todos, bueno, alguno muy exótico me quedará por probar, pero los básicos los he probado.
Y dependiendo del nivel de estrés que tenía, me han ayudado más o menos…
Si eres de las personas que prefieren priorizar el cuerpo sobre la mente, es decir, poner el foco en la comida o en el deporte, mejor no leas este artículo.
Si lo tuyo es comprender que no hay ninguna célula de nuestro cuerpo que escape al control de la mente, sigue leyendo.

Ninguna célula de nuestro cuerpo escapa al control de la mente

Vamos a poner el foco en los pensamientos.
Se define estrés como la reacción de la biología ante una situación amenazante: ponle un león si estás en la sabana o una inspección de Hacienda si estás por aquí más cerca. Cuando nuestra biología detecta una amenaza se pone en marcha para mantenernos con vida. Cuando la amenaza desaparece, la biología entra en modo descanso.
Si lo que quieres es combatir el estrés, por supuesto que está bien que atiendas a tu cuerpo; pero ve un paso más allá.
Analiza cuánto de lo que piensas está cargado de desesperanza, de palabras despectivas hacia ti y de cabreo con el mundo.
Considera poner tu foco mental en lo que te agrada, en esas pequeñas cosas buenas que ocurren a diario y te sacan una sonrisa.
Porque mientras no hagas algo por aliviar esa negatividad, eso que es tu responsabilidad absoluta, no encontraremos pastilla, gimnasio o verdura que reduzca tu estrés.
Tenemos más de sesenta mil pensamientos al día y la mayoría son negativos
Además de que la biología reacciona automáticamente a una situación percibida como peligrosa, recibe también la información de los pensamientos.
Cuanto más pienso en ese peligro, más alimento la percepción de estrés.
Tenemos más de sesenta mil pensamientos al día y la mayoría son negativos.
Imagínate que tuvieras más de sesenta mil euros en billetes cada día y que la mayoría estuvieran partidos por la mitad. Según lo que hicieras con ellos, con los billetes, tendrían utilidad o no.
Con tus pensamientos ocurre lo mismo. Si la mayoría son negativos, tienes que hacer algo para convertirlos en útiles y beneficiosos para ti o estarás perdiendo todo ese “capital”.
Estamos demasiado acostumbrados a vivir con la rumia mental, estando ‘depres’ y padeciendo de dolores y malestares. Casi se nos olvida lo que es vivir en un estado de bienestar, aunque sea un bienestar de andar por casa.
Hace unos días una clienta me decía que ella se encontraba muy bien. Tan bien, que cuando me dijo el listado de dolores cronificados que le acompañaban desde hace más de diez años, casi lleno la cara de un folio. Para ella, todo eso que sufría era normal. Eran dolores de poca importancia.
Tuve que insistir para explicarle que lo normal, y no me gusta demasiado utilizar la palabra “normal”, lo que naturaleza quiere de nosotros es que vivamos en un estado armónico con nosotros mismos y con el medio.
Lo mejor para el estrés es volver a tener conciencia de que hay mucho más que hacer por el bienestar propio
Reconozco que a mí también me lo tuvieron que explicar con detenimiento porque, siendo muy joven, yo vivía llena de pequeños síntomas que me impedían disfrutar de la vida pero que acepté como única opción. Mi estrés no era del nivel del ejecutivo de Wall Street pero ahí estaba afectándome seriamente la salud. Cuando comprendí mi responsabilidad por mi bienestar, todo cambió.
Así que lo mejor para el estrés es volver a tener conciencia de que hay mucho más que hacer por el bienestar propio.
Si vamos a tener durante el resto de nuestros días sesenta mil pensamientos diarios, vamos a aprender a manejarlos correctamente porque de ellos depende también nuestro nivel de estrés.

