Más de dos millones de euros en inversiones de carácter urgente en los acuíferos granadinos están, en su mayoría, sin ejecutar
JUAN ENRIQUE GÓMEZ | GRANADA
El pasado 30 de septiembre terminaba el año hidrológico más lluvioso de las últimas décadas. Al día siguiente, el uno de octubre, se iniciaba un nuevo periodo en el que pueden producirse lluvias torrenciales, y con ellas, inundaciones como las que ya sufrió la provincia de Granada y gran parte de Andalucía en el pasado otoño y a mediados de la primavera. Pero las previsiones de pluviosidad y sus consecuencias no parecen haber alarmado lo suficiente a las autoridades responsables del estado de las infraestructuras hidráulicas. Ríos, arroyos y barrancos presentan en la actualidad graves deficiencias en su limpieza y mantenimiento.
Tanto la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, como la Agencia Andaluza del Agua, no han hecho sus deberes a tiempo y aún tienen a medias la tarea que tenían encomendada para el inicio de la temporada de lluvias que ya ha llegado. La CGH, que depende del Ministerio de Medio Ambiente, es la que tiene más avanzados sus trabajos aunque le queda mucho por hacer, y la Junta de Andalucía ni siquiera ha delimitado qué obras, de las que le han pedido los ayuntamientos como urgentes, va a acometer de forma inmediata. Sí se han puesto en marcha programas de mantenimiento y limpieza en los cauces más evidentes, especialmente en las ramblas de la costa. La Junta de Andalucía, tras la separación de competencias en materia de agua, tiene la responsabilidad de gestión de la cuenca de la que era responsable la Confederación Hidrográfica del Sur, es decir, la zona sureste y suroeste de la provincia, las laderas sur de Sierra Nevada, Valle de Lecrín, Alhama y Costa, mientras que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir se encarga del resto, de la cuenca del Genil y toda la zona norte de Granada, incluida la ciudad y la vega.
Inversión
Según los datos aportados por el subdelegado del Gobierno, Santiago Pérez, la CHG tiene prevista una inversión de casi 39 millones de euros en materia de aguas en la provincia de Granada, de los que 1,5 corresponderán a trabajos directamente relacionados con el mantenimiento y mejora de cauces. En este momento, la mayor inversión (alrededor de medio millón de euros) se acomete en el municipio de Cúllar Baza, para mejorar la capacidad y posibilidades de desagüe del río Castril y retirar sedimentos depositados desde la pasada primavera.
La Confederación tiene en marcha otros trabajos menores en limpieza y mantenimiento de la cuenca, y obras de mayor calado, como la reparación del camino de servicio de la presa del Portillo (0,24 millones de euros), el acondicionamiento de las compuertas hidráulicas del río Genil a su paso por la ciudad (0,9 millones) y los trabajos para la estabilización de los taludes en el Canal de los Franceses y en el río Darro (0,4 millones). Además, invertirá más de 9 millones de euros para la adecuación y el mantenimiento de embalses.
La Agencia del Agua de la Junta de Andalucía, por su parte, actúa sobre siete municipios, en los que se acometerán un total de once actuaciones que se pueden considerar de emergencia. Albuñol, Ízbor, Jete, Motril, Salobreña, Ugíjar y Villamena. Once obras que tienen una inversión global de algo más de 335.000 euros y se refieren, en su mayoría, a arreglos de desperfectos en ramblas, como la de Albuñol, desbroce de cauces, eliminación de cañaverales, e incluso extracción de áridos.
La Junta ya había actuado en esta misma materia tras las lluvias torrenciales de la pasada primavera en algunos puntos del territorio que gestiona. La delegada de Medio Ambiente, María Inmaculada Oria, afirma que actúan en los puntos más sensibles y en los que se les ha solicitado por parte de los municipios, además de mantener una labor continuada de vigilancia y seguimiento del estado de los cauces.
