lunes, 31 de mayo de 2021

Granada, vinos de altura granadahoy.com

 

  • Un estudio de la Universidad de Granada sitúa la mitad de las vides de la provincia por encima de los 1.000 metros de altitud

nterior de las Bodegas Calvente, de Jete
 
BODEGAS CALVENTE

J. PASCUAL

       Granada tiene vinos de altura. Por calidad pero también su situación orográfica. Un estudio de la Universidad de Granada ha situado al 50% de las vides dedicadas a la elaboración del elixir de Baco por encima de los 1.000 metros de altura sobre el nivel del mar, lo que les confiere un carácter especial por sus contrastes de temperatura y la diferenciada precipitación que reciben. Esto hace que la provincia cuente con una denominación de origen protegida (DOP) y tres indicaciones geográficas protegidas (IGP).

Los 168 municipios de la provincia de Granada, que hunde sus raíces de cultura vitivinícola desde la época romana, cuenta con la denominación de origen protegida Vino de Calidad de Granada, la cual distingue de manera especial los que se encuentran en la subzona de la Contraviesa y la Alpujarra como Albondón, Albuñol, Almegíjar, Cádiar, Cástaras, Lobras, Murtas, Polopos, Rubite, Sorvilán, Torvizcón, Turón y Ugíjar.

El cultivo de la vid está ligado al pasado granadino como demuestra los restos arqueológicos de un lagar en la villa romana de Molvízar, en la Costa, o las referencias históricas a la tradición vinícola que datan de finales del siglo XIX.

Los investigadores de la Universidad de Granada Francisco Martín Lagos, José Javier Quesada, Manuel Olalla, Herminia López García de la Serrana y María del Carmen López Martínez, autores del libro “Tradición y cultura del vino en la Alpujarra, entre los siglos XVIII y XIX”, destacaron que el vino se convirtió en el principal cultivo de la zona con la expansión de la población de la Alpujarra.

El 50% de la superficie de viñedo se encuentra por encima de los 1.000 metros de altitud, con amplios saltos térmicos entre máximas diurnas que llegan a 39 grados y mínimas nocturnas de hasta 4 grados bajo cero, con precipitaciones medias anuales de 450 milímetros y un promedio de 70 días lluviosos, según un comunicado de la Junta.

La zona produce vinos blancos, rosados, tintos y espumosos y la altitud media de 1.200 metros, unida a la influencia de los climas mediterráneo y continental y las temperaturas y corrientes frescas del aire de Sierra Nevada, supone una importante oscilación térmica que hace que la maduración de la uva sea más larga.

Esto afecta especialmente al color, la suavidad y la estructura tánica de los vinos, con blancos que son de amarillo verdoso a pajizo, limpios y brillantes, con aromas frutales propios de la variedad, agradables e intensos. Los tintos, de color rojo cereza brillante a rojo intenso, son aromáticos, agradables e intensos, con recuerdos a bayas rojas.

Al menos el 85% de las uvas utilizadas en la elaboración del Vino de la Tierra del Altiplano de Sierra Nevada debe proceder de alguno de la treintena de municipios de la zona y las variedades de uva autorizadas en esta IGP son las blancas y las tintas.

Por otra parte, la IGP Cumbres del Guadalfeo utiliza una uva que procede exclusivamente de la zona de producción delimitada, y el vino se elabora igualmente en bodegas ubicadas en la misma, para poder contar con el sello de calidad que otorga la IGP.

Las características de la zona la hacen idónea para la producción de vinos de calidad, tintos y blancos afrutados y elegantes, especialmente la altitud, con la mayor parte de la superficie vitícola por encima de los 1.000 metros, lo que da lugar a bajas temperaturas medias que originan una maduración más lenta y uniforme, tanto de los azúcares como de los polifenoles.

El Vino de la Tierra de la IGP Laderas del Genil se produce en cerca de medio centenar de municipios de la provincia y son blancos jóvenes, que pueden oscilar en la gama de secos a semidulces, en función de la concentración en azucares residuales, rosados y tintos jóvenes o envejecidos en barrica de roble.

Los blancos presentan aromas frutales típicos de la uva y específicos de cada variedad y en boca son ligeros, con acidez media y baja astringencia. Los rosados, por su parte, son intensos, de ligero dulzor y acidez media.

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