Es fundamental que pienses en lo que piensas

¿Cuántos de esos sesenta mil pensamientos diarios están cargados de una negatividad repetitiva y constante?
¿Te levantas por la mañana pensando en todo lo malo que va a suceder: tráfico, broncas en el trabajo, broncas en casa, llamadas de teléfono impertinentes? ¿Te acuestas pensando en todas las cosas que te enfadan y te irritan? ¿Te quejas constantemente de lo mal que está todo?
Los pensamientos negativos van cargados de sentimientos negativos, que a su vez generan sensaciones negativas en el cuerpo
Solo con que tengas alguno de esos hábitos instaurado, ya estás cargándote de estrés. No hace falta que aparezca un león.
La solución para el estrés no está fuera, está dentro de ti.
Como te imaginarás, los pensamientos negativos no van cargados de sentimientos positivos.
Los pensamientos negativos van cargados de sentimientos negativos, que a su vez generan sensaciones negativas en el cuerpo.
Si te dijeran que por cada pensamiento negativo hay un impacto negativo en el cuerpo, ¿dónde pondrías tu atención, en el cuerpo o en la mente?
Hay quien se empeña en seguir buscando soluciones que solo alivian el estrés en el cuerpo, como si el origen de esa ansiedad, de esos dolores musculares y de esa fatiga no estuvieran en gran medida alimentados por los sesenta mil pensamientos diarios.  
Si lo que quieres es combatir el estrés, por supuesto que está bien que atiendas a tu cuerpo, pero ve un paso más allá.
Analiza cuánto de lo que piensas está cargado de desesperanza, de palabras despectivas hacia ti y de cabreo con el mundo.
Considera poner tu foco mental en lo que te agrada, en esas pequeñas cosas buenas que ocurren a diario y te sacan una sonrisa.
Porque mientras no hagas algo por aliviar esa negatividad, eso que es tu responsabilidad absoluta, no encontraremos pastilla, gimnasio o verdura que reduzca tu estrés.

¿Influye el cambio de hora en nuestra salud? elhuffingtonpost

 VIA GETTY IMAGESçç


Martín-Olalla profesor titular del Área de Física de la Materia Condensada, Universidad de Sevilla.

El cambio estacional de hora altera la vida moderna. Hay una creciente preocupación sobre que influya negativamente en nuestra salud. ¿Están justificados estos temores? Yo creo que no: aún no hay prueba de cargo relevante o, como se diría en inglés, ninguna pistola humeante que lo justifique.
Un grupo de expertos en medicina clínica, fisiología e inmunología, con experiencia en cronobiología y en la medicina del sueño, analizó la influencia del cambio de hora en el sistema circadiano. Las conclusiones fueron publicadas en el European Journal of Internal Medicine y los investigadores tuvieron la oportunidad de exponer sus ideas en el Parlamento Europeo.
Su conclusión es simple: el cambio debe ser eliminado. Sin embargo, creo que el estudio tiene carencias y que su conclusión es insostenible. De hecho, envié una carta al editor (original en inglés, traducción al español) que fue respondida posteriormente por dos de los autores.

