viernes, 24 de septiembre de 2021

La cultura del 'no' a todo ElHuffPost

 Arnau Ramírez

Diputado del PSC y secretario de políticas LGTBI del PSC

Parece que Pablo Casado no ha dado una.



EUROPA PRESS NEWS VIA EUROPA PRESS VIA GETTY IMAGES

El presidente del PP, Pablo Casado

Desde que Pablo Casado asumiera la presidencia del PP, tras quedar segundo en las primarias contra Soraya Sáez de Santamaría pero ganándolas gracias a la suma de los apoyos de la cuestionada María Dolores de Cospedal, parece que el líder popular no ha dado ni una.

Da la sensación de que Casado y su equipo han confundido la obligada misión que toda oposición tiene de fiscalizar al Gobierno de turno y proponer una alternativa con el hecho de sumergirse en una cultura del “no a todo” y del “todo mal”. La estrategia del “que caiga España, que nosotros ya la levantaremos” puede en algunas ocasiones ser útil para quien quiere derribar un gobierno y relevarlo, pero resulta evidentemente anti patriota y perjudicial para el país y su gente.


Desde la etapa pre pandemia, Casado ya decidió competir con VOX por el espacio menos moderado del espectro de la derecha y aunque parece que haya pasado mucho tiempo, no quedan tan lejanas aquellas ruedas de prensa del líder popular soltando más insultos que propuestas. Así es como aprendí la palabra felón. 

Durante la pandemia, el PP ha centrado todas sus energías en erosionar al presidente Pedro Sánchez en lugar de arrimar el hombro en unos momentos muy complicados para muchísimas españolas y españoles. “El Gobierno que peor ha gestionado la COVID”, decían. Anunciaron cual agoreros que España no tendría al 70% de la población vacunada hasta dentro de 4 años, cuando lo cierto es que, tal y como decía el entonces ministro de Sanidad Salvador Illa, esa cifra ha sido ya alcanzada a finales de verano. También pronosticaron grandes y largos males para la economía española, aunque lo cierto es que somos de los países que más creceremos y el paro sigue disminuyendo progresivamente. 

Incluso hemos visto en más de una ocasión a Pablo Casado intentando desprestigiar, no al Gobierno, sino a España y sus capacidades ante las instituciones comunitarias de la UE y embajadores de los estados miembro. Tampoco esa intentona para que no llegaran esos recursos europeos, imprescindibles para nuestra gente, ha alcanzado el éxito.

De hecho, ninguna de las ofensivas del PP para hacer caer a Pedro Sánchez parece que esté dando buenos resultados. ¿Alguien puede recordar qué fue de la recogida de firmas contra los indultos? Ni idea.

La cultura del no a todo es perjudicial para el país y para el propio PP de Casado, cuyo equipo de comunicación y estrategia debería reflexionar sobre si no sería más útil seleccionar en qué cuestiones concretas hace oposición y en qué otras arrima el hombro. 

A la estrategia de acoso y derribo contra el Gobierno y de competición con VOX por los sectores de la derecha más dura - hace pocos días el PP no apoyaba en el Parlamento Europeo el reconocimiento a los matrimonios igualitarios en toda la UE ni que el terrorismo machista sea considerado eurodelito- hay que sumar los crecientes líos internos que un liderazgo evidentemente débil están provocando. Y es que mientras Casado no hace otra cosa que perder elecciones, quienes sí las ganan en su partido ya ni disimulan los constantes cuestionamientos a su autoridad. 

Puede que todo ello lleve a que expresidentes como Rajoy o Aznar ni tan siquiera hayan confirmado asistencia a la que debía ser una gran convención del PP para relanzar al por ahora fracasado Casado


    

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