Pórtugos aumenta su población estos días gracias a actividades como la recreación de la parva
![]() |
Recreación de la trilla en Pórtugos / Alba Feixas |
Desde bien temprano, las mujeres de la asociación de Pórtugos cocinan a fuego lento en unas grandes cacerolas un puchero de los de antes, de los que se cocinaban con tiempo y cariño. La ocasión lo merece. Este pueblo de la Alpujarra, de unos 400 habitantes, al que se accede tras una serpenteante carretera, celebra cada año la tradicional fiesta de la Parva, un evento que se ha convertido en una cita indispensable para multitud de personas, y en uno de los símbolos locales más identificables con el que pretenden mantener viva una tradición que ya no se realiza en toda la provincia.
El alcalde de Pórtugos, José Javier Vázquez, explica a Granada Hoy que llevan 35 años realizando la fiesta de la Parva a modo de homenaje a una labor que ya no se realiza y que "no queremos que se quede en el olvido por lo importante que era para la gente de entonces, y es parte de nuestra identidad". En este sentido, señala que en esta zona de la Alpujarra antiguamente se trillaba en la Era de Arriba y Abajo, así como en la de la Cruz. "Cuando llegaba el día de Santiago, en el Ayuntamiento se echaban los números para sortear los turnos en los que las familias podían utilizar estos espacios para trillar su trigo. Había quien recogía 100 fanegas, que son unos 4.200 kilos de grano". Una vez que los agricultores terminaban la faena, recogían el fruto y lo llevaban a los atrojes de las casas en sacos y la paja en herpiles.
Los días que se realizaba la parva, lo normal era tomar un poco de aguardiente por la mañana, un trozo de tocino y bacalao con tomate; a mediodía llegaba el turno del puchero de garbanzos con tocino, carne de jamón, habichuelas y patatas; y para refrescarse, un poco de gazpacho o pipirrana. Y precisamente es lo que llevan más de tres décadas recreando. Desde el tradicional puchero de garbanzos cocinado desde primera hora, mientras los jornaleros faenaban en la era con los caballos y los mulos para trillar el trigo, y un refrescante gazpacho. Los tiempos han cambiado, pero la esencia continúa intacta.
![]() |
Desde bien temprano preparan unos pucheros para todos los asistentes / Alba Feixas |
"En esta recreación lo que se hace es separar la trilla de la parva. Ayer se realizó la bacina, que es el proceso de transportar el trigo, la cebada o el cereal que sea, del campo a la Era. Se reúne todo en el centro de la Era en círculo, para que los caballos o los mulos den vueltas y lo vayan separando. Después se junta y se ventea, que no es más que tirarlo todo al aire y con las corrientes que hay se acaba separando. Al final lo que estamos es mostrarle a las nuevas generaciones un trabajo que se realizaba hace algunos años ya y que no es posible ver si no es a través de estas fiestas", apunta Vázquez.
Y lo cierto es que este espectáculo crea una gran expectación y atrae a gente de toda la geografía y algún que otro extranjero. María Victoria es una vecina de Cijuela que está de veraneo en Almuñécar. "Me acabo de jubilar hace poco y nos hemos ido a Almuñécar para pasar parte del verano. Vimos que se realizaba esto de la parva en Pórtugos y hasta aquí que nos hemos venido".
Antonio es de Cataluña y lleva ya cinco días descansando en La Alpujarra. "Hace varios años que intentamos venir para estas fechas unos días, y luego unos amigos vienen a nuestra casa unos días también. Es muy bonito ver como se vivía antes, lo mismo hasta me animo y me subo en el trillo, es como surfear sobre la paja, pero hay que tener cuidado, no es tan fácil como parece y más de uno se pega un buen cebollazo cada año", cuenta este vecino entre risas mientras levanta una cerveza con la mano y apunta que prefiere verlo a la sombra y refrescarse la garganta, que "hace mucha calor".
![]() |
La recreación crea gran expectación entre vecinos y visitantes / Alba Feixas |
Cerca de donde se está trillando, varios niños sentados en el suelo observan atentos como los caballos dan vueltas y vueltas. Uno de los caballos se sale momentáneamente un poco del circuito, y uno de estos apunta que es normal, que seguro que se ha mareado. Rápidamente, el personal que está pendiente de que los animales no sufran y de que todo vaya correctamente, se acerca a ellos y los recoloca para seguir recreando este antigua labor.
Una vez terminada la parva, los más jóvenes iban a "quitarse el tamo", que no es más que meterse en una fuente o echarse agua por encima para refrescarse y quitarse el molesto polvo, algo que también han hecho en Pórtugos para alegría de muchos de los presentes, ya que sirve para refrescarse un poco y aplacar el calor.
"Nuestra intención es que no se olviden nuestros orígenes, pero al final somos conscientes de que es un atractivo turístico que todos los meses de agosto realizamos. Tenemos unos 400 habitantes y en estos días aumentamos unos 1.500 perfectamente. Estamos orgullosos de mostrar los encantos de nuestra tierra, porque Pórtugos es un lugar muy tranquilo y bueno para vivir, al que además estamos sumando poco a poco nuevos servicios para mejorar la calidad de vida de nuestros vecinos", indica el alcalde del municipio.