Adaptados al cambio

Fisiólogos y cronobiólogos ven el cambio como una alteración injustificada de la vida cotidiana. Esta tesis sería inobjetable si la Tierra no girara inclinada. Si todos los días amaneciera y anocheciera a la misma hora. Si el Sol alcanzara siempre la misma altura a mediodía. No es así. Olvidan ponderar la utilidad y naturalidad de este cambio: la gestión estacional de una actividad humana que, hoy, se rige por un reloj insensible a las estaciones. Esta adaptación está condicionada por la latitud, también se hacía en épocas anteriores y también se observa en sociedades preindustriales actuales.
Sostienen que los efectos del cambio no son los mismos que experimentamos al volar de la península ibérica a Italia o a las islas Canarias. Estos viajes requieren solo un día de adaptación y no generan preocupación social. Explican que cuando viajamos hacia el este adelantamos los hábitos y, a la vez, se adelanta el amanecer y el anochecer: estos adelantos se compaginan.
Por contra, el cambio de hora de primavera solo adelanta los hábitos. El Sol sigue saliendo y poniéndose a la misma hora (decimos que mantenemos nuestros hábitos y que el sol sale y se pone una hora más tarde). Concluyen que recibimos menos luz matutina y más vespertina, lo que invitaría a retrasar la actividad, justo lo contrario que pretende el cambio.
Si no hubiera estaciones el razonamiento sería correcto. También si el cambio se hiciera en febrero o en marzo. Pero lo hacemos en abril. ¿Por qué? A estas alturas, a 40 grados de latitud amanece 1 hora y 40 minutos antes que en invierno. Como dicen los propios cronobiólogos, la luz matinal invita a adelantar la actividad: es lo que hacemos modernamente con el cambio. ¿Menos luz matinal? Incluso tras el cambio amanecerá cuarenta minutos antes que en invierno (en Madrid lo hará a las 08:00 CEST en vez de a las 08:40 CET). Además, ahora es cuando más rápido se adelanta el amanecer, a razón de doce minutos en una semana.
No es razonable sostener que viajar a Italia requiera solo un día de ajuste en nuestro reloj interno y, en cambio, adelantar la hora en estas concretas condiciones sea poco menos que un riesgo relevante para la salud.

Infartos y accidentes

Cada vez más estudios científicos tratan de discernir qué efectos tiene el cambio estacional en nuestras vidas. Para ello, comparan lo que ocurre el día o la semana anterior y posterior al cambio. La escasez de datos (solo hay un adelanto de hora por año) complica el análisis y amplia los márgenes de interpretación. Además deben ser efectos pequeños: si fueran grandes hace ya cien años que los habríamos percibido.
Las efectos pequeños tienen variaciones porcentuales llamativas, incluso si sus variaciones absolutas no son alarmantes. Valgan dos ejemplos:
  • Un estudio analizó la tasa diaria de siniestralidad en Nueva Zelanda durante 11 años (4000 días pero solo 11 cambios estacionales). Observaron que ni los accidentes laborales ni los domésticos se ven influidos por el cambio. Pero trascendió que sí podían hacerlo los accidentes de tráfico: un 16% el primer día tras el cambio de primavera (un domingo, cuando no hay mucho tráfico) y un 12% el segundo día (el primero laborable); el resto de días, no. Resulta también que el intervalo de confianza del segundo día apenas sobrepasa el nivel crítico de no influencia; y que la tasa diaria de accidentes fluctúa mucho más que ese 12%. Mi conclusión es que el cambio podría influir en un día concreto, pero en menor cantidad que los otros fenómenos que influyen en el problema.
  • Una revisión de las evidencias de la influencia del cambio de hora en la tasa de infarto de miocardio agudo muestra un aumento de entre el 4 % y el 29 %. Pero no está de más añadir que el intervalo de confianza de seis de los nueve datos reportados incluyen la posibilidad de que no haya influencia. Mi impresión, expresada en lenguaje llano, es que aún no vemos humo en esa pistola.
La fisiología muestra que los cambios de turno (de horario de trabajo) tienen una influencia negativa en la salud. Es justo advertir sobre estos cambios y prevenir sobre regulaciones arbitrarias. Tampoco nos es desconocido: preferimos trabajos con horarios estables a trabajos desregulados.

El cambio de hora de primavera es equivalente a un adelanto de los horarios, pero ni es una ocurrencia moderna ni su efecto principal es el ahorro energético: las Cortes de Cádiz ya adelantaban sus sesiones una hora en 1810 y lo hacían no por ahorrar. Tampoco se implementa arbitrariamente: minimizamos su posible influencia en la salud empleando el menor cambio posible, haciendo un único cambio y procurando que tenga lugar en la fecha más conveniente para el sistema circadiano.