Grandes núcleos
A pesar de las obras previstas, la realidad palpable para cualquier persona que visite los cauces es que casi ninguno de los ríos y ramblas de zonas tan clave como la ciudad y los alrededores de poblaciones importantes, como Motril o Guadix, aguantarían lluvias torrenciales sin que se produjesen desbordamientos. Los problemas generalizados son la falta de limpieza y defectos en las canalizaciones. En la capital y la Vega, sus cinco cauces principales, correspondientes a los ríos, Beiro, Darro, Genil, Monachil y Dílar, se encuentran con problemas. Ante grandes avenidas, el Genil es el más seguro porque también es el más cuidado, pero a su paso por las poblaciones de Pinos Genil y Cenes de la Vega, y aguas abajo, en Santa Fe, Láchar y Loja, presenta puntos en los que aún se mantienen árboles caídos, acumulación de residuos en los cauces y derivación de aguas para balsas y riegos ilegales, además de pasos para vehículos que, como el de San José, que conecta la ciudad con la zona de Purchil y Cúllar Vega, cruzan sobre el cauce sin la más mínima seguridad. En Cenes, restos de sauces y grandes álamos taponarán el río con las primeras lluvias torrenciales que puedan caer entre Güéjar Sierra y la capital.
El Beiro, antes de su zona entubada, en la zona norte de la ciudad, presenta una situación peligrosa, ya que el cauce está invadido por cultivos y presenta espacios convertidos en vertederos de cascotes y residuos. A su salida del embovedado, ya en la Vega, está plagado de cañaverales y otras plantas invasoras que llegan a cubrirlo por completo, lo que facilitaría su desbordamiento. Algo similar ocurre con el río Darro antes de llegar a la ciudad, e incluso a su paso junto al paseo de los Tristes y los tajos de la Alhambra. En el puente que conecta con el Rey Chico, está tan cubierto de vegetación que no soportaría una gran avenida de agua. También adolece de falta de medidas de seguridad que impidan el acceso hasta las riberas, por donde cada día se ven personas andando desde los Tristes hasta el inicio del embovedado.
Secos
Los ríos Monachil y Dílar a su paso por la ciudad y la Vega, están secos, pero esa falta de agua no significa que no puedan desbordarse casi de la noche a la mañana. En el caso del Monachil, su encauzamiento en el Zaidín y parte del municipio de Armilla, facilitaría el paso de una gran avenida de aguas, pero más adelante, la profusión de basuras, vegetación y la falta de tratamiento de los taludes, no aguantaría la fuerza de las aguas.
En zonas cercanas a la ciudad, los ríos que llenan pantanos como el de Cubillas, o el de Quéntar, con el Aguas Blancas, adolecen del mismo problema: acumulación de residuos de carácter agrícola, ramas y árboles caídos desde el otoño de 2012 y la primavera de este mismo año.
Otros espacios clave para el equilibrio ecológico y natural de la provincia también adolecen de abandono y falta de limpieza, como la 'madre maestra' del humedal de Padul, la acequia que recoge las aguas del pueblo y camina hacia las lagunas, está cargada de residuos arrastrados por las escasas lluvias de las últimas semanas. El puente que salva la acequia en su entrada al sendero del Mamut, está casi taponado por residuos domésticos, agrícolas, ramas y cañas.
A final de octubre, la Junta de Andalucía no había puesto en marcha aún los trabajos solicitados por los ayuntamientos para mantenimiento de cauces y ramblas, un retraso debido a los cambios de dirección política que se han producido en el gobierno autonómico, y también por la falta de dinero del que adolecen las administraciones.
La imagen de las ramblas de la Costa habla por sí misma, los cañaverales se han adueñado de la mayor parte de los cauces que caen sobre las playas y atraviesan las zonas de invernaderos. Las obras principales que se han realizado en las ramblas han sido las de arreglo de desperfectos producidos por los trabajos de construcción de puentes de la A-7.
Gran parte del problema se produce por la dejadez de los agricultores y usuarios de las ramblas y barranqueras, que no dudan en arrojar todo tipo de residuos. En la Costa, los vertidos de materiales de todo tipo en las ramblas es habitual, a pesar de que con ellos se pone en peligro la vida y las propiedades de muchas personas.
Los trabajos que se realizaron para la campaña de 2012 han favorecido que la situación, en la actualidad, no sea tan mala como se podría esperar tras un año de lluvias.
Fuentes de la Junta de Andalucía y de la Confederación Hidrográfica, señalan que las inversiones realizadas para esa campaña evitaron que las lluvias de la pasada primavera causaran aún más daños.
Esas inversiones anteriores servirán también para el nuevo periodo hidrológico que se inició el pasado uno de octubre, pero si las lluvias se presentan torrenciales, el peligro es inminente.
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