¿Por qué la leche ecológica marca la diferencia? elhuffingtonpost

En su aplicación a la leche, el concepto ecológico supone que todo el proceso, desde la selección de las razas de vacas hasta la alimentación o los tratamientos veterinario se rigen por estrictas normas.


os animales que producen leche ecológica pastan en libertad 365 días al año en suelos sin abonos químicos y cuando enferman reciben tratamientos alternativos a los antibióticos. El resultado es la alternativa más completa y sostenible del mercado.
Hay marcas de coches que representan la excelencia y, entre los productos de primera necesidad, también los hay que marcan la diferencia. Es el caso de la leche ecológica. ¿Te suena? ¿Sabrías decir en qué se diferencia de otras denominaciones que han irrumpido en las estanterías de los supermercados? Buena parte de los consumidores están muy preocupados por el bienestar animal y las prácticas sostenibles. Son nociones que han asumido como valores propios, pero con respecto a la leche les ha invadido cierta confusión. Interpretan que conceptos como leche de pastoreo, de bienestar animal y leche ecológica son equivalentes. No es así, la leche ecológica sería el equivalente a un coche de alta gama o al libro de un Nobel de Literatura.  
Sí, a todos nos suena más o menos lo ecológico a lo mismo: respeto por el medio ambiente, cuidado de los animales, calidad del producto superior… Y, en su aplicación a la leche, el concepto ecológico supone que todo el proceso, desde la selección de las razas de vacas hasta la alimentación o los tratamientos veterinarios que reciben, se rige por unas estrictas normas, de carácter superior al resto, que diferencian a la leche ecológica de la de pastoreo y de la de bienestar animal, en las que se aplica las misma normativa que en el ganado común. Hay una diferencia clave: la leche ecológica es la única identificada con el sello de agricultura ecológica de la UE.
STOCK
La leche ecológica es la opción más completa y sostenible del mercado. Para empezar se distingue del resto en que es más natural que la convencional. Cuando la adquirimos en el supermercado tenemos la garantía de que la salud del ganado ha tenido un control exhaustivo y su cuidado se ha guiado por criterios ecológicos. En los tratamientos que se aplican a los animales se da prioridad a las terapias alternativas y no a los antibióticos. Cuando en casos extraordinarios hay que emplearlos, la leche ecológica se desecha durante el doble de tiempo que en la leche convencional; medida adoptada por ambas tipologías para evitar que pasen a la cadena alimentaria trazas de antibióticos que pueden resultar lesivas para la salud humana. Aunque en las industrias se analiza la leche para evitar que no contenga hormonas, sí es cierto que su uso está permitido en la leche de pastoreo y en la de bienestar animal; en cambio, en la leche ecológica está taxativamente prohibido.
Los requisitos que ha de cumplir una leche ecológica persiguen tres objetivos: asegurar el cuidado integral del animal, garantizar las prácticas ganaderas y medioambientales sostenibles, y ofrecer al consumidor un producto de la mayor calidad, 100% natural. Las vacas reciben un cuidado extremo. Salvo que el tiempo lo impida, comen durante todo el año pastos, forrajes y piensos de producción ecológica en libertad (en la leche de pastoreo son 5 horas al día y 150 días al año). Cada animal dispone de dos hectáreas de terreno de media, el equivalente a dos campos de fútbol. La normativa de la UE establece, además, que la alimentación tiene que estar libre de organismos genéticamente modificados (OGM), es decir, ser 100% ecológica. El mismo calificativo puede dedicarse a los pastos ya que en ellos se respeta la vida y la fertilidad natural del suelo, que no se ve acelerada por el uso de abonos de síntesis química ni en ningún caso reciben tratamiento con plaguicidas, herbicidas e insecticidas. 
Los establos de los animales que producen la leche ecológica también marcan la diferencia con respecto al resto. Cada animal dispone de un mínimo de 6 metros cuadrados y una zona adicional de ejercicio de 4,5 metros cuadrados. La idea es trasladar al establo la sensación de libertad y comodidad que el animal ha tenido en el campo. Por eso se asegura el confort térmico y se instruye a los ganaderos para que empleen técnicas de manejo que eviten el estrés de los animales. Esta es una de las medidas que se incorporan al plan de reconversión de dos años por el que pasan las explotaciones antes de recibir la certificación para la producción ecológica. El proyecto supone un revulsivo para el ganadero y una apuesta por el ámbito rural. Hay que tener en cuenta que la leche ecológica mejora sustancialmente la rentabilidad de las explotaciones y, en ese sentido, ofrece oportunidades de desarrollo en estas áreas rurales hasta hace poco impensables. Fija la población, motivada por proyectos sostenibles, y cuida el medio ambiente de la zona. También apuesta por la recuperación de las razas autóctonas de cada región. 
STOC
En las encuestas de consumo cada vez es mayor el número de personas que dice tener en cuenta el cuidado animal y las prácticas sostenibles en sus hábitos de compra. Millones de personas han abrazado estos valores. Con respecto a un producto de primera necesidad como la leche reclaman la calidad más natural, y eso tiene un nombre: leche ecológica. Es un producto que, sin lugar a dudas, hace las delicias de un gourmet pero, afortunadamente, por su precio y accesibilidad, está al alcance de la mano de cualquier persona.

viernes, 29 de marzo de 2019

revuelto de alcachofas con jamón elhuffingtonpost

Combina verduras con las proteínas del jamón y el huevo... y además en 10 minutos.


CARLOS PINA
 Dificultad: muy fácil.
▶️ Precio: $.
▶️ Tiempo de preparación: 10 minutos.
▶️ Temporada óptima: todo el año.
▶️ Ingredientes (para 2 personas)
- Una lata de corazones de alcachofa
- Unas lonchas de jamón
- Media cebolla y un par de dientes de ajo
- Uno o dos huevos
▶️ Elaboración:
- Pica el ajo y la cebolla bien finos y parte por la mitad los corazones de alcachofa
- Sofríe el ajo y la cebolla en una sartén con aceite caliente, incorpora la alcachofa y salpimenta ligeramente (teniendo en cuenta que el jamón aporta sabor)
- Cuando todo esté hecho, añade el jamón troceado y, a continuación, el huevo. Puedes dejar que se haga en el centro (como en la foto) o removerlo para que quede todo revuelto.
Encuentra más recetas fáciles de preparar en nuestra revista de Flipboard

Los 7 mejores trucos para ahorrar una pasta en tu próximo viaje elhuffingtonpost

Una de las mayores empresas de viajes del mundo revela los trucos para ahorrarse un dineral al reservar.


XPEDIA
odos tenemos ese típico amigo, conocido o pariente que siempre encuentra viajes a mitad de precio. El que dice que se fue a Japón diez días por menos de lo que te costó a ti el fin de semana en La Manga. Que cuenta que una vez le apetecía una pizza y le salió más barato el vuelo de ida y vuelta a Italia que llamar al Telepizza. ¿Es probable que exagere, que mienta más que hable? Sí. Pero ¿es verdad que tú podrías gastar menos en tus viajes si te organizaras mejor? También. Desde Expedia.es te traemos algunos de los secretos mejor guardados para ahorrar en tu próximo viaje.
Apunta:
1. No te pases de tarde (ni de temprano). Que los precios de los vuelos van subiendo según se acerca el día lo sabemos todos. Y aunque existen leyendas urbanas de vuelos baratísimos a última hora, son como las meigas, haberlos, haylos, pero nadie los ha visto… La duda, entonces, es ¿exactamente con cuánta antelación conviene reservar? Pues parece ser que el número mágico es ¡tres semanas!. Según un estudio de Expedia Group y la Airlines Reporting Corporation (ARC), que analizaron más de mil millones de datos de viaje, este es el periodo en que los vuelos son más baratos. ¡Habrá que comprobarlo!
2. El mejor día para comprar un vuelo es el domingo. Sí, según la misma investigación, los billetes de avión más baratos se reservan durante el fin de semana. Y puedes ahorrar hasta un 36%. Además, qué mejor plan para evitar el típico bajón del domingo por la tarde que empezar a organizar tu próximo viaje. Olvídate de Netflix, ahora lo que se lleva es sofá, mantita y buscador de vuelos. Ojo, que hay una excepción: parece que, si vas a Nueva Zelanda, es mejor reservar un martes (por lo que sea).
3. ¡Convierte tus fines de semana en puentes! Todos los fines de semana se pueden convertir en puentes… Sal los jueves y vuelve los lunes. Los datos del análisis en cuestión demuestran que puedes ahorrar hasta un 10% en el vuelo si sales un jueves en lugar de otros días de la semana. Lo que sí que sale caro es volver el domingo, así que intenta prolongar tu estancia hasta el lunes. No sabemos si ahorrarás o no, pero tendrás la excusa perfecta para marcarte un puentecito sin tener que esperar a un festivo.
4. Y el mejor día para reservar el alojamiento es el viernes. No nos preguntéis por qué, pero después de examinar el inventario de casi 900 000 alojamientos, Expedia llegó a la conclusión de que, al contrario que con los vuelos, las tarifas más bajas para los alojamientos se encuentran los viernes. Y, no solo eso, ¡el domingo es el día más caro para reservar alojamiento! Parece que se complica la cosa, pero no te líes: viernes, hotel. Domingo, vuelo.
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5. Aléjate de las zonas turísticas. Esto es lógica pura. Piénsalo, hay dos grandes nichos de mercado para los hoteles: los turistas, que quieren estar cerca de todas las atracciones, y los que viajan por trabajo, que se alojan cerca de los distritos financieros y en las zonas de oficinas. Durante el fin de semana, o en pleno agosto, por poner un ejemplo, los viajes de negocios no abundan precisamente, por lo que los alojamientos en ese tipo de barrios suelen tener precios más bajos. Y, como son distritos financieros, es más que probable que estén bien comunicados con el resto de la ciudad, así que merece la pena echarles un vistazo.
6. Apúntate a los programas de fidelidad. ¿Has tenido una mala experiencia? ¿Estuviste acumulando puntos en el supermercado durante un año y luego resulta que tenías que pagar por ese juego de ensaladeras tan bonito? ¿Cuando estabas en el cole mandaste tropecientas tapas de yogures a un apartado de correos y nunca te llegó el regalo? Supera el trauma. Esto es otra cosa. Como su propio nombre indica, lo que quieren es que seas fiel a su marca, ofreciéndote alguna ventaja si reservas muchas veces desde el mismo sitio. Ofertas exclusivas, puntos que se convierten en descuentos, noches gratis… Úsalos bien y no solo podrás ahorrar, sino hasta pegarte algún viajecito extra por la cara. ¡Ahí es nada!
7. El truco del almendruco con la política de cancelación. Si eres de esas personas que necesitan comparar precios hasta el final para no tener ninguna duda de que han conseguido la mejor oferta posible en el hotel, vuelo, o vacaciones, la cancelación gratuita es tu amiga. Intenta reservar con tiempo, elige un hotel con cancelación gratuita y ve comprobando el precio del hotel periódicamente. Así, si cuando se acerque la fecha del viaje ves que ha bajado, puedes hacer una reserva nueva al precio más bajo y cancelar la original.
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Y para rematar… Una de datos. Te dejamos los destinos internacionales donde más bajó el precio de la tarifa de hotel media en Expedia.es entre el verano de 2017 y el de 2018. ¿No era lo que estabas buscando? ¿Más bien dudabas entre Croacia y Portugal? Bueno, tú échales un ojo, que igual te llevas una sorpresa:
  • Newton Stewart, Reino Unido: un 89%
  • Mar del Plata, Argentina: un 78%
  • Porto Alegre, Brasil: un 78%
  • Cos, Grecia: un 76%
  • Foz de Iguazú, Brasil: un 75%
¿Qué? Nada complicado, ¿no? Pues ya sabes, prueba estos trucos cuando reserves un viaje, e igual para la próxima eres tú quien presume de vacaciones a precio de saldo. Todo es ponerse.